El actual conflicto en la península de Corea tiende a incrementarse en razón de las continuas provocaciones militaristas que Corea del Sur, con el apoyo de los Estados Unidos, lleva a efectos contra la República Popular Democrática de Corea (RPDC). En estas ultimas maniobras militares de Corea del Sur en aguas del Mar Amarillo, muy […]
El actual conflicto en la península de Corea tiende a incrementarse en razón de las continuas provocaciones militaristas que Corea del Sur, con el apoyo de los Estados Unidos, lleva a efectos contra la República Popular Democrática de Corea (RPDC).
En estas ultimas maniobras militares de Corea del Sur en aguas del Mar Amarillo, muy próximas al territorio marítimo de la RPDC, participan unos 70 mil efectivos abastecidos con los más modernos y sofisticados equipos de alta tecnología de guerra, en buques y navíos armados con los últimos sistemas de radares y misiles altamente destructivos, que constituyen un peligro y amenazan la soberanía norcoreana.
En contraste con la ausencia de este tipo de maniobras militares de parte de Corea del Norte y de sus propuestas de conversaciones bilaterales, Surcorea ha insistido en la vía de las provocaciones militares, alentadas desde Washington, cuando el propio gobierno de Seúl y su partido de gobierno se encuentran en una situación de descrédito político reflejada en las últimas elecciones.
A diferencia de anteriores maniobras surcoreanas, en estas sus efectivos realizaron disparos de obuses contra el territorio marítimo de la RPDC, lo que fue respondido de manera fulminante con disparos de obuses contra la isla Yeonpyeong, militarizada por Surcorea, y geográficamente cerca de la RPDC.
Según diversos analistas citados por el líder cubano Fidel Castro en pasadas reflexiones, Estados Unidos estaría decidido a iniciar una guerra de agresión ya sea contra Irán o contra Corea del Norte.
Los fines podrían quedar claros si se tienen en cuenta las directrices del Club Bilderberg, cúpula del poder global imperial, y las proyecciones manifestadas por los halcones de Washington y sus tanques pensantes ultraconservadores.
Alentar la carrera armamentista en esas regiones y tratar de detener el avance nuclear norcoreano así como el pujante desarrollo económico de China, que estaría obligada a involucrarse en el apoyo a la RPDC como lo hizo en 1953 cuando EEUU agredió a Pyongyang, podrían ser objetivos estratégicos del imperialismo yanqui, pues ambos conflictos armados se desarrollarían en zonas fronterizas o muy cercanas al gigante asiático y también podrían ocasionar erosiones en la alianza chino-rusa, en la fortaleza de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCSh) y en la estabilidad económica y política que viene logrando la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN), sus integrantes y aliados que ya constituyen los principales competidores económicos, tanto de Europa como de EEUU.
Paralelamente, EEUU busca reafirmar y reagrupar en torno a él, de forma más sólida y dependiente, a Japón y Corea del Sur, y también a la propia y aumentada pero más débil Europa occidental que poco a poco ha ido vinculándose económicamente al mundo asiático para salir de sus crisis.
Lo ocurrido meses atrás en torno al buque de guerra surcoreano Cheonan, torpedeado y hundido mientras participaba en maniobras militares con EEUU, constituyó un hecho insólito de operación encubierta de autoagresión para provocar un conflicto armado entre ambas Coreas, que sólo fue evitado por la sabiduría milenaria y calma asiática, la actitud de China y las alertas de Fidel Castro.
De manera que la decisión militar de Corea del Norte de responder firmemente a las provocaciones cada vez más peligrosas de parte de Surcorea y de su aliado EEUU es una demostración contundente de la disposición que tiene la nación norcoreana a enfrentar en una guerra -si es necesario- a Corea del Sur y a EEUU si se proponen invadir y ocupar el territorio norcoreano.