La oposición prepara para hoy la segunda gigantesca manifestación en una semana. Su objetivo, convertir la cita en una jornada histórica en su ofensiva popular para hacer caer el Gobierno prooccidental de Fuad Siniora. El diario Al-Akhbar, cercano a Hizbula, anuncia bloqueos de carreteras, puertos, aeropuertos y la paralización de la Administración. Una joven maestra […]
La oposición prepara para hoy la segunda gigantesca manifestación en una semana. Su objetivo, convertir la cita en una jornada histórica en su ofensiva popular para hacer caer el Gobierno prooccidental de Fuad Siniora. El diario Al-Akhbar, cercano a Hizbula, anuncia bloqueos de carreteras, puertos, aeropuertos y la paralización de la Administración. Una joven maestra chiíta, un grupo de amigos abogados procedentes de una localidad sunita y un empleado de banca cristiano, que ha bajado desde el norte de Líbano se sumaron a los millares de manifestantes que protestarán hoy.
Una joven maestra chiíta, Hana Madi, llegó el viernes de Nabatiyeh, al sur de Líbano, horas después de escuchar el llamamiento del líder de Hizbula, Hassan Nasrallah, quien aseguró que la oposición no dejará las calles sin lograr su objetivo.
«Estaré hoy aquí con mis dos hijos y esta vez me quedaré todo el tiempo que haga falta», anuncia esta joven, en referencia a la semana de campamento frente a la sede del Gobierno. Son miles, chiítas, cristianos, hombres y mujeres de todas las edades, estudiantes y simpatizantes de la oposición, reunidos en torno a los cientos de tiendas alineadas sobre las dos grandes plazas del corazón de la capital, múltiples rostros de un Líbano convencido de su victoria.
«El domingo marcará un antes y un después. Si no nos hacen caso dejaremos de pagar nuestras facturas, de ir al colegio, al trabajo…», promete.
Con 28 años, Hana enseña inglés en una escuela de Nabatiyeh tras haber estudiado en la universidad pública de Beirut. Nació en 1978, el año en que Israel invadió el sur de Líbano. Hizbula nació en ese marco como respuesta a la ocupación y es ya el principal referente de la comunidad chiíta, oficialmente un tercio de la población cálculos extraoficiales lo sitúan por encima del 40%, pero marginada durante decenios por el poder central libanés.
Cristianos y sunitas
El líder cristiano Michel Aoun participa en la plataforma de oposición y sus partidarios, con sus banderas naranjas, han instalado su campamento de tiendas sobre la gran plaza de los Mártires. Andre Ibrahim, empleado de banca de 33 años, llegó con una veintena de vecinos de la localidad de Anfeh, en el norte de Líbano. Llevan ocho días viviendo en una tienda pero este cristiano ortodoxo asegura que «seguiremos aquí (…) La mayoría actual no es representativa», denuncia, haciendo referencia al sistema electoral que en la primavera de 2005 dio la mayoría a las fuerzas pro occidentales en el Parlamento. «Es por eso que reclarmamos un Gobierno de unidad nacional, para permitir a todas las corrientes políticas, a todas las religiones, tener voz».
Llegados de Saida, la gran localidad sunita del sur, tres jóvenes abogados y amigos desde la Universidad, participarán en la manifestación. Explican que sus familias son «neutrales», pero que se han convertido en simpatizantes de Hizbula «porque tenemos la convicción de que existe hoy discriminación entre las comunidades». Prometen que permanecerán en Beirut «el domingo y todos los días hasta la independencia».
«El lunes será un nuevo día en Líbano. Las instituciones serán paralizadas, sobre todo el puerto y el aeropuerto de Beirut, así como la Administración Pública», anunciaba en su edición de ayer el diario «Al-Akhbar», próximo a Hizbula, que anuncia asimismo cortes en las principales carreteras.
El principal diario libanés, el progubernamental «An Nahar», asegura que la oposición «vive en un impasse», porque, a su juicio, la manifestaciones no han logrado «minar el apoyo interior y exterior al Gobierno de Siniora».
El apoyo exterior, léase occidental, está claro. El presidente francés, Jacques Chirac, renovó el viernes su apoyo al «legal y legítimo Gobierno» de Siniora. La secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice no tuvo empacho alguno en certificar «presiones exteriores» concretamente de Siria e Irán contra el Ejecutivo de Fuad Siniora mientras le mostraba pública y reiteradamente el apoyo sin fisuras de la suya, de la Administración Bush.
Las universidades, espejo de la creciente tensión en el país
Kerry SHERIDAN
BEIRUT
«Todo el mundo habla de política. Esto ya es demasiado», se queja Raghida, estudiante de bioquímica de la Universidad libanesa (pública), situada en la barriada sur chiíta de Beirut, donde los enfrentamientos han estallado esta semana.
Cuatro estudiantes de Medicina narran la situación actual en el campus. «Un estudiante socialista insultó a Hassan Nasrallah. Saltaron chispas y acabó ensangrentado», narra uno de ellos. «Los dirigentes se insultan mutuamente, por lo que es normal que los estudiantes también lo hagan», señala Alo Jubbaui, partidario de la oposición.
La Universidad, particularmente la de Medicina, acoge a estudiantes de las distintas comunidades. «Pero no tenemos nada en común. Yo voy a clase, pero mi corazón está con los acampados en el centro de la ciudad», confiesa.
Similares enfrentamientos han estallado en el campus de la Universidad Saint-Joseph (privada) y las elecciones han sido suspendidas en la Universidad Americana de Líbano (privada).
Un joven chiíta murió atacado por desconocidos el 3 de diciembre en el centro de la capital.
«Tenemos miedo y esperamos un desastre», confiesa Hanaa, estudiante que se declara «neutral». No lejos de allí, jóvenes veladas esperan en vano a sus profesores de Educación, que han desertado tras el llamamiento del líder druso, Walid Jumblatt. «Estamos aquí para aprender», protesta Fatima, simpatizante de Hizbula. «Somos los profesores del mañana. Si un grupo decide boicotear las clases, ¿por qué toda la facultad debe quedar cerrada?», se pregunta.
En la Universidad Americana, las elecciones de noviembre se desarrollaron en un clima tenso. Aunque por escaso margen de votos, la oposición ganó, pero ello no impidió que el puesto de vicepresidente quedara en manos del Gobierno.
El presidente libanés rechaza la injerencia occidental
El presidente de Líbano, el cristiano Emile Lahud, rechazó ayer el decreto del Gobierno que faculta a la ONU a juzgar la muerte en atentado del ex primer ministro Rafic Hariri. Lahud insistió en basar su rechazo al decreto en «su falta de valor legal y constitucional en razón de la falta de legitimidad constitucional y consensual de la instancia que lo adoptó». Y es que es competencia del presidente supervisar este tipo de tratados internacionales. –