Como sugirió acertadamente el New York Times en un editorial, el desastre producido por el tsunami de la navidad del 2004 era una oportunidad para demostrar el liderazgo global de la superpotencia que el presidente Bush en principio desperdició, o no tuvo la visión de líder global para encarar en el momento oportuno: un auxilio […]
Como sugirió acertadamente el New York Times en un editorial, el desastre producido por el tsunami de la navidad del 2004 era una oportunidad para demostrar el liderazgo global de la superpotencia que el presidente Bush en principio desperdició, o no tuvo la visión de líder global para encarar en el momento oportuno: un auxilio a la altura del poderío y la generosidad del pueblo de EE.UU.
Existe un alto porcentaje de población de fe islámica en las regiones azotadas por las olas furiosas del maremoto, por lo que hubiera sido un efecto positivo anunciar desde el principio una sólida ayuda dentro de la enorme capacidad de la superpotencia. Pero lo
que Bush primero hizo es anunciar, con rostro compungido un aporte de 35 millones de dólares -cuando ya países europeos y la Cruz Roja habían estado enviando vituallas y medicinas por varios cientos de millones de dólares.
La importancia de una ayuda rápida, decidida a esas regiones islámicas, era una obvia estrategia de política exterior, dijeron expertos citados por el periódico, ya que la imagen de EEUU está muy dañada en el mundo islámico por la prolongación del conflicto en Irak.
Pero, como explicó el secretario de Estado, Colin Powell, en un principio, no se tenía una información cabal de la magnitud de la destrucción por la ola tsunami.
Una semana después, y luego del envío de misiones evaluativas, la ayuda ya saltó a US$ 350 millones de dólares, y eso no es un tope, sino una base, con tendencia a crecer a medida que se tenga una idea más clara de las necesidades inmediatas y del enorme problema de la reconstrucción.
Ademas, el ex general Powell hizo notar que la superpotencia ya ha desplazado a las costas de los países afectados en el Indico, un portaaviones y otras naves de su flota del Pacifico con capacidad de transportar helicópteros. Y que muchos de estos helicópteros norteamericanos, con dotaciones de soldados y marines norteamericanos,con experiencia en emergencias, ya están trabajando en las labores de redistribución de la ayuda que llega hasta los aeropuertos y luego debe ser transportada a los puntos, muchas veces remotos, donde esperan miles de damnificados. Esta es la función esencial para los choppers y sus tripulaciones, que se ha cumplido con gran efectividad.
Paralelamente, en gesto político, sin duda audaz, el presidente designó a su padre George H. Bush y al ex presidente Clinton como directores de la ayuda donada por el pueblo norteamericano, que para 17 de enero ya había pasado de los 400 millones de dólares, sin contar aún con la Teleton de Hollywood del sábado 15 deenero, conducido por personalidades habitualmente críticas del gobierno de Bush, como el actor George Clooney.
En suma, a pesar de los titubeos iniciales, Bush puede considerarse contento de saber que está uniendo políticamente al poder politico y de que el poderío militar y norteamericano no se esté utilizando para matar gente inocente, sino mas bien para salvar vidas y ayudar a los necesitados del mundo. Son repercusiones del tsunami