En conversación telefónica desde una localidad sin especificar, Allah Nazar, una de las figuras claves de la resistencia baluche, arroja algo de luz sobre el «agujero negro» informativo que es Baluchistán. Dividido por las fronteras de Afganistán, Pakistán e Irán, Baluchistán tiene el tamaño de Francia y se parece a Marte por su paisaje árido […]
En conversación telefónica desde una localidad sin especificar, Allah Nazar, una de las figuras claves de la resistencia baluche, arroja algo de luz sobre el «agujero negro» informativo que es Baluchistán.
Dividido por las fronteras de Afganistán, Pakistán e Irán, Baluchistán tiene el tamaño de Francia y se parece a Marte por su paisaje árido pero, sobre todo, porque sabemos tan poco de él como del planeta rojo. Veinte muertos y decenas de heridos es, hasta el momento, el saldo humano del último bombardeo de la aviación pakistaní sobre la aldea de Mashkey, la localidad natal de Allah Nazar. Esta entrevista fue realizada antes de la operación aún en curso. Informantes en la zona apuntan a que Nazar sigue vivo, pero se teme por el estado de sus parientes y allegados.
Los grupos resistentes baluches como el BRA o el BLA o Lashkar-e-Balochistan (Ejército de Baluchistán) parecen seguir líneas tribales. ¿Es ese el caso de la organización que usted lidera?
En absoluto. El BLF está formado por más de 6.000 guerrilleros llegados de todo Baluchistán Este (bajo control de Islamabad), y de prácticamente todo el espectro social. En cualquier caso, los movimientos armados baluches trabajamos ya para conseguir un mando conjunto.
Islamabad insiste en que India está históricamente tras la resistencia baluche.
Es solo propaganda falsa de los medios estatales paquistaníes a fin de mostrar al mundo que los baluches son meras marionetas.
Baluchistán Este cuenta con un Gobierno regional. ¿Por qué han optado ustedes por la lucha armada y no por la política parlamentaria?
El Parlamento regional fabrica leyes dirigidas contra nuestra identidad nacional, nuestra cultura y nuestra lengua. La Corte Suprema no hace sino legitimar la brutalidad del Estado contra nosotros. Los baluches declaramos un Estado independiente en agosto de 1947, antes incluso de que Pakistán llegara a existir. Siete meses más tarde, Islamabad ocupó nuestras tierras por la fuerza y llevamos luchando por nuestra independencia desde entonces.
Pero algunos dirigentes baluches como Akhtar Mengal (líder del clan de los Mengal y del Partido Nacionalista Baluche) abogan por la autodeterminación y no por la independencia.
Mengal pide «autodeterminación nacional», un concepto con un sentido muy vago que puede implicar nuestra permanencia dentro del Estado que nos oprime. Además, me temo que Mengal solo busca limpiar su camino para las próximas elecciones en 2013.
Siguen ustedes atentando contra el puerto de aguas profundas de Gwadar, un proyecto que, en palabras de Islamabad, «catapultaría la precaria economía en la región».
El puerto de Gwadar ha sido planeado en interés de Islamabad y los poderes coloniales, nunca para el bienestar del pueblo baluche. Lo único que pretende Pakistán es atraer a cientos de miles de muhajir (inmigrantes), como ya ocurrió con el puerto de Karachi (en la vecina región de Sindh) y provocar un cambio demográfico en Baluchistán. Gwadar es una sentencia de muerte para nuestro pueblo.
El pasado setiembre el BULA (Ejército Unificado de Liberación Baluche) -un grupo hasta entonces desconocido- reivindicó la muerte de diez obreros en el distrito de Mastung (noroeste de Baluchistán Este). Muchos apuntan a que el BULA es una facción del BLF.
No tenemos relación estructural con ellos pero quiero aclarar que aquellos supuestos obreros no eran sino agentes encubiertos que trabajaban para el Ejército construyendo carreteras en todo Pakistán, y especialmente en Baluchistán. Estos últimos estaban construyendo carreteras hacia las zonas montañosas donde se refugia la resistencia y ya se les había avisado dos veces antes del atentado.
En cualquier caso, el BLF también se atribuyó presuntamente la responsabilidad por la muerte de tres periodistas el pasado año, ¿no es así?
El BLF nunca ha matado ni amenazado a ningún periodista. Desgraciadamente, los únicos medios de prensa autorizados en Baluchistán son los del aparato del Estado por lo que el apagón informativo es total y la intoxicación es constante y programada.
¿Es falso entonces que el corresponsal de la BBC en Quetta, Ayub Tarim, fuera amenazado por ustedes?
Conozco a Ayub Tarim desde que era un estudiante en el Colegio Médico Bolan y yo era presidente del BSO (Organización de Estudiantes Baluches). Simplemente transmitimos al señor Tarim nuestro malestar por la insuficiente y sesgada cobertura del conflicto por parte de la BBC, en base principalmente en fuentes gubernamentales.
Acusan ustedes a Islamabad de «talibanizar» Baluchistán para sofocar el movimiento nacionalista.
Por nuestra naturaleza secular, nuestra cultura y tradición, el régimen paquistaní está tratando de inocular en nuestra tierra el germen del integrismo religioso. Justo desde donde hablo con usted en este momento, el ISI – los servicios secretos de Pakistán- han creado dos grupos religiosos militantes contra el movimiento baluche. Uno es Ansar-al-Islam (Seguidores del Islam) y el otro es Tahafuz-e-Hadudullah (Protectores de la ley de Dios). Pakistán es la cuna de los talibanes y apoya a los terroristas de Al-Qaeda en Afganistán, India, Arabia Saudí, Yemen… Pakistán es una amenaza para todo el mundo civilizado.
¿Se coordinan ustedes con el movimiento insurgente baluche en la vecina Irán?
Sabemos que Jundullah (Ejército de Dios) es una organización baluche, pero no tenemos ninguna relación con ellos. Seguimos una agenda nacional que nada tiene que ver con el extremismo religioso de Jundullah.
Fue usted médico antes que guerrillero. ¿Confía en volver a ejercer algún día?
Una vez nos hayamos sacudido el yugo que nos oprime me gustaría volver a la medicina como docente.