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La cumbre de los BRICS cierra con críticas de Lula al aumento del gasto militar de la OTAN y la defensa de un Estado palestino

Fuentes: El diario

La Declaración de Río de Janeiro pide “un papel más relevante” de Brasil e India en el Consejo de Seguridad de la ONU y mayor peso del Sur Global en la gobernanza internacional

Antes del comienzo de la 17ª cumbre de los BRICS en Río de Janeiro, el domingo por la mañana, banderas del orgullo LGTBI, horcas y un cártel con la frase “Irán mata gays en la plaza pública” aparecieron en la icónica playa de Ipanema. La acción fue realizada por StandWithUs, una ONG israelí acusada de pinkwashing y de manipular los datos de Palestina para favorecer intereses sionistas. Unas horas después de la acción, Lula da Silva, presidente de Brasil, volvió a acusar de genocidio a Israel en su discurso de apertura de la cumbre. “No podemos permanecer indiferentes al genocidio practicado por Israel en Gaza”, afirmó.

El pinkwashing de StandWithUs sirve de metáfora para la tensa interferencia del conflicto en Oriente Medio en la Cúpula de los BRICS de Río de Janeiro que concluye este lunes. La sombra de Vladímir Putin, presidente de Rusia, que participó por videoconferencia por miedo a que la policía brasileña ejecutara la orden de detención del Tribunal Penal Internacional (TPI), también se dejó sentir en una cumbre con una fuerte presencia de diplomáticos y periodistas rusos. A pesar del eco de las guerras que asolan el mundo, Brasil, presidente de los BRICS en 2025, desplegó una afinada coreografía para relanzar geopolíticamente el Sur Global sin ataques frontales a las potencias del norte. Y sacó adelante un consenso en la Declaración de Río de Janeiro difícil de prever: “(Los BRICS) reiteran su apoyo a las aspiraciones de Brasil y de India a desempeñar un papel más relevante en las Naciones Unidas, incluyendo en su Consejo de Seguridad”.

Las dos caras de Brasil

La cara dura de la coreografía de Brasil la presentó el mismísimo Lula en todos sus discursos. La cara conciliadora impregnó una declaración de líderes de lenguaje comedido y sin alusiones directas a Estados Unidos e Israel por sus ataques a Irán. Lula subió su tono en su discurso de apertura para criticar el rearme de la OTAN. “Es más fácil destinar el 5% del PIB para gastos militares que destinar el 0,7% prometido para ayuda al desarrollo”, afirmó Lula en un trecho de su discurso que no estaba previsto, tal y como confirma en off a este medio un miembro del equipo de comunicación de la presidencia brasileña.

La Declaración de Río de Janeiro incide con fuerza en el derecho internacional y en la diplomacia. Aunque no cita a Israel ni a Estados Unidos expresamente, condena los ataques militares contra Irán, “que constituyen una violación del derecho internacional”. Por otro lado, aunque la declaración no usa la palabra “genocidio”, critica con contundencia la violación de los derechos humanos de Israel y “el uso del hambre como arma de guerra”. Los BRICS solicitan la retirada completa de las fuerzas israelíes de la Franja de Gaza y de todas las “otras partes del Territorio Palestino Ocupado”, así como la creación de un Estado Palestino con las fronteras delimitadas en 1967. Al mismo tiempo, los BRICS reafirman su “firme apoyo a la UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo)”.

Por una nueva gobernanza

El pasado mes de noviembre, durante la cúpula del G20 celebrada en Río de Janeiro, Lula afirmó que “no es preciso esperar una nueva guerra mundial para promover las transformaciones que el orden internacional necesita”. Tras el regreso al poder de Donald Trump en Estados Unidos y el deterioro de la situación geopolítica global, Lula se permitió el domingo subir el tono en sus intervenciones. “Las reuniones del Consejo de Seguridad de la ONU producen pérdida de credibilidad y parálisis. Últimamente, ni siquiera es consultado antes del inicio de acciones bélicas”, argumentó Lula en la sesión de gobernanza global.

La Declaración de Río de Janeiro reitera la “urgente necesidad reformar los Acuerdos de Bretton Woods de 1944 (que crearon las instituciones monetarias internacionales) y del Consejo de Seguridad de la ONU. A diferencia del documento final de la última reunión del G20 en Brasil, que recogió una vaga necesidad de reformar la gobernanza global, la declaración de líderes de los BRICS describe mecanismos concretos. Los BRICS reclaman revisión de la participación accionaria del Banco Mundial, la reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y el aumento de las cuotas del Fondo Monetario Internacional (FMI) para que los votos de los países de los BRICS represente un 25% en lugar de un 18%.

El grupo también solicita una tributación más justa con aumento de la progresividad. “Las estructuras del Banco Mundial y el FMI sustentan un Plan Marshall inverso, en el que las economías emergentes financian al mundo más desarrollado”, afirmó Lula. Otra de las sorpresas de la cumbre de líderes de los BRICS tiene que ver con la construcción de “una red de comunicación de alta velocidad por medio de cables submarinos entre los países de lo BRICS” para reducir la dependencia del norte global, todo un desafío geopolítico a las infraestructuras de telecomunicación del norte.

Sin embargo, la Declaración de Río de Janeiro no recoge la declaración de Vladímir Putin, presidente de Rusia, de desdolarizar el comercio mundial y de implementar un sistema alternativo al sistema bancario swift (que penaliza a Rusia). Putin criticó en su intervención vía streaming “el orden mundial unipolar”. La declaración se limita a incentivar el debate sobre pagos transfronterizos de los BRICS, además de empoderar al Nuevo Banco de Desarrollo del grupo, que ya es una alternativa de financiación para muchos países en desarrollo. “Somos un banco hecho por el Sur Global para el Sur Global”, aseguró Dilma Rousseff, expresidenta de Brasil y presidenta de un banco al que se acaban de sumar Colombia, Uzbekistán y Argelia.

Tecnológicas y medioambiente

Brasil ha dejado también una huella en la Declaración de Río de Janeiro contra las grandes tecnológicas. Colocando la Inteligencia Artificial (IA) en el epicentro del debate, la declaración defiende el derecho de los países ha establecer sus propios marcos reguladores sobre tecnología para defender derechos fundamentales. Además, demanda una nueva gobernanza de la IA más inclusiva y representativa basada en la declaración de la ONU, la remuneración por el uso de derechos de autor al Sur Global y el desarrollo de modelos abiertos (guiño velado a tecnologías de código abierto frente a las patentes protegidas por copyright). Lula fue especialmente contundente contra las grandes tecnológicas: “El desarrollo de la inteligencia artificial no puede ser privilegio de unos pocos países o instrumento de manipulación en la mano de millonarios”.

El medioambiente cerró estratégicamente la cúpula de los BRICS. Marina Silva, ministra de Medioambiente de Brasil, empoderada simbólicamente en múltiples espacios de la cumbre, insistió en que la propuesta brasileña del Fondo de Florestas Tropicales para Siempre (TFFF, sigla en inglés) se convertirá en el principal instrumento global de justicia climática.

Los BRICS ya se han comprometido a apoyar su lanzamiento durante la COP30 de la ONU de noviembre para garantizar “contribuciones ambiciosas” de largo plazo de los países donantes del norte global. Sin embargo, no existe consenso en materia de medioambiente dentro de los BRICS. Rusia, Arabia Saudí y Emiratos Árabes hicieron lobby para que la declaración recogiera que “los combustibles fósiles todavía tienen un papel importante en la matriz energética mundial, particularmente para mercados emergentes”. Por su parte, el primer ministro indio, Narendra Modi, aprovechó su visita a América Latina para negociar con Argentina (fue recibido en la Casa Rosada por el presidente Javier Milei) y Brasil la explotación mineral en “tierras raras”.

Las contradicciones ambientales están también tensando el propio gobierno de Lula. El viaje del ministro Fernando Haddad a Silicon Valley para negociar la instalación de centros de datos de las grandes tecnológicas en Brasil fue duramente criticado, por no haber consultar al Ministerio de Medioambiente y por su grave impacto ambiental (principalmente, consumo excesivo de agua).

Por otro lado, la intención de Lula de extraer petróleo en la desembocadura del Amazonas ha generado un profundo malestar en la base aliada del gobierno, sociedad civil organizada y pueblos originarios. El riesgo de que Lula pase de héroe ambiental global a villano durante la COP30, debido a su ambición petrolera, empieza a ser real.

Para apaciguar críticas internas, en su discurso final, Lula arremetió contra el negacionismo climático que está “corroyendo los avances del pasado y saboteando” el futuro: “No podemos atrasar más la transición justa para el fin del uso de combustibles fósiles y para acabar con la deforestación. El Sur Global tiene condiciones de liderar un nuevo paradigma de desarrollo sin repetir los errores del pasado”.

Fuente: https://www.eldiario.es/internacional/cumbre-brics-cierra-criticas-lula-aumento-gasto-militar-otan-defensa-palestino_1_12445664.html