Irán denunció este martes «el enfoque sesgado» del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), que criticó la falta de cooperación de Teherán para esclarecer el origen de huellas fisibles en cuatro lugares no declarados.
El representante iraní ante el OIEA, Kazem Gharibabadi, aseguró que este enfoque «ignora el nivel de cooperación y compromiso» de su país y podría convertirse en «un obstáculo para futuras interacciones de buena voluntad entre las dos partes».
«El informe carece de una triple C: no es ‘coherente’ en relación con el trasfondo de cooperación entre las dos partes; no es ‘creíble’, ya que no se basa en fuentes confiables; no es ‘convincente’ porque no contiene todos los aspectos de la cooperación y los avances realizados», escribió en su cuenta de Twitter.
Según Gharibabadi, «el compromiso constructivo requiere un entorno positivo, evitando expresar cualquier prejuicio y preocupaciones artificiales, así como la exageración innecesaria de algunas cuestiones triviales».
«La agencia (nuclear de la ONU) no debería actuar como si estuviera apoyando la agenda política de unos contra otros», advirtió el embajador iraní.
En este sentido, urgió al OIEA a «distanciarse de cualquier programa político» y adoptar «una posición clara sobre la amenaza nuclear del régimen israelí» que permanece al margen del Tratado de No Proliferación (TNP).
Las declaraciones de Gharibabadi se producen un día después de que el director general del OIEA, Rafael Grossi, afirmara que Irán ha respondido hasta ahora solo parcialmente y sin presentar documentación alguna a las preguntas hechas por los inspectores respecto a los citados cuatro lugares.
«La presencia de numerosas partículas de origen antropogénico (artificial) en tres de esos sitios en Irán no declarados a la agencia, y la presencia de partículas alteradas isotópicamente en al menos uno de esos lugares, es un claro indicio de que material y/o equipos contaminados han estado en esos lugares», insistió.
Grossi dijo ante la Junta de Gobernadores del OIEA estar «profundamente preocupado» por la falta de explicaciones de Irán y el hecho de que la agencia «no sepa dónde se encuentra ahora ese material».
El OIEA recibió en los últimos años informaciones de servicios de inteligencia occidentales sobre actividades no declaradas en esos cuatro lugares, pero Irán criticó durante meses que la agencia se fiara de esos datos, que vinculó con Israel.
Tras largas negociaciones, los inspectores internacionales pudieron tomar muestras medioambientales que confirmaron la presencia de materiales fisibles o equipos contaminados.
Esta disputa entre Irán y la agencia nuclear de la ONU se produce al margen de las negociaciones sobre restablecer el acuerdo nuclear JCPOA (por sus siglas en inglés) que mantienen Irán y seis grandes potencias desde hace dos meses en Viena.
Ese acuerdo, firmado en 2015, limitaba el programa nuclear iraní de forma sustancial, a cambio de levantar todas las sanciones contra la República Islámica, con el objetivo de evitar que Teherán se haga con bombas atómicas.
Estados Unidos salió del acuerdo hace tres años e Irán lo empezó a incumplir hace dos, por lo que las partes buscan ahora un pacto para que ambos países regresen al JCPOA.
Sobre estas negociaciones, el ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, aseguró que «Irán cumple el JCPOA» y que si ha dejado de implementar sus obligaciones ha sido en base al artículo 36 y en represalia a las sanciones de EE.UU.
También puso en duda que la actual Administración estadounidense del demócrata Joe Biden esté dispuesta a «enterrar la fallida política de ‘máxima presión’ de (Donald) Trump y a dejar de utilizar el terrorismo económico como ‘palanca’ de negociación».