Estos días la propaganda de los grandes medios y los mercenarios de la pluma y el micrófono no hacen más que repetir un mensaje: La URSS ganó la guerra, pero la liberación de los pueblos que conquistó no llegó hasta la caída del muro, sustituyendo un totalitarismo por otro. Varias son las falsedades que se […]
Estos días la propaganda de los grandes medios y los mercenarios de la pluma y el micrófono no hacen más que repetir un mensaje: La URSS ganó la guerra, pero la liberación de los pueblos que conquistó no llegó hasta la caída del muro, sustituyendo un totalitarismo por otro.
Varias son las falsedades que se contienen en la anterior afirmación. Primero, en ningún caso se puede comparar los gobiernos comunistas con el del partido nazi, simplemente porque en ningún caso los anteriores gobiernos del este de Europa quisieron eliminar físicamente a ningún grupo social, religioso o étnico. El horror de los campos de exterminio nazi no tienen parangón con ningún abuso de los cometidos por los gobiernos del «Pacto de Varsovia», querer igualar lo inigualable, tanto cualitativa como cuantitativamente, sólo se puede calificar como una burda manipulación.
Pero la mentira más espectacular, y que más ha pasado desapercibida, es la que afirma que, tras la derrota de Hitler, sólo a los países situados al oeste del río Elba, que fue la zona que se asigno a EE.UU, les llegó la «auténtica» liberación, mientras que a los situados en la órbita soviética sólo encontraron la libertad con la caída del muro de Berlín. Que lo diga un francés, italiano o alemán, puede pasar, ¡pero que lo diga un español! La dictadura de Franco duró cuarenta años, casi todos ellos estando bajo la órbita de EE.UU. El presidente Harry S. Truman, se alineó con Churchill, y creyó que la dictadura asesina franquista era la mejor manera de «tener controlados» a los indomables españoles. Mientras tanto, los tertulianos y columnistas se preocupan por el pasado de los países del este de Europa cuando son incapaces, o no quieren, reconocer el pasado español de opresión y pedir explicaciones al régimen estadounidense y sus aliados británicos y franceses.
Pero no soló hubo un régimen genocida y absolutista en España, tras el lado «bueno» del muro, occidente también apoyó dictaduras sangrientas como la de Salazar en Portugal y la de los coroneles en Grecia. Sin contar sus políticas con sus países colonizados (Latinoamérica, África, Asia..) sobre los que sobran los comentarios.
Ningún ciudadano español tiene nada que agradecer a EE.UU, sino todo lo contrario, los regímenes occidentales apoyaron a Franco durante y después de la guerra civil, incluso al monarca actual lo impusieron desde Washington. Mientras se pide a los ciudadanos del este que pidan cuenta a sus opresores, nosotros aún estamos sometidos a una inmensa amnesia colectiva.