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Revolución china en el 2014

¿Marxismo del siglo XXI?

Fuentes: Rebelión

En 1956 Mao Tse Tung dijo: «Este es un deber. Ustedes son tanta gente, su tierra es tan inmensa y tan ricos sus recursos naturales y, además se oye decir que ustedes están practicando el socialismo, al que califican de superior; así pues, ¡que desastroso sería si al cabo de 50 ó 60 años no […]

En 1956 Mao Tse Tung dijo: «Este es un deber. Ustedes son tanta gente, su tierra es tan inmensa y tan ricos sus recursos naturales y, además se oye decir que ustedes están practicando el socialismo, al que califican de superior; así pues, ¡que desastroso sería si al cabo de 50 ó 60 años no hubieran podido sobrepasar a los Estados Unidos! (…) Por consiguiente, no solo podemos, sino que con toda razón necesitamos y debemos sobrepasar a los Estados Unidos. De no ser así, la nación china quedaría en deuda con las demás naciones del mundo y reduciría a poca cosa nuestra contribución a la humanidad». Llegamos al 2014 con la meta cumplida y Mao no necesitó ser un clarividente.

Cuando en 1949 el Partido Comunista de China llegó al poder y fundó la República Popular que hoy conocemos, la promesa a cumplir fue poner fin a la estructura de clases tradicional. Las clases privilegiadas perdieron sus derechos, los campesinos y los trabajadores fueron, por un tiempo, elevados en estatus y oportunidades.

65 años después más de uno dirá que la estructura de clases fue puesta de cabeza, que los campesinos y trabajadores están otra vez al final de la escala social mientras que, junto a una clase media creciente, China tiene una de las tasas de inequidad de crecimiento más rápido y hoy se convierte en la primera economía del orbe; frente a ello nos preguntamos: ¿ello es producto de la aplicación del marxismo?

¿Capitalismo socialista o socialismo pragmático?

Aunque los comunistas más ortodoxos atribuyan la sorprendente evolución de la sociedad china a la adecuación al capitalismo, son los propios chinos quienes lo entienden como una estrategia del PCCH basada en el marxismo, la vinculación de la teoría marxista con la realidad concreta de China. Los chinos dicen haber aprendido que ni el teoricismo ni el simple pragmatismo pueden llevar al éxito la lucha revolucionaria. El propio Lenin lo señaló: «No toda la teoría respecto a Marx la tomamos como definitiva e intachable. Por el contrario, estamos firmemente convencidos de que solo puede servir como base científica. Los socialistas tienen que desarrollar aún más esta teoría en todas las direcciones si es que no quieren quedarse detrás de la realidad». (Lenin: «Nuestro programa», volumen 4 de la edición alemana de las obras completas de Lenin).

La aplicación del marxismo depende de las circunstancias concretas en diferentes países y naciones, sin que eso varíe la denominación de «marxismo», tal como otras teorías del desarrollo humano; sin embargo, el marxismo-leninismo del siglo XXI es en su naturaleza profundamente internacionalista, aplicable a cada nación específica, revolucionario y humanista. Aunque por más de una década el marxismo fue desdeñado y hoy hasta recordado con nostalgia, en China aún es vigente.

¿»El que no cambia todo no cambia nada»?

Los chinos parten de un señalamiento de Marx y Engels, respecto a que la burguesía solo puede establecer su liderazgo político si las condiciones de producción capitalistas han sido esencialmente desarrolladas; sin embargo, las condiciones de producción socialistas no se pueden establecer antes de que las clases trabajadoras y sus aliados hayan tomado el poder.

El PCCH es consciente que un orden socialista no es lo mismo que una sociedad socialista y tampoco es lo mismo que el socialismo completado. Comprender al socialismo de la China del 2014 es comprender la política fijada por sus autoridades en 1978. Aunque en la fase inicial es fundamental un cambio en la estructura de la propiedad y que las principales actividades económicas estén bajo el control del Estado, una socialización completa de los medios de producción no es visto como saludable para el desarrollo de las fuerzas productivas.

La estrategia china se basó en una política de reforma y de apertura al exterior que se centró en la modernización socialista y el desarrollo económico del país. Aunque los chinos afirman que la política socialista de su país no pretende ser universal, la comunidad internacional debe considerarla como una guía posible de ser replicada.

En la etapa inicial del socialismo chino el orden económico básico lo constituye el predominio de la propiedad pública y el desarrollo simultáneo de otras formas de propiedad. El carácter socialista se adhiere a los cuatro principios fundamentales (adhesión al camino socialista, a la dictadura democrática, a la dirección del Partido Comunista y al marxismo-leninismo y al Pensamiento Mao Tse Tung) en la protección de la propiedad estatal en campos estratégicos, en la protección de la propiedad pública de la tierra y en el control macroeconómico del Estado. En esta fase temprana del socialismo, la existencia de formas individuales y privadas de propiedad sobre la base del poder político socialista y el predominio de la propiedad pública contribuye a desarrollar una economía socialista. Si la relación de un ciudadano chino con el Estado o el PCCH no significa ser un capitalista, no la objetividad, nos obligaría a preguntarnos por qué más del 90% de las personas más ricas de China son miembros del PCCH.

¿Poderes del Estado o Poder Partidario?

Para marcar la diferencia entre el capitalismo y el socialismo resultan claves los temas de la propiedad, estructura política y poder político. El sistema político burgués es parlamentario multipartidista y separado por tres poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial); aunque los partidos burgueses se alternan en el poder o dominan continuamente el equilibrio de poder económico se mantiene intacto, garantizando un círculo de poder capitalista, por lo que cualquier cambio social resulta imposible.

La estructura política del Estado Socialista de China se caracteriza por el protagonismo del partido y por la cooperación de diferentes organizaciones políticas bajo la dirección del PCCH. La Asamblea Nacional del Pueblo lleva y representa al Estado, vigila el cumplimiento de la Constitución, aprueba las leyes y coopera estrechamente con la Conferencia Consultiva Política del Pueblo Chino. El Consejo de Estado cumple las funciones del Ejecutivo. Sin embargo, a diferencia del modelo burgués aplicado en el Perú y en casi todas las naciones del orbe, el Consejo de Estado no aborda temas económicos concretos, sino que se concentra en cuestiones estratégicas de desarrollo.

Los críticos del socialismo consideran que tener un solo partido dirigente es un riesgo para la sociedad al traer consecuencias graves. Alegan -tomando como ejemplo al Partido Comunista de la Unión Soviética- que ese partido caería en la degeneración. Sin embargo, la solución dada fue la «Perestroika» y la «Glásnost» implementada por Mijaíl Gorbachov en la URSS y otros ex países socialistas, que generó la extinción del propio campo socialista.

Sin calco ni copia

Si bien los logros teóricos del PCCH están cimentados en el Pensamiento Mao Tse Tung, durante el período de la revolución de Nueva Democracia, los aportes de Deng Xiaoping fueron para la fase inicial del socialismo. Los chinos sostienen que cada país tiene que elegir su propia forma de establecer el socialismo según sus circunstancias específicas. En su 17 conferencia partidaria, el PCCH afirmó que el socialismo chino es un socialismo científico llevado a cabo bajo la estricta consideración de su política. El PCCh asimila todas las experiencias valiosas, no solo de su propio país, sino también de la civilización en general.

Le valió la pena al PCCH enfrentarse a sus propios errores del pasado y aprender de ellos; aseguran haber encontrado un camino para aplicar el marxismo-leninismo bajo la existencia de diferentes sistemas sociales. La política de cinco principios de coexistencia armoniosa: (respeto a la soberanía e integridad territorial, no agresión, no intervención en asuntos internos de otro, igualdad y beneficio mutuo y coexistencia pacífica) constituye para ellos parte del avance del marxismo-leninismo y de su aplicación creativa. Los acontecimientos internacionales de los últimos 20 años demostraron que la guerra no es un medio para resolver conflictos internacionales o regionales ni los problemas internos de un Estado, pues no garantiza el futuro de la humanidad.

China: ¿primera potencia mundial?

En el aspecto económico, China acaba de superar a EE.UU. convirtiéndose en la mayor economía del mundo en términos del PIB a paridad del poder adquisitivo, según las estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI).

En términos de poder adquisitivo, la economía china era menos de la mitad que la de EE.UU. en 2005. El FMI espera que la distancia entre los dos países crezca en el futuro y que para 2019 la economía del gigante asiático sea un 20% mayor que la estadounidense.

Si en el 2013 el PBI chino alcanzaba los 16,15 billones de dólares y el de EEUU, 16,77 billones de dólares, este 2014 el escenario cambió; China suma 17,632 billones y EEUU 17,416 billones, en un nuevo orden mundial.

China crecerá 6.8% en el 2016, en el 2017 llegará a 6.6%, en el 2018 a 6.4% y en el 2019 a 6.3%. Pese a todo ello, los ingresos por habitante chino representan apenas la quinta parte de un estadounidense.

El PCCH es el mayor partido comunista en el mundo. Tiene 93 años de historia, de los cuales 28 fueron de lucha revolucionaria y casi 62 de construcción de una nueva sociedad. La experiencia adquirida por el partido en este periodo ha sido de vital importancia, no solo para el desarrollo de China, sino también para la aplicación de la teoría del marxismo-leninismo en general. Ahora le toca al lector reconocer o no si el auge chino es obra y gracia del albur, el capitalismo o de un socialismo aplicado a la realidad concreta.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.