Las elecciones parlamentarias celebradas el sábado en Australia arrojaron un empate entre el gobernante Partido Laborista y la coalición liberal-nacional, un resultado electoral inédito en siete décadas, que obligó a estas fuerzas políticas a abrir negociaciones de cara a la formación de un nuevo gobierno. La primera ministra Julia Gillard prometió hoy garantizar la estabilidad […]
Las elecciones parlamentarias celebradas el sábado en Australia arrojaron un empate entre el gobernante Partido Laborista y la coalición liberal-nacional, un resultado electoral inédito en siete décadas, que obligó a estas fuerzas políticas a abrir negociaciones de cara a la formación de un nuevo gobierno.
La primera ministra Julia Gillard prometió hoy garantizar la estabilidad del país frente a la amenaza de parálisis política por el empate en las legislativas.
Gillard, de 48 años, quien sucedió en junio a Kevin Rudd en el cargo de primer ministro, sufrió un revés al no confirmar su condición de favorita en los sondeos de hace unas semanas.
Aunque todavía quedan unos 80 mil votos por computar -los depositados vía postal, entre ellos-, la televisión pública difundió proyecciones sobre los resultados electorales que señalan que laboristas y opositores se quedarían con 73 escaños, tres menos de los necesarios para obtener la mayoría parlamentaria. Esta situación no se había dado en 70 años.
Laboristas y opositores buscarán al Verde para formar coalición
Ni Gillard ni el líder de la coalición liberal-nacional, Tonny Abbot, admitieron la derrota y ambos intentarán convencer a los independientes -abanderados de la población rural, principalmente- y a los dirigentes del Partido Verde de unirse a ellos para formar una coalición.
Analistas consideran que las conversaciones para lograr un acuerdo político podrían durar semanas. En este país de régimen parlamentario, el jefe de gobierno surge normalmente del partido que gana la mayoría en los comicios legislativos, a diferencia del sistema presidencial, donde el titular del Poder Ejecutivo es seleccionado por voto directo de los ciudadanos.
Además del empate, otro hecho insólito es que por primera vez un representante de las etnias aborígenes y un musulmán fueron electos miembros del Parlamento.
El número de votos en blanco o anulados registró un notable aumento respecto de las elecciones de 2007. Unos 619 mil votos fueron depositados en blanco o nulos, es decir, 5.4 por ciento de los sufragios, que podrían considerarse de protesta por la reciente conducción de los asuntos públicos.
Australia apoyó las invasiones de Afganistán e Irak encabezadas por Estados Unidos en 2001 y 2003, pero las quejas de los electores hacia los laboristas se han dirigido más bien hacia la política ambiental.
Fuente original: http://www.jornada.unam.mx/2010/08/23/index.php?section=mundo&article=024n3mun