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[22:34 min.]

Las semillas de la discordia

Fuentes: Duckin’ & Divin’ Films/Fuhem

Título: Seeds of Discontent Dirigido por: Geoff Arbourne. Editado por: Daan Wijdeveld. Producido por: Duckin’ & Divin’ Films  Duración: 22,34 m. Subtitulado en español por: TNI Documental elaborado en el marco de la Campaña: Hands Off the Land, proyecto de Transnational Institute (TNI), FIAN Internacional, União Nacional de Camponeses (UNAC) El documental está grabado en […]

Título: Seeds of Discontent

Dirigido por: Geoff Arbourne.

Editado por: Daan Wijdeveld.

Producido por: Duckin’ & Divin’ Films 

Duración: 22,34 m.

Subtitulado en español por: TNI

Documental elaborado en el marco de la Campaña: Hands Off the Land, proyecto de Transnational Institute (TNI), FIAN Internacional, União Nacional de Camponeses (UNAC)

El documental está grabado en una pequeña comunidad del norte de Mozambique, en la provincia de Niassa, donde una compañía, Chikweti, establecida con inversiones de iglesias suecas y noruegas y del fondo de pensiones holandés ABP, está creando grandes plantaciones de árboles. Chikweti no solo prometía a sus inversores una gran rentabilidad financiera, sino que también afirmaba que generaría empleo y que fomentaría la protección del medio ambiente y el desarrollo comunitario en la región. Parecía un proyecto con el que todas las partes salían ganando.

El documental sigue la historia de uno de los trabajadores, Amado, que desea mejorar las condiciones laborales de sus compañeros en la plantación que tiene la compañía Chikweti en la comunidad de Licole. Amado siente miedo y a menudo se ve intimidado, pero no desiste en su objetivo y se enfrenta a un sindicato apático, un gerente obstinado y un grupo de ancianos decididos a poner fin a sus acciones.

La fuerza de Las semillas de la discordia radica en que muestra de forma visual lo que significa el acaparamiento de tierras para las comunidades afectadas y lo difícil que les resulta oponer resistencia.

Los inversores tienen mucho dinero y, por lo general, cuentan con el respaldo de las autoridades. ¿Qué deben hacer las comunidades en esta situación? ¿Ceder sus tierras a los inversores? ¿O parte de ellas? ¿Tienen la opción de negarse a ello, de todas formas? ¿Qué pasa si no están de acuerdo? ¿Y qué pasa si los inversores toman más de lo que les corresponde y resulta que sus bonitas promesas resultan ser palabras vacías? 

Los habitantes de Licole se enfrentaron a todas estas preguntas. Al principio, algunos vecinos y vecinas de la comunidad pensaron que era una buena oportunidad y que debían ceder parte de sus tierras. Otros se negaron. Después, resultó que la compañía también había tomado tierras que no se le habían cedido. Las escuelas, carreteras, iglesias y hospitales que se habían prometido nunca se construyeron. Algunas personas consiguieron un trabajo, pero estaba muy mal pagado y al cabo de un tiempo fueron despedidas.

De modo que la gente empezó a protestar y a movilizarse. Sin embargo, algunos miembros de la comunidad tenían un trabajo y no querían perderlo, aunque estuviera mal pagado. Se produjeron más conflictos en la comunidad y la gente debía decidir qué hacer, mientras la compañía seguía plantando sus monocultivos de árboles.

El documental muestra muy bien la complejidad de los conflictos de tierras. En algunos casos, los conflictos relacionados con la tierra entrañan un robo directo de esta y las personas que habitan en ella son desalojadas por la fuerza. Pero muchas veces, las cosas son más complicadas. Y por eso, es más difícil que la gente se haga oír y que los inversores la escuchen.

Estos conflictos son un proceso dinámico: al principio, puede que la gente se vea atraída por las promesas de los inversores o simplemente se sienta abrumada por la situación (no hay que olvidar que la relación de poder no es de igual a igual). Pero luego ven lo que sucede realmente y empiezan a denunciar la situación y a oponerse a ella.

Seguir el caso de una comunidad nos ayuda a entender en qué consiste realmente el acaparamiento de tierras. Escuchar a la gente de Licole nos aleja de las discusiones académicas sobre si este tipo de proyectos de inversión generan o no «desarrollo». Y nos recuerda que lo que de verdad está en juego es el derecho de las personas a decidir cómo utilizar sus recursos y cómo llevar una vida digna.

Las semillas de la discordia nos muestra que la gente se está organizando para luchar contra los acaparadores de tierras y reivindicar sus derechos.

Fuente: http://www.fuhem.es/ecosocial/noticias.aspx?v=9483&n=0