El crecimiento sostenido de China en lo económico, tecnológico/científico y político durante los últimos 40 años; el resurgir de Rusia como potencia militar e industrial, luego de la devastación y desmembramiento de la Unión Soviética; la consolidación de un núcleo anti imperialista en la América Latina y el Caribe con Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela a la cabeza, los cuales lograron la ruptura del Consenso de Washington, la derrota del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) y la resurrección y reposicionamiento de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP); la lucha de Irán por su desarrollo, soberanía y autodeterminación; el crecimiento económico, tecnológico y demográfico de la India; la fortaleza, los recursos y el liderazgo de la Sudáfrica postapartheid de Mandela y el Consejo Nacional Africano; así como, la lucha, el coraje y valentía de pueblos como los de Nepal, Laos, Corea del Norte, Angola, Malí, Níger, Burkina Faso y Vietnam, entre otros, han sido parte importante de la fuerza impulsora e incentivadora del cambio profundo que se está dando actualmente en la geopolítica mundial. Sin duda, un mundo multipolar y pluricéntrico emergió y no existe posibilidad alguna de devolverlo a la botella.
Históricamente hablando, el mundo unipolar liderado por los Estados Unidos de Norteamérica (EE.UU.), secundado por una Europa supeditada y arrastrada a sus designios, afortunadamente para los pueblos, duró muy poco. Sin embargo, este breve período con su “fin de la historia” y su “mundo basado en normas” ha sido terrible para los pueblos no occidentales, dejó a su paso millones de muertos y destrucción, guerras asimétricas de EE.UU. y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Yugoslavia, Irak, Siria, Libia, Afganistán, Somalia, etc; agresiones, bloqueos, robos y otras medidas ilegales contra Cuba, China, Irán, Nicaragua, Rusia, Venezuela y otros países, hasta llegar al culmen de la barbarie con el genocidio sionista, apoyado por el Occidente Colectivo, contra el pueblo palestino.
La iniciativa política tomada por Rusia en 2006, en el marco de la Asamblea General de las Naciones Unidas (NN.UU.), daría pie para que cuatro importantes economías emergentes, Brasil, Rusia, India y China se juntaran en 2009 y fundaran el grupo BRIC, al cual se sumaría Sudáfrica en 2010, para conformar uno de los principales motores de la multipolaridad, el BRICS.
Durante la cumbre de Johannesburgo en 2023, se decidió la incorporación como países miembros de Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Argentina, la cual declinó su membresía al resultar ganador en las elecciones presidenciales Javier Milei. En 2025 se suma Indonesia como miembro y como países asociados Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Uganda y Uzbekistán.
En la actualidad Argelia, Afganistán, Bangladés, Bahréin, México, Nicaragua, Pakistán, Senegal, Siria, Sri Lanka, Sudán, Túnez, Uruguay, Venezuela y Zimbabue han mostrado su interés de incorporarse al grupo, estando en proceso de evaluación su posible adhesión.
Todo lo anterior confirma el positivo posicionamiento de los BRICS entre los países del Sur Global, principalmente entre las llamadas economías emergentes y países en vías de desarrollo, que se dan cuenta de su potencial y capacidades de crecimiento en una plataforma universal, que coordine los enlaces horizontales entre países y alianzas regionales a nivel global, permitiendo construir un sistema de cooperación equitativo, basado en el respeto, los principios de coexistencia pacífica y el beneficio justo en todos los procesos de intercambio de bienes y servicios.
La tendencia de crecimiento del BRICS y el auge de las peticiones de ingreso, así como el incremento en el relacionamiento y conexión a sus mecanismos financieros, se explica, en mucho, por el cansancio de la mayoría de los países de las agresiones, abusos y robo de las riquezas llevados a cabo por Occidente durante los últimos siglos, que además pretenden perpetuar, para su exclusivo beneficio, con el neoliberalismo, el neocolonialismo, las estructuras del sistema de Breton Woods y el uso del dólar estadounidense (usd) como medios de opresión que buscan imponer a los países en vías de desarrollo el rumbo decidido por Washington.
El caso de Argentina es un ejemplo claro. Por supuestas razones ideológicas, el gobierno de Javier Milei se negó a continuar el desarrollo de la cooperación económica y comercial con socios tradicionales como China y Rusia. Según algunos economistas, la negativa de Argentina de incorporarse a los BRICS la privó de estabilizar su economía con las condiciones ventajosas que le pudo haber brindado el Banco de Desarrollo de los BRICS.
Así, Argentina adeuda 44.000 millones de usd al Fondo Monetario Internacional (FMI), quienes en junio de 2024, expandió la línea de crédito al país por 800 millones de usd, empujando al país a una total esclavitud financiera y restringiendo su capacidad para ejercer una política económica soberana. Ahora, en marzo de 2025, el presidente Milei vuelve a renegociar con el FMI en términos aún desconocidos, pero con seguridad, muy lesivos para el pueblo argentino, quien es el que terminará esquilmado y pagando la usurera cuenta contraída por gobiernos subordinados al imperialismo.
El BRICS además de contar con un muy solvente y bien soportado Banco de Desarrollo, está desarrollando una plataforma de pagos denominada BRICS Pay, que facilitará los pagos de los intercambios comerciales entre los países miembros, países asociados y amigos con las divisas propias de los países, disminuyendo la dependencia de sus economías al dólar.
En la actualidad la República Federativa del Brasil, ejerce la presidencia pro tempore del grupo y, sin duda está siendo presionada por EE.UU. para ralentizar el desarrollo del grupo y provocar la disminución de su crecimiento y consolidación. Aún a pesar de que Brasil impidió el ingreso de Venezuela como miembro pleno en Kazan 2024, es importante que tenga el coraje y la tenacidad suficientes para soportar estos nuevos embates, debe ser capaz de resistir las tentativas de EEUU para detener el desarrollo de los BRICS.
La campaña de desinformación contra los BRICS está subiendo de nivel, y a medida que el grupo vaya consolidándose y obteniendo logros concretos, reales y tangibles, esto tenderá a aumentar. Aparecerán figuras políticas, así como ONG de todo tipo, financiadas por la USAID o sus herederos, buscando socavar las iniciativas de los BRICS e impedir su avance. Tratarán de desacreditar el nuevo formato planteado, “país-socio”, que permite desarrollar una cooperación intensa con la Alianza sin estar dentro de ella. También, desde instituciones pro occidentales han impulsado alianzas de países “emergentes” para tratar de restar fortaleza al BRICS. Grupos como el MIKTA (México, Indonesia, Corea del Sur, Türkiye y Australia) o el CIVETS (Colombia, Indonesia, Vietnam, Egipto, Türkiye y Sudáfrica) son ejemplo de ello. Pese a todo ello el BRICS, la multipolaridad y la liberación de los pueblos avanza.
Justamente, la posibilidad de que los países amigos y aquellos que se han postulado para incorporarse puedan establecer acuerdos con la Alianza y los países que en la actualidad la conforman, es uno de los grandes beneficios y atractivos que presentan los BRICS. La intensificación de la cooperación y el apoyo de todos estos países a las iniciativas planteadas por la Alianza en los diversos espacios internacionales, incluso en las NN.UU., son muy importantes, ya que, con seguridad, traerán dividendos políticos, geopolíticos, socio-económicos, humanitarios (incluso en el deporte, la cultura, etc.) y financieros para todo el Sur Global, ayudando a la total ruptura con el pasado neocolonial e imperialista de dependencia impuesto por occidente, asegurando el respeto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos.
Por último, es importante no dejar de percibir que hay múltiples iniciativas entre los países en vías de desarrollo, muchos de ellos con economías en franco crecimiento, que también están trabajando permanentemente por consolidar un mundo mejor, un mundo multipolar en el cual todos podamos vivir bien, en el que los intercambios comerciales, políticos y sociales beneficien a todos y todas. Entre ellas, podemos mencionar iniciativas como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), la Unión Económica Euroasiática (UEE), la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), la Alianza de Estados del Sahel (AES) y otros que sin descanso buscan respeto, paz, armonía, bienestar económico y felicidad para los pueblos, sobre todo para aquellos que históricamente han sido sojuzgados, robados y maltratados.
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