La atención de la crisis caucásica se desplazó ayer al mar Negro, ya que Rusia mostró su malestar por la presencia de buques de guerra de EEUU, que atracaron en Batumi (Adjaria). Un buque ruso, mientras, tomó tierra en Sujumi (Abjasia). Ucrania también cobró protagonismo con la visita del ministro británico de Exteriores, David Miliband, […]
La atención de la crisis caucásica se desplazó ayer al mar Negro, ya que Rusia mostró su malestar por la presencia de buques de guerra de EEUU, que atracaron en Batumi (Adjaria). Un buque ruso, mientras, tomó tierra en Sujumi (Abjasia). Ucrania también cobró protagonismo con la visita del ministro británico de Exteriores, David Miliband, a Kiev y las advertencias del francés, Bernard Kouchner, de que Rusia tiene en el punto de mira a Ucrania y Moldavia.
La OTAN instó a Rusia a «rehacer su decisión» de reconsiderar la independencia de Abjasia y Osetia del Sur, una declaración que continúa suscitando la reprobación de los estados occidentales que destacan, como el Estado francés, que Moscú «ha cambiado unilateralmente las fronteras de Georgia». El G7 [los siete estados más industrializados] también criticó a Moscú.
Mientras, la tensión se desplazó al mar Negro. Los barcos de EEUU finalmente optaron por no tomar tierra en Poti, donde aún hay tropas rusas, y hacerlo en Batumi, capital de la república autónoma georgiana de Adjaria. Rusia denunció la presencia militar de EEUU en el mar Negro, presentada como una «entrega de material humanitaria».
Ucrania también quiso meter baza y anunció que incrementará el alquiler que cobra a los barcos rusos por fondear en Sebastopol, en Crimea.
Rusia advirtió de que vigilará estrechamente la presencia de tropas de la OTAN. El buque insignia de la Flota del Mar Negro rusa, Moskva, atracó ayer en la capital abjasa, Sujumi.
La Alianza Atlántica condenó «la decisión de Rusia de reconocer las regiones georgianas de Osetia del Sur y de Abjasia» e instó al Kremlin a echar marcha atrás. «Rusia ha violado numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobadas con su voto, concernientes a la integridad territorial de Georgia», añadió la OTAN.
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, que también ejerce de presidente de turno de la UE, acusó a Moscú de buscar «un cambio unilateral de las fronteras de Georgia, lo que es simplemente inaceptable».
Sarkozy, quien ya condenó el martes, en nombre de la UE, la iniciativa rusa, instó al Gobierno de Moscú a retirar «inmediatamente» sus tropas a «las posiciones que ocupaba antes de que se desencadenasen las hostilidades».
El ministro francés de Exteriores, Bernard Kouchner, por su parte, acusó a Rusia de «colocarse fuera de la ley internacional» y alertó de que Moscú podría tener planes similares en Crimea, Ucrania o Moldavia. «Es muy peligroso», añadió.
En este sentido, advirtió de que «los 27 jefes de Estado de la UE, evidentemente, van a reaccionar» tras la cumbre europea convocada el lunes por el Estado francés en Bruselas.
La canciller alemana, Angela Merkel, que se entrevistó ayer con el presidente ruso, Dimitri Medvedev, hizo saber a su interlocutor que la decisión que adoptó «no respeta el derecho internacional».
Merkel también exigió a Rusia la retirada de las tropas a las posiciones del 7 de agosto y anunció que enviará a Georgia un equipo de quince observadores militares en el marco de la misión de la OSCE.
Para el presidente ucraniano, Viktor Yuschenko, la decisión rusa representa «una amenaza para la paz» en toda la región y en Europa.
«Esto trastorna el orden mundial existente y supone un cambio ilegítimo de las fronteras de un estado», según Yuschenko, de tendencia proocidental y que cuenta entre sus amistades al presidente georgiano, Mijail Saakachvili.
«Si Europa deja que ocurra una vez, Rusia volverá a hacerlo en el futuro», afirmó Saakashvili en una entrevista con el diario sensacionalista alemán «Bild». Por ello, instó a que en la cumbre de la UE del lunes «se pronuncien claramente a favor de Georgia y no dejen a Rusia hacer lo que quiera».
«Ucrania podría ser el próximo objetivo de las presiones políticas de Rusia, cuya política respecto a sus vecinos parece recordar a la confrontación entre bloques», consideró en Helsinki el comisario europeo de Ampliación, Olli Rehn.
De visita en Kiev, el ministro británico de Exteriores, David Milliband, declaró que había que repetir a Rusia que no comience una nueva guerra fría, al tiempo que estimó que sería «contraproducente» aislar a Moscú.
«El presidente ruso ha dicho que no tenía miedo a una nueva guerra fría. Nosotros no la queremos. Tiene la responsabilidad de no empezar una guerra de este tipo», señaló Miliband durante un encuentro con estudiantes
«Si Rusia busca la confrontación, volverá a perder», pronosticó el ministro polaco de Exteriores, Radoslaw Sikorski, mientras que Chequia deseó que «Europa se una en torno a un plan claro de reconstrucción del conjunto del territorio de Georgia, incluyendo Abjasia y Osetia del Sur».
Críticas de Moscú a Londres
La visita de Milliband a Kiev provocó las iras de Rusia. El ministro de Exteriores, Sergei Lavrov, consideró «hipócritas e inapropiadas sus palabras».
«Es extraño que nuestras acciones destinadas a defender a nuestros ciudadanos en nuestras fronteras sean criticadas por los británicos, si tenemos en cuenta sus acciones en las islas Malvinas, que están en la otra esquina del mundo», añadió .
La República de Abjasia no tiene intenciones de unirse a la Federación Rusa, según declaró ayer su presidente, Sergei Bagapch, en una entrevista a la televisión France 24. «Rusia es un país amigo, pero andaremos por nuestro propio camino».
El primer ministro de la Republika Srpska [serbios de Bosnia], Milorad Dodik, señaló que la declaración de independencia de Kosovo de febrero «ha abierto las puertas al reconocimiento de la independencia de Osetia del Sur y Abjasia».
El embajador ruso en Minsk, Alexandr Surikov, mostró su esperanza en que Bielorrusia sea el próximo estado que reconozca las independencias de Abjasia y Osetia del Sur. El presidente bielorruso se ha reunido recientemente con los dos líderes caucásicos.
China se declaró ayer «preocupada» por la decisión de Rusia de reconocer la independencia de Abjasia y de Osetia del Sur, rompiendo con el silencio que mantenía en relación a una decisión que únicamente había sido rechazada por Occidente.
«China está preocupada por los últimos acontecimientos en Osetia del Sur y Abjasia», anunció la agencia Xinhua, citando a un portavoz del Ministerio chino de Exteriores, Qin Gang.
Hasta ayer, China había permanecido casi en silencio sobre este hecho, que ha sido condenado por los gobiernos occidentales. Únicamente había expresado su esperanza de que las partes implicadas encontrasen «una solución adecuada a este problema a través del diálogo».
China se enfrenta a un dilema en lo que se refiere a la cuestión georgiana. A pesar de que mantiene estrechas relaciones con Rusia, Beijing también tiene que hacer frente a movimientos que luchan por su independencia en la budista Tíbet y la musulmana Xinjiang.
«Somos conscientes de la historia y de la realidad compleja de los problemas de Osetia del Sur y de Abjasia», declaró Qin a Xinhua. «Esperemos que las partes implicadas puedan resolver la cuestión a través del diálogo», añadió Qin.
Mientras las relaciones de Rusia con sus vecinos occidentales se tensaban, Moscú dirigió su mirada hacia Oriente y Medvedev viajó ayer a Dushambe, la capital de Tayikistán, para participar, a partir de hoy, en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), en la que además de Rusia y China incluye a los estados de Asia Central.
En este marco, Medvedev se reunió ayer con el presidente chino, Hu Jintao, para tratar distintos aspectos bilaterales.
El mandatario chino agradeció a Medvedev el apoyo brindado a Beijing como anfitrión de los Juegos Olímpicos de verano y reiteró el respaldo de China a Rusia como sede de los Juegos Olímpicos de invierno de 2014, que se celebrarán en Sochi, a orillas del mar Negro y cerca de Abjasia. Hu ofreció ayuda en su organización y seguridad, según informó Prensa Latina.
Por su parte, el presidente ruso resaltó que los frecuentes contactos entre autoridades de ambos países constituyen una muestra de sus estrechas relaciones.
La portavoz del Kremlin, Natalia Timakova, confirmó que en la reunión que mantuvo con Hu Medvedev le informó de la situación en Osetia del Sur y Abjasia.
La delegación china no quiso realizar ninguna declaración sobre su encuentro con el presidente ruso.
Hu y Medvedev participarán a partir de hoy en la octava cumbre de la OCS, integrada también por Tayikistán, Kazajstán, Uzbekistán y Kirguizistán.
Mongolia, Pakistán, Irán e India asistirán como observadores a esta reunión, que abordará como temas centrales la cooperación económica y cultural, incluida la seguridad regional.
Hu llegó ayer a Dushambe para cumplir una visita previa a la cumbre, en la que se entrevistó con el primer ministro tayiko, Akil Akilov, y con el presidente, Emomalii Rahmon.