Ya se han presentado otros pasajeros del vuelo 253 a Detroit en defensa del matrimonio de abogados Kurt y Lori Haskell, que viajaban en el avión y que han declarado que el joven de «los calzoncillos bomba» actuó con dos cómplices por lo menos. La versión de los acontecimientos que dan las autoridades y los […]
Ya se han presentado otros pasajeros del vuelo 253 a Detroit en defensa del matrimonio de abogados Kurt y Lori Haskell, que viajaban en el avión y que han declarado que el joven de «los calzoncillos bomba» actuó con dos cómplices por lo menos. La versión de los acontecimientos que dan las autoridades y los medios corporativos contradicen la de los Haskell y ahora la de otros de sus compañeros de viaje. Lo que sigue es la entrevista que el abogado de Detroit Kurt Haskell dio a un programa de radio de la cadena MLive, de Detroit.
[…] Hoy, en la tranquilidad de mi casa, estoy mucho más asustado que estaba en el momento del ataque. Porque hoy me he dado cuenta de que mi país me está mintiendo a mi, a todos mis conciudadanos y a todo el mundo. Desde que me bajé del vuelo 253, no he dejado de repetir lo que vi en la sala de embarque del aeropuerto de Ámsterdam, en el avión y en el puesto de aduanas del aeropuerto de Detroit.
Comencemos desde el principio, en la sala de embarque de Ámsterdam. Mientras mi mujer, nuestra hija y yo esperábamos embarcar en el avión, echamos una partida de póquer. Estábamos sentados en el suelo, al lado del mostrador de bordaje, porque no había asientos libres. Apareció el joven Abdulmutallab, con un aspecto de pobre, acompañado por un hombre hindú de unos cincuenta años de edad, muy bien vestido con un traje algo parecido a la toga que llevaría un juez. La pareja nos llamó la atención a mí y a mi esposa por parecernos algo raro. Se presentaron en el mostrador y el hombre hindú le dijo a la azafata que el joven necesitaba volar pero que no tenía pasaporte. La azafata respondió que si no tenía pasaporte no podía volar. Entonces el hombre le dijo «es un refugiado sudanés, esto lo hacemos siempre.» La azafata respondió que tendrían que hablar con los agentes de seguridad y les acompañó hasta una puerta al otro lado del mostrador. Entonces abordamos el avión y no volvimos a ver al joven Abdulmutallab hasta que se prendió fuego en el avión sobre Detroit. Ahora sabemos que Abdulmutallab consiguió pasar los controles de pasaporte y de embarque y subir en el avión sin ninguno de los documentos requeridos. Y sabemos que no lo consiguió solo, sino con la ayuda de cómplices.
Estamos hablando de un hombre que ya estaba fichado en las listas negras estadounidenses. Además, su padre y las autoridades de Nigeria habían alertado a las autoridades de EE.UU. sobre los planes del joven. Y éste acababa de proveerse de una bomba en Yemen, llevándola encima a través de varios aeropuertos sin ser detectado.
Lo que está claro es que Abdulmutallab sí tenía pasaporte. Pero no lo quiso usar porque hubiera hecho saltar la alarma. Pero eso no importaba porque tenía ayuda para volar sin siquiera tener que presentar un pasaporte a nadie.
¿Por qué no muestran los vídeos de la sala de embarque de Ámsterdam? Así podrían demostrar que mi testimonio es falso y se acabó. Pero no lo hacen porque mi testimonio es cierto. Si el vídeo hubiera desmentido mis declaraciones, seguramente ya lo habría visto el mundo entero. Pero, en lugar de mostrar el vídeo, nos dicen que éste ha sido analizado y que confirma que el terrorista sí se presentó con su pasaporte.
Durante todo el vuelo había un hombre, también hindú, sentado al otro lado del pasillo donde estábamos nosotros, que cada dos por tres grababa con una cámara digital la parte delantera del avión donde estaba sentado Abdulmutallab (no supimos que Abdulmutallab estaba a bordo hasta después del incendio, cuando lo reconocimos). Y cuando Abdulmutallab se prendió fuego, el hombre de la cámara estaba de pie grabándolo todo. A llegar a Detroit, este hombre abandonó el avión, desapareció y nunca más lo volvimos a ver.
A la llegada a Detroit, las cosas fueron de mal en peor. En concreto: una hora después de haber bajado del avión, llegaron perros adiestrados rastreadores de explosivos. Hasta ese momento, todos los pasajeros del vuelo 253 habíamos permanecido de pie con nuestros equipajes de mano, en una parte aislada de la sala de recogida de maletas. Cuando llegaron los perros rastreadores, uno de ellos rápidamente localizó algo en la maleta de un hombre de unos treinta años de edad, también hindú, vestido de color naranja. Estuvo todo el rato a seis o siete metros de mí. Inmediatamente le llevaron a un cuarto colindante para ser interrogado. Seguidamente salieron del cuarto y se fueron con el hombre esposado. Entonces un agente del FBI se acercó a los pasajeros y dijo lo siguiente: «Todos están siendo trasladados a otra zona porque esta zona no es segura. Sé que han visto lo que acaba de pasar (en referencia al hombre de naranja) y son lo suficientemente inteligentes como para leer entre líneas y darse cuenta.» Su comentario no me pareció profesional en absoluto, pero por lo menos el agente fue sincero. Entonces nos trasladaron por un largo pasillo hasta otra sala desde la sala de reclamo de equipaje.
Durante todo ese tiempo, desde que aterrizamos hasta pasar por fin el control de aduanas, seis horas en total, ninguna persona que no fuese personal del FBI o un pasajero del vuelo 253 estuvo en la zona acordonada de la terminal. Nunca nadie hizo contacto con nadie. Los agentes de la FBI no nos permitían ir al baño a menos que fuésemos solos y acompañados por un agente. No nos permitían comer, beber, llamar por el móvil o enviar un mensaje SMS.
Llevo ya cinco días repitiendo lo mismo y el FBI sigue contradiciéndome a mí y a mi mujer e hija, insistiendo en que el único hombre detenido por lo sucedido ha sido el joven Abdulmutallab. Sin embargo, en los últimos días, varios pasajeros del vuelo se han presentado para corroborar mi versión y ejercer presión sobre el FBI y Aduanas para que digan la verdad.
A primeras horas de hoy he oído decir a dos periodistas que el FBI o aduanas admite que hubo otro hombre «confinado» por razones de inmigración, y además de manera indefinida. Dicen «confinado» en lugar de «detenido» porque llevábamos cinco días diciendo que hubo un hombre detenido. Así que ha sido culpa mía por usar la palabra «detenido» en lugar de «confinado». Un truco semántico muy lindo por parte del FBI
Una pregunta: ¿fue el hombre detenido, perdón «confinado», porque no tenía pasaporte? Pues no está claro, porque unas horas más tarde Aduanas cambió su historia de nuevo. Esta vez el Sr. Ron Smith de Aduanas dijo que sí, que efectivamente el hombre fue detenido. Pero, aquí otro truco, la noticia que dio a la prensa es que iba en otro avión. El Sr. Ron Smith nos está tomándome a mí y a todo el público estadounidense por tontos. Echemos un vistazo a la historia que cuentan (después de que la hayan cambiado dos veces, con lo cual ésta es su tercera versión).
Para que su historia sea verídica, usted tiene que creerse que los agentes de la FBI y la Aduana permitieron a los pasajeros de otro vuelo mezclarse con los pasajeros del vuelo 253, mientras que la investigación más importante de los últimos años se estaba llevando a cabo. Ya he dicho que no nos dejaron ni ir al baño y que en ningún momento nadie entró ni salió del grupo. Es decir, estábamos detenidos y se nos prohibió beber, comer, llamar por teléfono, etcétera. Sin embargo, ahora dicen que dejaron entrar inadvertidamente a otro pasajero u otros pasajeros de otro vuelo u otros vuelos.
Y esto lo tienen que creer a pesar de que ni siquiera permitieron a los pasajeros de todos los demás vuelos bajar de los aviones durante, por lo menos, la primera hora de nuestra detención, es decir, hasta después de que se llevaran esposado al hombre.
Tienen que creer que el hombre que entró en las dependencias de Aduanas conmigo y el resto del grupo, y que permaneció a seis metros de mí todo el tiempo, había salido de algún avión misterioso, que nunca aterrizó y nunca dejó desembarcar a sus pasajeros. Pero él sí lo logró, consiguió colarse en nuestro grupo que estaba absolutamente controlado y restringido.
Quisiera animar al Sr. Ron Smith a un debate conmigo en cualquier momento y en cualquier lugar, pero que sea EN PÚBLICO para que el pueblo estadounidense vea lo que es creíble y lo que no lo es.
¿No sería lo siguiente la historia más plausible?: los agentes de la FBI y Aduanas se dieron cuenta de que metieron la pata y no quieren admitir que obligaron a más de 200 pasajeros a permanecer en un avión con un hombre con una bomba durante 20 minutos, y después en las dependencias de Aduanas durante otra hora. Evidentemente, el hombre detenido apunta a que el joven Abdulmutallab no actuaba solo y que no conviene a las fuerzas del orden que el público lo sepa. Por la razón de «Seguridad de Estado» que sea.
Recomendaría al estimado Sr. Smith que la versión número 4 sea, si no más posible, por lo menos más creíble.
Publicado en MLive.com, el jueves 31 de Diciembre de 2009. Traducido por Greg Grisham
Versión original en:
http://www.prisonplanet.com/flight-253-eyewitness-authorities-are-lying-about-terror-attack.html
http://www.mlive.com/news/detroit/index.ssf/2009/12/flight_253_passenger_kurt_hask.html