Los ojos de todo el mundo están puestos últimamente en la Gran Isla, no por sus playas paradisíacas, sino a la mala gestión de sus gobernantes.
Algunas personas hablan de “la codicia sembrada por el colonialismo y abonada por los desiertos institucionales postcoloniales, que ha permitido a las élites ladronas ser bandidos estacionarios”. Otras afirman que “lo que ocurre en estos momentos es el resultado de una mala gestión, sobre todo por parte de personas de fuera, como el gobierno y los programas de ayuda”. Cada uno tendrá su calificativo, pero el denominador común es y será los gobernantes/dirigentes, unas personas a las que la población ha otorgado el poder por medio de elecciones con la esperanza de mejorar sus vidas. Desgraciadamente, el país esta sumido en un abismo abyecto de pobreza sin precedentes.
Corrupción y robos de alto nivel
Solo en Madagascar ocurre que el oro almacenado en una caja fuerte desaparezca por arte de magia y que los culpables estén en el poder. La corrupción corroe todo el Estado. ¿Proceso judicial? Resultado estériles y casos cerrados sin consecuencias. En la justicia reina la ley del más rico, no la del más fuerte. Se castiga con la misma pena a un persona que ha cometido un robo menor y a un exdirector que se ha apropiado de 29 millones de ariaris [la moneda malgache. N. de la t.]. Dos años de cárcel: es una broma y tomar por imbéciles a los malgaches.
No hay lugar para las personas opositoras (excepto en la cárcel)
2023 se acerca a toda velocidad y los candidatos a las elecciones presidenciales van emergiendo poco a poco. No deja de ser curioso que durante el año no se les vea para nada, sobre todo con los muchos problemas que tiene últimamente el país, pero ahora están todos ahí, con sus promesas y sus discursos de propaganda barata de precampaña, que todo el mundo se sabe de memoria.
Trataron de reunir a sus partidarios, pero los ahuyentó la policía. Hubo detenciones y denuncias. Para colmo, el Tribunal Constitucional se declara no competente para inhabilitar al “Timonel”. Parece que “no hay ninguna posibilidad de que prospere un recurso contra [el presidente de Madagascar] Andry Rajoelina, puesto que Rajoelina controla todas las instituciones, sean cuales sean las graves faltas que haya podido cometer”.
La situación en el Gran Sur malgache
Después del alboroto provocado por el vídeo en el que se veía a unas personas hirviendo cuero para poder comerlo, que algunos dicen que es un bulo, el 2 de agosto de 2022 David Pilling y Charlie escribieron un artículo en el Financial Times titulado “Why famine in Madagascar is an alarm bell for the planet” [Por qué el hambre en Madagascar es una señal de alarma para el mundo], que hemos reproducido y traducido al francés aquí. La hambruna o “kere” está en el centro de la discusión en este momento y por lo que podemos leer de los debates en las redes sociales, todo el mundo señala acusa a “la incompetencia y al mal gobierno de los sucesivos regímenes políticos”. Además, los autores empezaban así su artículo: “La ONU ha afirmado que era la primera hambruna del mundo causada por el cambio climático. El gobierno malgache reconoce que es una consecuencia del estilo de vida occidental alimentado por el carbono. Varios científicos y expertos no están de acuerdo y afirman que en realidad es una consecuencia de la pobreza y la mala gobernanza”. Un poco más adelante el prefecto de Ambovombe afirma que los dirigentes tienen abandonado el Sur, aunque más bien es todo el país lo que tienen abandonado.
Wait and see (Esperar a ver qué pasa), ¿hasta cuando?)
Nos preguntamos si su Excelencia Andry Nirina Rajoelina se siente concernido por lo que está ocurriendo en este momento en el país. La mayoría de la población, además de los medios de comunicación nacionales e internacionales, hace sonar la alerta roja y, sin embargo, Rajoelina no reacciona. Ni siquiera las clases sociales de la “intelligentsia”, las élites intelectuales de la nación, están ya cerca del poder. Han abandonado el barco por la gran inepcia del líder.
¿La democradura como solución?
Esta palabra designa a “un régimen político que, aunque tiene ciertos atributos de la democracia, como el multipartidismo, no deja de estar dirigido de forma autoritaria, incluso dictatorial (también se le denomina dictocracia.). Es un giro de la democracia hacia la dictadura por medio de un cuestionamiento del estado de derecho”. En efecto, habría que cuestionar todo. Se ha copiado estúpidamente la llamada democracia de los europeos y tratado en vano de convertirla en una imagen de nuestra política. Una dictadura que impone ciertas obligaciones a la población, pero también y sobre todo acaba con el gobierno de uno o unos pocos en unas condiciones que no son democráticas.
Basta ya de abusos de poder y de laxismo. Nos merecemos algo mejor que los constantes cortes de luz, la injusticia y la inseguridad, etc. Es una lista larga. Tenemos derecho a la paz, a la seguridad, a una alimentación equilibrada y a una vivienda adecuada. Ya hemos esperado bastante y lo hemos perdido todo en el camino.
Fuente: http://www.lagazette-dgi.com/?p=79720
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