El lunes, la ONU pidió que se realizase una investigación y juicio a los principales oficiales militares de Birmania por genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra cometidos contra los rohinyá, según ha informado Anadolu. Según un informe de la Misión Internacional Independiente de la ONU de Investigación en Birmania, las violaciones y […]
El lunes, la ONU pidió que se realizase una investigación y juicio a los principales oficiales militares de Birmania por genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra cometidos contra los rohinyá, según ha informado Anadolu.
Según un informe de la Misión Internacional Independiente de la ONU de Investigación en Birmania, las violaciones y abusos contra los derechos humanos cometidos el los Estados de Kachin, Rakáin y Shan deben investigarse en la Corte Penal Internacional.
También declaró que se debe procesar al comandante general Min Aung Hlaing.
«La necesidad militar nunca justificará el asesinato indiscriminado, la violación en grupo de mujeres, la agresión a niños y la quema de pueblos enteros. Las tácticas del Tatmadaw [las fuerzas armadas de Birmania] son totalmente desproporcionadas frente a las amenazas contra la seguridad, especialmente en el Estado de Rakáin, aunque también en el norte del país», dicta el informe.
El informe añade que los crímenes contra la humanidad cometidos contra los musulmanes rohinyá incluyen asesinato, violación, esclavitud sexual y otras formas de violencia sexual.
«Los crímenes en el Estado de Rakáin, y la forma en la que son perpetrados, son similares en naturaleza, gravedad y alcance a aquellos que han permitido establecer un intento de genocidio en otros contextos,» dice el informe.
Según el informe, la Consejera del Estado, Daw Aung San Suu Kyi, no ha hecho nada por evitar los crímenes cometidos contra los musulmanes rohinyá.
«La Consejera de Estado, Daw Aung San Suu Kyi, no ha hecho uso de su posición de facto como Jefa del Gobierno ni su autoridad moral para detener o evitar los acontecimientos sucedidos en el Estado de Rakáin», continúa el informe.
«El gobierno y el Tatmadaw han fomentado un clima en el que prospera el discurso del odio, se legitiman las violaciones contra los derechos humanos y se facilita la incitación a la discriminación y la violencia,» añade.
«El ímpetu para responsabilizar a los culpables debe proceder de la comunidad internacional», declara el informe.
El 25 de agosto de 2017, Birmania lanzó una gran ofensiva militar contra la minoría étnica musulmana, asesinando a casi 24.000 civiles y obligando a otros 750.000 a huir a Bangladesh, según la Agencia de Desarrollo Internacional de Ontario (OIDA).
En su reciente informe «La Inmigración Forzada de los Rohinyá: La Experiencia No Contada», la OIDA estimó la cifra de rohinyá asesinados en 23.962 (±881), aumentando significativamente los primeros números de Médicos Sin Fronteras, que hablaban de 9.400.
Más de 34.000 rohinyá fueron arrojados a fuegos, mientras que otros 114.000 recibieron palizas, según declara el informe de la OIDA, que añade que 17.718 (±780) mujeres y niñas rohinyá fueron violadas por el ejército y la policía birmanos. Más de 115.000 hogares rohinyá han sido incendiados y 113.000 otros han sido vandalizados, añade.
Según Amnistía Internacional, más de 750.000 refugiados rohinyá, la mayoría niños y mujeres, han huido de Birmania y han cruzado a Bangladesh después de que las fuerzas birmanas lanzaran una ofensiva contra la comunidad minoritaria musulmana.
Los rohinyá, descritos por la ONU como el pueblo más perseguido del mundo, temen ser atacados desde que docenas de ellos fueron asesinados en un episodio de violencia comunal en 2012.
La ONU ha documentado violaciones en grupo, asesinatos -también de bebés y niños-, palizas brutales y desapariciones cometidas por las fuerzas estatales de Birmania. En su informe, los investigadores de la ONU afirman que estas violaciones constituyen crímenes contra la humanidad.