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Entrevista al historiador africanista Omer Freixa

«La guerra de Sudán fue un ajuste de cuentas dentro del ejército y hoy es un genocidio»

Fuentes: Tiempo argentino

El país africano en guerra civil, la tercera en siete décadas, padece la más cruenta y extrema hambruna y el mayor desplazamiento poblacional a escala global, en una región que es un polvorín. Pinta un escenario complejo.

  El origen del conflicto actual en Sudán, que involucra principalmente a dos grupos armados, las oficialistas Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) y las opositores Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), se remonta a épocas de tensiones preexistentes desde el final del gobierno de Omar Al Bashir, en el 2019. Esas tiranteces extremas se intensificaron por la reforma potencial de las fuerzas de seguridad, episodio que se propuso como parte de las negociaciones para la implementación de un gobierno de transición. Pero el conflicto volvió a emerger, incluso con mayor furia, en abril del 2023, con combates entre el ejército oficial y los rebeldes, que se iniciaron en Jartum y rápidamente se extendieron a otras zonas del país.

 La situación se tornó dramática y no tiene visos de solución inmediata. Según el informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Sudán se ha convertido en la región con la más cruenta y de extrema hambruna, junto al consecuente enorme desplazamiento poblacional a escala global. Por todas las aristas, una situación que debería ser una señal de alarma para el mundo. Y en ese sentido, para poder entender mejor los orígenes y el posterior desarrollo de semejante cuadro de gravedad extrema, nos comunicamos con el historiador africanista Omer Freixa.

–La hambruna en Sudán producto de la guerra y sus dantescos efectos con desplazamientos poblacionales masivos son ciertamente invisibilizados por la prensa occidental. ¿Pero cuáles fueron los antecedentes bélicos del conflicto, generado en la época de la independencia como colonia británica?

-Esta es la tercera guerra civil que padece Sudán. A meses de independizarse, estalla la primera guerra, que se inicia en 1955 y dura hasta 1972, cuando se firma la paz. Pero luego de una década de supuesta tranquilidad, siempre ficticia, en 1983 surge la segunda guerra civil, que dura hasta 2005 y concluye en negociaciones por la paz. Allí aparece lo que va a ser el Referéndum por la independencia de Sudán del Sur. Básicamente han tenido escasos 15 años de supuesta paz, desde su existencia en 1956. Muy corto período en casi 70 años. En realidad, su historia nacional se vio jalonada por guerras o bien genocidios, como el de Darfur, que es un conflicto intra-castrense, entre sectores del ejército que en un tiempo era uno solo. Justamente, la tercera guerra civil se inicia con la caída de All Bashir, después de una dictadura cruenta que duró más de 30 años, que también coincide con la segunda guerra.

–Este conflicto actual es claramente el más sangriento y encarnizado.

–Sí, se inicia el 15 de abril del 2023. No es otra cosa que la perpetuación del genocidio de Darfur, por otros medios. Las luchas son fraticidas en la región del Sudoeste de Sudán, en el límite con la frontera del Chad. Se produce entre las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) que son la milicia del ejército sudanés que se desentendió con la cúpula militar, que a su vez lidera las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS). Pero llamar guerra a lo que sucede es insuficiente. Se trata de un verdadero genocidio y, a la vez, de la peor crisis de desplazados del planeta.

–Hay razones de origen étnico en el conflicto, con intervención directa o indirecta a través de apoyo armamentista por alguna potencia extranjera.

–En principio ha sido un ajuste de cuentas dentro del propio ejército, pero con esto nos quedamos cortos. Hoy es un genocidio, insisto. Entre las poblaciones damnificadas está la de Darfur, el bastión de las fuerzas rebeldes, que se financian con el oro. El genocidio se inicia en el 2003, y el principal apoyo a los rebeldes es del gobierno de los Emiratos Árabes Unidos. También hay paramilitares que apoyan a las Fuerzas Armadas Sudánesas. Estamos hablando de una zona estratégica, a tal punto que en estos años aparecieron muy costosos drones para bombardear tropas rebeldes y el origen es incierto, un real agujero negro. Esta situación genera que el país esté virtualmente en llamas. Por ejemplo, no hay hospitales. La mitad de la población está bajo la necesidad de ayuda humanitaria urgente. Con 14 millones de personas sin hogar, desplazados a otras regiones. Más de tres millones y medio migraron a países vecinos.

–¿El conflicto continúa por interés externo?

–Mucho más que por las posturas ideológicas enfrentadas continúa por los intereses internos y externos que están involucrados, beneficios económicos que apuestan a la continuidad del mismo. A pesar de las negociaciones que se desarrollaron en Londres, en París y en Arabia Saudita. Y también a pesar de los esfuerzos de la Organización de Unidad Africana y de las condenas sobre las matanzas ejecutadas por las fuerzas rebeldes.

–También se habla muy poco de lo que ocurre en el Congo y en el Sahel. En los últimos años hubo varios golpes en la región del Sahel. Es como si África fuera un gran agujero negro que ignora la prensa de Occidente.

–Sin dudas que eso ocurre. Sudán es parte del llamado corredor de Sahel, donde se han producido diversos golpes militares, desde agosto del 2020, en plena pandemia. Aunque Sudán escapa a la lógica de los países de colonización francesa como Níger, Burkina Faso o Mali, con los que tiene una diferencia clave: son países sin salida al mar que están en el corazón del Sahel, donde hay procesos políticos muy poco conocidos en Occidente. Sudán, en cambio, históricamente, dependió de la corona británica.

–El común denominador de esta región es la inestabilidad. ¿En qué situación quedó Sudán con la separación de Sudán del Sur?

–Sudán del Sur, el país más joven, al perder los pozos petroleros, y con la guerra del 2013/18 sufrió efectos graves. No olvidemos que si bien son naciones que están en el noroeste de África, son parte del Cuerno de África, de por sí una zona profundamente volátil, por conflictos históricos que ha habido entre Etiopía y Eritrea, y que nuevamente amagaron con una guerra. O República Centro Africana, que tiene una espiral de guerra civil. Y ni qué hablar la situación creada en Libia, un país con quien comparte frontera, que está desarticulado y fragmentado después de la intervención militar occidental y el asesinato de Kadafi. Esta inestabilidad ha generado que un número significativo se haya refugiado en Uganda, y también en Egipto, un país que, a su vez, les brinda mayor estabilidad relativa. Pensemos que Sudán, antes de la separación de Sudán del Sur, era el tercer país más extenso de África, y que ya tenía carácter estratégico por su ubicación con salida al mar Rojo. Hay que tener en cuenta que las costas de Sudán son el paso obligado de toda embarcación que surque el Mar Rojo.

–Un lugar común para la prensa occidental es definir África como un continente pobre, cuando en realidad es un continente empobrecido. Sus riquezas naturales tiene historia de saqueo colonial y en las últimas décadas los efectos del neo-colonialismo extractivista.

–Así es. En realidad sería erróneo afirmar que todo lo que ocurre, en Sudán, o en el Sahel o en el Congo, es únicamente por sus riquezas, pero sí es muy pertinente ponderar con seriedad esta cuestión. En Sudán, los recursos son el petróleo y el oro. Sudán es uno de los 55 países que constituyen el continente. Y a la vez tenés otras situaciones igualmente graves, como lo que está ocurriendo en el Congo. Podríamos decir que los dos conflictos invisibilizados en la actualidad en el continente, descansan como base de apropiación de recursos naturales. En el caso del Congo se le puede agregar la extracción por distintas potencias del coltán, del cobre, al uranio y el níquel.

–¿Se tiene idea de la cifra de muertes que ha producido este conflicto dantesco?

–Son contradictorias, y me hacen ruido. En fuentes estadounidenses he leído de 50 mil a 150 mil desplazados a países como Sudán del Sur, Centro África o Etiopía, que tienen sus propias problemáticas. Pero solamente en la masacre de Darfur hubo más de medio millón de muertes en 20 años. Las informaciones son muy difusas e imprecisas.

–¿Cuáles son las perspectivas que se avizoran al mediano plazo?

–No veo solución. Las negociaciones de paz han caído en saco roto y no veo esfuerzos de prontas negociaciones. El antecedente último es el de Ginebra, donde las FAS, las fuerzas gubernamentales, no se presentaron, no asistieron, escudándose en que no se iban a sentar a negociar con fuerzas ilegitimas. El máximo referente de las FAS no se presentó ante la creación, por parte de los rebeldes, de un gobierno paralelo, los mismos que fueron los responsables del genocidio de Darfur. «

Fuente: https://www.tiempoar.com.ar/ta_article/omer-freixas-la-guerra-de-sudan-fue-un-ajuste-de-cuentas-dentro-del-ejercito-y-hoy-es-un-genocidio/