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Myanmar

La Junta militar utiliza el control sobre las familias de los soldados para prevenir las deserciones

Fuentes: Myanmar Now

Traducido para Rebelión por Cristina Alonso

Soldados indignados debido a los asesinatos de civiles por el régimen temen que sus familias paguen el precio si se unen al Movimiento de Desobediencia Civil (CDM).

Soldados consternados por el brutal tratamiento de civiles por parte de la junta militar de Myanmar temen abandonar el ejército y poner en peligro a sus familias, según personas que cuentan con información interna sobre la situación.

A pesar de estos temores, sin embargo, algunos oficiales del ejército ya han desertado para evitar servir bajo un régimen que, actualmente y desde la toma de poder el 1 de febrero, ha acabado con las vidas de más de 700 manifestantes y transeúntes.

Cuatro soldados en el último mes, incluyendo un capitán de la División de Infantería Ligera 77 responsable de la represión en Rangún, se han unido al Movimiento de Desobediencia Civil (CDM, por sus siglas en inglés). Otros que también han desertado están ahora fugados.

Muchos más desobedecerían a los dictadores si éstos no mantuvieran de forma tan eficaz a sus familias como rehenes o, como lo explicaba uno de los recientes desertores, “como secuestradas por una banda criminal”.

“Esa es la situación ahora mismo. Aquellos que viven en instalaciones militares han sido literalmente secuestrados. Utilizan a los miembros de las familias de los soldados para controlarlos y que, por tanto, no puedan actuar libremente. Si un soldado quiere escapar, tiene que llevarse a su familia con él”, explicó el Capitán Lin Htet Aung, quien se ha unido al CDM esta semana.

El capitán, que sirvió con el Batallón de Infantería Ligera 528, bajo la Comandancia de la Región Triángulo en el este del estado Shan, en el municipio de Mong Ping, contó a Myanmar Now que muchos soldados se encuentran en shock debido a los crímenes que se les está ordenando cometer. Saben que el régimen está arrestando, torturando y asesinando a civiles inocentes, explicó, pero están demasiado preocupados por la seguridad de sus propias familias para arriesgarse a hacer algo al respecto.

“Saben que no es justo, pero tienen que pensar en sus familias. Tienen conocimiento de la injusticia y estoy seguro de que se sienten mal. Pero, de todas formas, están obligados a mantener los ojos cerrados”, dijo el excapitán del ejército.

Actualmente en la clandestinidad, en territorio controlado por una de las fuerzas armadas de las minorías étnicas, estimó que cerca del 75% de las tropas abandonaría el ejército si sus familias recibieran protección.

Sin libertad para hablar

Incluso antes del golpe de estado, los movimientos de las familias de los soldados estaban restringidos, especialmente al vivir en bases militares, según informa la esposa de un oficial estacionado en Mandalay. Desde el golpe, sin embargo, la situación ha empeorado mucho, tanto para los soldados como para sus familiares, explicó.

“Han pasado dos semanas desde la última vez que tuve contacto con él,” dijo la mujer, que no vive con su esposo. “Solo pueden salir por motivos de seguridad. Forman cada día y cada noche para dar sus nombres, ya que algunos están desertando.”

Como no vive en la base militar, donde puede ser controlada más fácilmente, se le ha negado acceso a su cuenta de Facebook y también ha sido obligada a proveer dos números de teléfono que utilizaba anteriormente, ha explicado a Myanmar Now.

“Jamás he vivido en una instalación militar, así que mi marido nunca me cuenta mucho en detalle, porque no quiere meterse en problemas. Pero dice que le amenazan, preguntándole si prefiere una promoción o uno o dos años de prisión. Le han estado diciendo que yo soy un obstáculo para sus expectativas”, la mujer explicó.

Su marido, un graduado de la Academia Tecnológica de los Servicios de Defensa, ha deseado abandonar el ejército desde antes de que ocurriera el golpe de estado, añadió.

Pero no todos en el ejército están desilusionados con el régimen, dijo también. Hay todavía muchas personas que creen todo lo que los generales dicen, debido a su falta de acceso a noticias de fuentes que no estén controladas por la junta militar.

“No hay acceso a Internet y creen que todo lo que ven en Myawaddy es real,” explicó, refiriéndose a la televisión propiedad de la junta y que el régimen utiliza para diseminar desinformación sobre el golpe de estado. “Creen realmente que el golpe de estado se llevó a cabo debido a un fraude electoral y que se organizarán otras elecciones en un año para transferir el poder,” dijo en referencia a las familias que viven en las bases militares.

Cuando Myanmar Now contactó con la esposa de otro oficial del ejército para preguntarle sobre su situación actual en un recinto habitacional militar, ella simplemente respondió que no se sentía segura hablando por teléfono. No obstante, añadió que no le importaba no poder hablar con libertad.

Tatmadaw es solamente un nombre’

En un esfuerzo por detener el caudal constante de deserciones, la junta ha reforzado sus esfuerzos para cerrar filas y mantener en línea, tanto al personal militar como a sus familias.

El sábado pasado, durante una visita a una escuela de entrenamiento militar en la región de Mandalay, en la pequeña ciudad de Yamethin, el vicepresidente del régimen, General Soe Win advirtió a los soldados y a los miembros de sus familias que debían “solamente ir donde uno debería ir, solamente debatir lo que uno debería debatir, solamente hacer lo que uno debería hacer, y solamente relacionarse con aquellas personas con las que uno debería relacionarse”.

También les dijo que no creyeran las noticias diseminadas por la CNN, la red de información estadounidense que el ejército invitó al país como parte de su campaña para ganar la aceptación internacional de su administración. “Tengan cuidado con la propaganda en las redes sociales y continúen construyendo la unidad del Tatmadaw,” dijo a su audiencia, en referencia a las fuerzas armadas de Myanmar.

Paradójicamente, la junta militar parece poner muchos menos esfuerzos al aplicar la disciplina entre sus tropas en servicio activo las cuales, a menudo, se encuentran abandonadas y teniendo que solventar, por sus propios medios, enfrentamientos con fuerzas enemigas capaces de repeler sus ataques.

Saw Baw Kyaw Heh, Subcomandante de la Unión Nacional Karen (KNU, por sus siglas en inglés), dijo a Myanmar Now que soldados rasos del Tatmadaw, capturados recientemente por el KNU, solo contaban con órdenes, careciendo de cualquier tipo de apoyo externo o dirección por parte de sus oficiales superiores. Los soldados rasos en servicio activo también están completamente aislados del mundo exterior en otras formas, añadió el Subcomandante. “No tienen contacto con sus familias, ni acceso a las redes sociales, ni beneficios. De alguna manera, esto afecta su salud mental,” explicó en relación con la interrogación de los soldados llevada a cabo después de que el KNU se apoderara de una base militar, a finales del mes pasado.

Esta falta de interés en los soldados rasos, además de la indiferencia del régimen al sufrimiento de la ciudadanía, son algunas de las razones por las que muchos soldados considerarían desertar, si tuvieran la seguridad de no poner en peligro a sus familias.

“Tatmadaw es solamente un nombre. Si tengo que escoger entre el Tatmadaw y mi país, escojo mi país,” dijo un sargento anteriormente posicionado en la base aérea Hmawbi, en la región de Rangún, hasta su deserción la semana pasada. Actualmente bajo protección en una zona controlada por una de las fuerzas armadas de las minorías étnicas, junto a otros dos sargentos que se unieron al CDM la pasada semana, añadió que lo único impidiendo desertar del ejército a muchos otros es la preocupación por la seguridad de sus familias.

Fuente original en inglés: https://www.myanmar-now.org/en/news/junta-uses-control-over-military-families-to-prevent-defections-say-army-insiders