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Para entender lo que ocurre en Irán, hay que remontarse a las protestas de los últimos años

Fuentes: Rebelión

La semana pasada tuvimos ocasión de recibir a uno de los líderes del movimiento obrero iraní, Meysam Alé-Mahdi, extrabajador de AHVAZ (o Compañía Nacional del Acero de Juzestán). Esta reunión que fue organizada por Bund der Komunist*innen, se celebró en Berlín.

Dado que puede proporcionarnos información útil sobre la situación del movimiento obrero en Irán, así como sobre su enfoque de la revuelta actual, hemos pensado que una traducción al castellano de esta reunión podría ser útil para comprender la situación.

Traducción a partir de la versión en francés de Habib, del colectivo DNDF (dndf.org) & Andisheh va Peykar

Traducción al castellano del mitin público de Meysam Alé-Mahdi en Berlín

17 de diciembre de 2022

En primer lugar, a modo de introducción, un camarada presentó a Meysam y el tema de la discusión. Se refirió en particular a una concentración de los trabajadores de la planta siderúrgica de Ahvaz el pasado mes de julio, frente a la sede del gobierno provincial de Juzestán, durante la cual Karim SIAHI, uno de los dirigentes obreros, afirmó claramente que «los trabajadores de la planta siderúrgica de Ahvaz conocían desde hacía mucho tiempo la autoorganización y la gestión consejista de la planta».

«Los trabajadores de la Fábrica de Acero de Ahvaz miran con los ojos abiertos la experiencia de lucha de otros trabajadores de Irán, pero también conocían las luchas de los trabajadores de Argentina; saben muy bien que, como en todas partes del mundo, el capitalismo es su enemigo común. Los trabajadores de Acero de Ahvaz, como los trabajadores de Haft Tapeh [Se trata de la fábrica agroindustrial Haft-Tappeh (o Haft-Tepe, en persa: هفت تپه, «las siete colinas») que también se encuentra en la provincia de Juzestán, en el suroeste de Irán. La fábrica produce principalmente caña de azúcar y sus derivados. En 2015, la fábrica fue entregada «al sector privado» por una suma ridícula. Este «sector privado» no es otro que dos personas (una de las cuales es pariente del entonces vicepresidente Rohani) que operaban como corredores de bolsa en transacciones de divisas. En un momento dado, fueron detenidos por varios fraudes y, mientras la sobrina ha huido, el otro está detenido. En 1974 se creó un sindicato de trabajadores, pero fue sobre todo en 2005-2006 cuando comenzaron las protestas.Desde entonces, ha habido constantes protestas y huelgas en la empresa. Han estado constantemente en la vanguardia del movimiento obrero y han pronunciado discursos memorables sobre la necesidad de los consejos obreros y la gestión de los trabajadores a través de los discursos de su portavoz, el Sr. Esmail Bajshí, que ha sido encarcelado muchas veces y ahora está despedido] han sidodetenidos y torturados en repetidas ocasiones; su representante ha sido puesto ante las cámaras de televisión para que confesara obligatoriamente contra sí mismo y sus colegas; los portavoces han sido despedidos para intimidar a otros trabajadores, pero los trabajadores siderúrgicos de Ahvaz se han solidarizado entre sí, se han forjado en el fuego de la lucha y en los hornos de la fábrica para convertirse ellos mismos en acero; han demostrado que están dispuestos a luchar para mantener viva la llama de la lucha de clases.»

«Estamos muy contentos de tener la oportunidad de escuchar directamente de un trabajador la apreciación que tiene del actual levantamiento. Creemos que los trabajadores han demostrado que, sin la intervención de partidos políticos de todas las tendencias, que creen que los trabajadores esperan sus directrices e instrucciones, son perfectamente capaces de satisfacer las exigencias de su lucha; los trabajadores de Acero de Ahvaz no han esperado a un salvador y han tomado ellos mismos su destino en sus manos.

Tras esta breve introducción, nuestro camarada presentó el Grupo Industrial de Acero de Ahvaz:

«Este complejo se inauguró en 1963 y, durante el proceso de privatización en Irán, se transfirió al Sr. Amir-Mansour Aria. [Cabe señalar que al final de la guerra Irán-Iraq, en 1988, sectores enteros de la economía, que con la «revolución» del 79 habían pasado a ser públicos, fueron transferidos al sector privado con el pretexto de la necesidad de privatización. Se trataba esencialmente de transferir una parte del patrimonio público al sector privado mediante su paso, en un primer momento, a empresas vinculadas al gobierno islámico o a organizaciones pertenecientes a las fuerzas del orden o a fundaciones religiosas; en realidad, se trataba de una privatización «falsa» que beneficiaba esencialmente a las personalidades dirigentes y a sus familias; por otra parte, es en parte debido a este movimiento que asistimos hoy a una especie de formación de la clase capitalista privada en Irán que ve con buenos ojos la apertura a Occidente. Quiere recuperar los vínculos rotos con la infraestructura del capitalismo mundial. Esta privatización fue tan «de cartón» que los iraníes le encontraron un nuevo término: se llama khossoulati, que en realidad es una contracción de dos términos, Khossoussi (privado) y Dolati (estatal); pero como el Estado iraní no hace nada bien, en 2013 se sabía -según datos oficiales- que estas privatizaciones correspondían sólo al 13% del capital total. Nota del editor]

El propio Sr. Aria fue ejecutado [en 2011] tras estallar el escándalo de su fraude y malversación (3 billones de tomans) [~250 millones de dólares de entonces] porque no quiso revelar los nombres de sus cómplices [¡que le habrían eliminado de todos modos!].

En ese mismo proceso de privatización vimos cómo el número de trabajadores pasaba de 7.000 a 4.000, con lo que la tasa de explotación casi se duplicó. A partir de 2013, los trabajadores de esta fábrica estuvieron luchando regularmente para conseguir sus derechos.

Meysam Alé-Mahdi es uno de los trabajadores más conocidos de Acero de Ahvaz porque fue, en el momento álgido del movimiento, su portavoz.

Comenzó su trabajo en este complejo en 2007 como empleado de servicio diario (en la cantina) y luego fue contratado como fijo en la producción, donde trabajó hasta 2018. Tras un periodo en prisión, tuvo que pasar a la clandestinidad y se vio obligado a abandonar el país.

Estamos muy contentos de tener la oportunidad de escuchar directamente a un trabajador en lugar de, como es muy habitual, limitarnos a leer y escuchar las declaraciones de los partidos y organizaciones que hablan por la clase trabajadora. Sólo me queda dar la bienvenida a Meysam y dejarle hablar».

Tras los agradecimientos de rigor, Meysam comenzó su discurso:

«En primer lugar, debo dejar claro que el actual levantamiento en Irán es un levantamiento de mujeres. Son las mujeres las que llevan la bandera de este movimiento y aprovecho esta oportunidad para enviar un saludo a todas mis compañeras; a todas las que hoy están en cautiverio y sufriendo en las cárceles de la República Islámica. Están en la cárcel y no me atrevo a hablar en su nombre. Podría hablar de su exclusión, pero sólo como trabajador árabe y excluido como tal, digo que podría sentir un dolor común.

Para entender lo que está ocurriendo en Irán, debemos remontarnos a las protestas que han tenido lugar en los últimos años, en la calle y en el espacio público. Tenemos que volver a lo que ocurre en la calle, que es muy distinto de lo que muestran los medios de comunicación.

Los medios de comunicación siempre tratan a los trabajadores como un ejército de extras para la revolución, pero nosotros somos los verdaderos revolucionarios.

Nos remontaremos al pasado reciente para examinar las protestas; el punto de partida de nuestro análisis son los acontecimientos de 2009.

Recordarán que estas protestas se referían a las elecciones presidenciales en Irán y a la candidatura del reformista Mir-Hossein Moussavi. Como saben, estas protestas fueron reprimidas y, tras el arresto domiciliario de Mir-Hossein Moussavi, la corriente reformista se retiró y el movimiento se detuvo. Fue después de estos acontecimientos cuando vimos surgir protestas que, esta vez sí, podrían calificarse de «clasistas»; mientras tanto, seguíamos teniendo al movimiento obrero activo, en la calle y protestando contra todas las injusticias que sufría. El beneficio más importante de estos movimientos fue, sin duda, la confianza que la gente adquirió en sí misma durante estas protestas; los excluidos de la estructura socioeconómica del país comprendieron que podían tener voz en la ecuación del poder gracias a su movilización.

Los medios de comunicación, por su parte, siempre hablaban de los trabajadores en términos miserables, hablaban de los «pobres trabajadores», de los «pobres …Era un vocabulario humillante con respecto a la actividad de los trabajadores y si estoy aquí es también para explicarles que no éramos «trabajadores pobres», éramos militantes reivindicativos; los movimientos de los pobres y de los desgraciados son los movimientos que se doblegan ante los gobernantes y que mendigan su benevolencia y su caridad. Intentábamos crear el vocabulario de nuestra propia clase en las calles y también inventar la estructura de nuestra organización; es decir, la creación de una organización horizontal, sin ningún intento de establecer a una persona o grupo en la posición de líder y al que los demás deban obedecer. Por supuesto, todos estos esfuerzos fueron reprimidos, pero aprendimos de estas represiones y nos corregimos y fortalecimos.

Desde nuestro punto de vista, las protestas han adquirido un color claramente «clasista» en los últimos 5 años. Las protestas que vivíamos en las calles eran cada vez más «de clase»; además, estábamos en presencia de un movimiento obrero que progresaba continuamente; veíamos cada vez más, las movilizaciones y protestas de 3 días en todo el país se convertían en movilizaciones de 5 días y sentíamos que esta conciencia, esta confianza en sí mismo se producía en los movimientos de la calle hasta que pudimos decir que hoy la calle protesta y fuimos capaces de producir un discurso y una organización de clase.

Si nos fijamos en los datos sobre detenciones en los últimos tres meses, vemos que hay muchas personas detenidas en el movimiento estudiantil, en el movimiento de las mujeres, así como entre los trabajadores. Es un movimiento que crece sin guía ni dirección; ése es exactamente el vocabulario y el discurso que habíamos intentado poner en marcha. Cuando observas la actitud de la gente que está en el movimiento, a nivel de calle, sientes que ya no estamos diluidos en el movimiento general como en el pasado y como informan los medios de comunicación.

Hubo un tiempo en que hablábamos de comités de trabajadores o consejos de trabajadores y tratábamos de construir un movimiento que no necesitara un líder o un dirigente, de forma horizontal; pero fuimos reprimidos y detenidos. Estuve con los compañeros, éramos 41 personas detenidas. Se trataba de que la detención de una o varias personas no detuviera todo el movimiento. Durante nuestro encarcelamiento hubo una inundación muy importante en Ahvaz. Se crearon comités populares para ayudar a los habitantes y en aquella ocasión nos dimos cuenta de que estábamos en la cárcel pero nuestros pensamientos estaban en la calle.

Una vez liberados, nos unimos a los comités populares, y fue entonces cuando los trabajadores siderúrgicos de Ahvaz iniciaron una huelga de hambre para poder enviar a los residentes necesitados todas las comidas preparadas en la fábrica y destinadas a ellos. Aún hoy se puede ver este tipo de organización horizontal en los comités de barrio; es la prueba de que nuestro discurso ha llegado a la calle. Cuando hablamos de nosotros, hablamos de una clase, no de una persona o un cargo. Cuando hablamos de las protestas y de la continuidad de las mismas, no me cabe duda de que son protestas de clase; esta es la lógica que utilizamos cuando observamos los movimientos que se producen en la calle. Al principio de un movimiento de protesta, en los primeros días, se puede ver a personas que han entrado en el movimiento bajo el efecto de sus emociones; entran en él en estado de agitación, con sentimientos de ira o venganza; pero la continuidad de estas protestas sólo puede ser de personas que ya no tienen nada que perder… y ningún capitalista puede estar 3 meses en la calle protestando porque siempre tendría miedo de perderlo todo; esta es también la razón por la que podemos deducir que las protestas actuales son en realidad protestas de clase.

Permítanme plantear otro punto que es muy importante. Occidente se esfuerza por fabricar líderes para el movimiento iraní; hacen todo lo posible a través de sus medios de comunicación para fabricarnos líderes. Conocemos muy bien a estos autoproclamados líderes o a los que nos quieren colar los parlamentos occidentales. Conocemos muy bien la historia de la OTAN en la región. Su preocupación no es la liberación de la mujer o los derechos humanos en nuestros países, sino los recursos y el capital que hay allí.

Echemos un vistazo a las últimas semanas y veamos la práctica de estos autoproclamados líderes.

Durante las dos últimas semanas, la familia Pahlavi [antiguo rey del país], así como la Sra. Alinejad [antigua periodista del Parlamento de la R.I., en un tiempo próxima a los reformistas, que abandonó el país para irse a Estados Unidos y milita contra el hiyab. Políticamente cercanos a los republicanos estadounidenses] fueron recibidos en Francia, el primero por el presidente Macron y el segundo por los parlamentarios franceses. Tras estas visitas, el Presidente Macron viajó a Estados Unidos y, junto con Biden, hicieron una declaración en la que rendían homenaje a la valentía de las mujeres iraníes. Por nuestra parte, siempre estamos dispuestos a negociar, pero es obvio que Occidente está intentando utilizar el derramamiento de sangre en Irán como moneda de cambio en sus negociaciones con los dirigentes iraníes; no permitimos que se trate al movimiento obrero como una carta a jugar, porque estamos en la lucha sobre la base de nuestra propia voluntad y no en función de lo que quieren los Estados occidentales. Hoy vemos hasta qué punto estas personas y sus corrientes pertenecen a la contrarrevolución. El pueblo iraní, que ha vivido durante más de 40 años bajo el yugo de la República Islámica, ha ido construyendo poco a poco su lucha: poco a poco se fue sumando a la protesta, fue un proceso que unió al movimiento de mujeres al movimiento estudiantil y al movimiento obrero; ahora oímos consignas «clasistas» en nuestras manifestaciones, en las calles. Estos lemas se dirigen contra la opresión en cualquiera de sus formas. Oímos «¡Muerte al opresor, sea el Sha, sea el Líder!».

Pero los medios de comunicación del interior del país publican entrevistas con el líder y los medios del exterior hacen entrevistas con Pahlavi; así continúa la broma mediática, hacen todo lo posible para no ver que se trata de una cuestión de clase y quieren utilizarnos como medio, como ejército de extras o carne de cañón; hacen todo lo posible por apartarnos a nosotros y a nuestro discurso del curso de los acontecimientos; por convertirnos en víctimas y desatender nuestra lucha, mientras que cada persona que está hoy en la calle para protestar contra el régimen tiene una creencia inquebrantable en su causa, está ahí para cambiar realmente algo. Los medios de comunicación intentan transformar el significado de esta lucha utilizando un vocabulario diferente; transforman nuestros conceptos de clase despojándolos de todo significado, trivializándolos, degradándolos como una vulgar mercancía. No dejan de repetir la palabra huelga como un medio sin importancia; incluso cuando no hay huelgas en algunas ciudades, intentan fabricarlas.

Los trabajadores, cuando organizan una huelga, saben muy bien lo que hacen; pero los medios de comunicación actúan como si no reconocieran nuestra conciencia de clase, ni nuestra inteligencia. Piensan que repitiendo todo el tiempo «huelga huelga huelga huelga» llevarán a los trabajadores a las huelgas; de hecho, descuidan nuestra subjetividad, piensan que vamos a la huelga por nuestra falta de conocimiento y conciencia; nos toman por personas inconscientes bajo la influencia de nuestras emociones, que el ambiente de agitación nos ha empujado a las calles.

Los medios de comunicación intentan constantemente apoderarse de nuestros conceptos y trivializarlos repitiendo, por ejemplo, «revolución revolución»… como si no supiéramos que la revolución es un proceso, que no se dicta de arriba hacia abajo, sino que por el contrario es un movimiento que va hacia arriba; la revolución es el dictado de los de abajo a los de arriba.

Esta inversión de sentido que intentan hacernos tragar, despreciar nuestra conciencia y victimizarnos, es para persuadir a las fuerzas occidentales de la necesidad de lanzar un ataque contra Irán. Estas guerras serían la contrarrevolución misma.

Recordamos muy bien cuando pedían a las mujeres iraníes que se quitaran el hiyab y las convencían de que limitaran el movimiento a esta cuestión, pero hoy las mujeres iraníes están en la calle, quemando su hiyab pero también desafiando a todo el régimen. A los medios de comunicación no les gusta hablar de que en el sistema iraní las mujeres están completamente excluidas de la estructura política, económica y social del país; los medios, al limitar la revuelta de las mujeres a la cuestión del hiyab, están creando una especie de islamofobia, mientras que nosotros creemos en la libertad humana y no en el dictado de los poderosos para imponernos en qué debemos creer. Hoy, la lucha de las mujeres en Irán es la escuela de la lucha de las mujeres en el Sur. Esto no es sólo una ilusión o un deseo; todo el mundo ha visto las fotos de mujeres iraníes subidas al techo de los coches y quemando su hiyab. Ya habíamos visto escenas similares en Sudán, cuando Alaa Salah se subió a un coche para cantar canciones revolucionarias; hemos visto esta escena miles de veces; fuimos testigos de las luchas de las mujeres africanas con sus propios lemas, lemas que se repetían en las calles de Irán; vimos el lema de las mujeres kurdas «¡Mujer, vida, libertad!», que se retomó en Irán; por eso creo que la lucha de las mujeres en Irán es una escuela y un compendio de la lucha de todas las mujeres del Sur. Cuando las mujeres iraníes hacen suyas las consignas de las mujeres afganas, saben muy bien lo que ocurrió en Afganistán tras la retirada de las fuerzas estadounidenses y la toma del poder por los talibanes. Ven muy bien lo que está ocurriendo con las mujeres en Irak y Siria… así que quienes hoy están sentados en el Congreso de Estados Unidos y quieren persuadir a las mujeres iraníes de que quieren liberarlas, deberían liberar primero a las mujeres estadounidenses.

Creo que estamos superando nuestro dolor y llegando al punto de la libertad; vamos a hacer una revolución.

Además, no soy en absoluto alguien que se haga ilusiones con la Revolución; hemos recorrido un largo camino en los últimos 15 años; cuando estábamos en la calle, pero con muy poca gente, cuando intentábamos organizarnos, pero apenas pasábamos de unas pocas personas… y hoy vemos cómo nuestro vocabulario ha sido asumido por la calle y se está generalizando en el ámbito público; estoy convencido de que ésta es nuestra revolución.

Esta es nuestra revolución y no se la confiamos a nadie. La revolución que está teniendo lugar hoy en las calles de Irán es el dolor de las personas que han sido apartadas, excluidas y marginadas; es el dolor de los baluchs, es el dolor de los kurdos, es el dolor de los árabes, es el dolor de todas aquellas personas que están excluidas de esta estructura a causa de su lengua, de su origen. Ya no somos víctimas de ningún sistema porque hemos decidido avanzar y si estoy hoy aquí es para explicar el vocabulario de nuestra clase, el vocabulario de una clase a la que intentan excluir, apartar y hacer víctimas de nuestras mujeres en lucha. Piensan que estamos en la calle por nuestra inconsciencia, nuestra falta de criterio, pero sin duda somos personas en lucha porque la vivimos y las mujeres iraníes han experimentado esta resistencia en sus vidas. Conocemos la vida, conocemos la resistencia, a través del dolor de nuestros camaradas; a través del dolor de Leila [Hosseinzadeh], que ahora está en prisión. Cuando estábamos en la calle e intentábamos organizarnos, había una voz solidaria con nosotros de una universidad; era la universidad donde estudiaba Leila, y hoy es ella la que está encerrada. Pero los tiempos han cambiado; hoy hay miles de estudiantes en cientos de universidades que utilizan el lenguaje y el vocabulario de la revolución. Nos meten en la cárcel, construyen casos contra nosotros, hacen falsos documentales contra nosotros, pero nuestro vocabulario y nuestra lucha está en la calle, no tenemos guía, nuestra guía es la calle.

Gracias».

[El público aplaude].

Tras esta breve intervención, el camarada encargado de los debates dio la palabra a los participantes para que pudieran formular sus preguntas, precisando que, en la medida de lo posible, su intervención no debía exceder de 2 minutos para que todos pudieran expresarse.

-Pregunta (en alemán): ¿Qué espera de los grupos y organizaciones en el extranjero para apoyar el levantamiento en Irán?

-Respuesta: En el extranjero, nosotros -digo «nosotros» porque yo también me encuentro en el extranjero- nos encontramos en una situación que permite más libertad de expresión. La cuestión más seria es ésta:

Aquí ya no se trata directamente de la República Islámica y su represión; aquí hay que hablar claro y sin evasivas. Ya no es posible no tomar partes, jugar en medio, eso sería un crimen.

Cuando vemos que un niño participa en las manifestaciones y está dispuesto a recibir un tiro en el pecho, lo menos que podemos hacer es ser tan sinceros y valientes como él. Tenemos que estar presentes para que, en solidaridad con el movimiento, podamos retomar el vocabulario de la calle. Tenemos que ser capaces de reproducir por nosotros mismos, aquí y ahora, todas las capacidades y posibilidades que nos han arrebatado en otro lugar. Que actuemos solidariamente y que seamos capaces de repetir el vocabulario y el lenguaje de nuestra clase.

Tenemos que ser capaces de producir un pensamiento crítico y actualizado frente a las principales corrientes que se nos proponen.

Y si nuestra valoración es que estamos ante una revolución de las mujeres, debemos actuar en consecuencia y nombrarla claramente, porque una vez que hemos reconocido, nombrado e identificado un movimiento, podemos entonces utilizar todas sus capacidades.

Debemos denunciar la forma de pensar que considera que un trabajador es sólo un hombre y desprecia a las mujeres como débiles. Tenemos que dejar claro que hoy son las mujeres las que tienen potencial para organizarse y eso es lo que hacen. Tenemos que aceptar el vocabulario de la calle aunque no nos convenga. Tenemos que repetirlo aunque no estemos de acuerdo. Es en nuestra solidaridad, en nuestros hombros tocándose, donde las ideas circulan y producen el vocabulario de la revolución. No deben conseguir desesperarnos y persuadirnos de que no tenemos ningún papel que desempeñar en la revolución de nuestro país. No debemos dejarnos vencer por este vocabulario de humillación en el exilio.

Estoy seguro de que en futuros debates podremos poner en común nuestras ideas y avanzar. Estoy seguro de que surgirá una tercera idea si avanzamos juntos.

Pregunta (en persa): ¿Puede decirnos algo sobre las organizaciones sindicales? Hace años trabajé con un sindicato de trabajadores en Irán que se dedicaba a la siderurgia y la mecánica; ¿cuál es la situación de los sindicatos y de los sindicatos de trabajadores en Irán hoy en día?

Respuesta: Primero hay que saber cuáles son las estructuras de las organizaciones de trabajadores en Irán. Aquí he observado que las estructuras obreras reconocidas son esencialmente sindicatos y nada más. En Irán, hay que decir que tenemos organizaciones obreras, pero nunca podemos proclamar la existencia de estas organizaciones; basta con que proclamemos su creación para que sean inmediatamente prohibidas y nos encontremos bajo una ola de represión. Hay, por supuesto, tres o cuatro sindicatos que se crearon en un periodo concreto, durante el periodo en que los reformistas estaban en el poder; pues el gobierno tenía, por supuesto, intenciones populistas. Los trabajadores, incluso dentro de estos sindicatos, intentaron utilizar sus capacidades para cambiar las cosas y modificar la ecuación entre el Estado y el movimiento obrero. Conocemos otro enfoque de las organizaciones de trabajadores, los consejos, que representan una fuerza más radical y tienen un conocimiento más profundo de la sociedad. Este tipo de organización suele ser clandestina o semiclandestina; por este motivo, al principio del debate insistí en que teníamos que centrar nuestra atención en la calle y en la repetición de nuestros conceptos de clase en la calle. Tenemos que entender que es extremadamente difícil para los trabajadores de vanguardia construir algo, en esta atmósfera de represión, mientras protegen sus propias vidas y las de sus familias.

Pero de nuevo, no miro este tema de una manera ilusoria que me haga concluir y afirmar que la totalidad de los trabajadores iraníes están organizados; allí, están haciendo cosas importantes, esfuerzos importantes para que este discurso organizador, el discurso de los consejos, pueda adquirir más influencia y conseguir en el futuro organizar huelgas; para que el movimiento obrero pueda ser organizador de futuras huelgas.

También podemos referirnos a las huelgas observadas en las protestas actuales; debemos mencionar la primera y más importante huelga que tuvo lugar desde el comienzo del levantamiento.

Fue la huelga de los trabajadores contratados por «proyecto» en la industria petroquímica de Assaluyeh, que iniciaron su huelga con el lema de «¡Muerte al dictador!». También se produjo la huelga de los trabajadores del acero en Isfahán, así como las huelgas del Complejo Industrial de Ghazvín.

En todos estos casos, también vimos la forma humillante en que los medios de comunicación veían estas huelgas y sus reivindicaciones. Se les acusó de actuar únicamente para promover demandas empresariales o económicas.

No entienden que existen ciertas capacidades dentro de las fábricas y que hay que utilizarlas con inteligencia. Cuando estas huelgas siguen a protestas, les da otro significado; cuando vemos que estas huelgas se hacen al mismo tiempo que las movilizaciones, tenemos que entender que hay una conciencia detrás de estas acciones y que no son cosas que ocurren por casualidad.

Repito que no tengo una visión ilusoria de la revolución, sólo estamos haciendo todos los esfuerzos en esta dirección.

Pregunta (en alemán): ¿Cuál es el papel de los comités de barrio en el levantamiento?

Respuesta: no había comités de barrio antes de la revuelta actual; por supuesto, había antecedentes de tales comités, pero no había nada que existiera permanentemente con ese nombre.

En general, existen dos tipos diferentes de comités de barrio: los que se ocupan de las dificultades materiales que puedan existir en el barrio y los que pueden calificarse de revolucionarios.

Actualmente no dispongo de información precisa sobre el funcionamiento de estos comités, pero por lo que podemos ver de su actitud y práctica en la calle, podemos hacer un cierto juicio sobre ellos. Para ello, hay que comparar las declaraciones y los llamamientos que hacen con su práctica real en los barrios o ciudades donde están presentes. Se observa que en los barrios o ciudades cubiertos por los comités el desarrollo de las protestas y la forma en que los manifestantes reaccionan ante las fuerzas del orden son mucho más regulares y organizados.

Esta disciplina que podemos ver en estos barrios o en estas ciudades en particular, demuestra la eficacia de estos comités y la realidad de su reivindicación.

No se me permite decir más, ya que esto puede plantear problemas de seguridad que es mejor mantener en secreto.

Pregunta (en alemán): Hemos visto en las manifestaciones de solidaridad en el extranjero, especialmente en Alemania, que hay fuerzas de izquierda que aceptan participar en las manifestaciones organizadas por los monarquistas iraníes. Es el famoso eslogan de «estamos todos juntos» el que crea esta confusión y permite a los Estados occidentales, por ejemplo al Estado alemán, diluir y eliminar la corriente revolucionaria que podría existir en este movimiento. ¿Qué opina al respecto?

Respuesta: Básicamente, ¿hay algo en que podamos hablar de «estar todos juntos»? Por ejemplo, hoy, mira a esta compañera que tengo delante; si hasta mañana por la mañana grito y repito «estamos todos juntos», «estamos todos juntos», ¿llegará a sentir realmente que estamos todos juntos?

Hay una presuposición que el sistema contiene en sí mismo, algo que se da por el mero hecho de que yo soy hombre. Así que tengo una serie de habilidades y ventajas, privilegios. Podría quedarme aquí y gritar que «estamos todos juntos». Es obvio que no es real.

Pensemos ahora en lo que ocurre en la sociedad iraní. Permítanme empezar por mí mismo, soy un trabajador árabe. Esto es suficiente para que no se me considere capaz de reflexionar y pensar. [risas del público]. Es decir, el mero hecho de ser árabe te excluye como alguien que puede pensar. No reconocen esa capacidad en ti. Un baluch ni siquiera tiene carné de identidad. No se trata sólo del régimen actual, sino que es algo que ha existido desde el antiguo régimen, es un enfoque sistemático que existía incluso bajo el régimen del Sha. Yo como árabe, o un kurdo como kurdo, siempre fuimos considerados peligrosos.

Ahora les explicaré por qué los monarquistas han recordado hoy que «estamos todos juntos»; porque somos los manifestantes, somos los que vivimos en condiciones de clase y de dolor, somos los que tenemos vidas llenas de sufrimiento. Fue cuando salimos a la calle cuando recordaron que «estamos todos juntos».

La gente fue expropiada de sus tierras agrícolas bajo el régimen del sha, sigue siendo expropiada bajo el régimen de la República Islámica; nada ha cambiado; dudo que estemos todos juntos.

No entiendo por qué piensan que somos idiotas y que lo hemos olvidado todo. Si una fuerza de izquierda se situara hoy al lado de una fuerza política que lleva una bandera manchada con la sangre de sus camaradas, esa fuerza sería, de hecho, una fuerza de derecha que no se atreve a decirlo. [aplausos del público].

De hecho, son las mismas fuerzas de «izquierda» las que consideran a la República Islámica como antiimperialista. Todavía no han comprendido que las fuerzas de la izquierda se basan en el pueblo de las clases bajas y no en los parlamentos; quiero señalarles en dos palabras lo antiimperialista que es este régimen; entró sobre los tanques americanos en Irak; hoy se encuentra en Líbano y Siria; apoya a los talibanes y es la clase obrera en todas partes su víctima. A esta gente le da mucha vergüenza decir claramente que son de derecha. [Aplausos]

Espero haber respondido a tu pregunta porque realmente es un gran dolor para nosotros.

Pregunta (en alemán): En primer lugar, ¿hay referencias históricas de luchas en el Irán de hoy que vuelvan a ser relevantes?

Y la segunda pregunta: ¿cuál sería, desde una perspectiva de futuro, el mejor escenario que puede imaginar que ocurra en Irán y también el peor?

Respuesta: Estamos hablando de Irán, que ya ha vivido una revolución en su historia reciente. En la revolución del 79, hubo una organización muy grande y eficaz que condujo a la revolución. Los comités de barrio, los comités de fábrica y los consejos de fábrica tenían mucho poder en aquella época, aunque las clases dominantes y sus aliados pudieron, una vez más, fabricar dirigentes y robarnos la revolución. Y dieron el poder a los islamistas porque en aquel momento la situación en la región exigía el ascenso del islam radical.

Hoy, en Irán, nos enfrentamos a tres generaciones. La primera generación son las personas que participaron en la revolución del 79; la segunda son sus hijos, nuestra propia generación, que no vivió la revolución pero oyó hablar de ella a sus padres; y la tercera son los hijos [de las dos últimas décadas] que, como fuerza radical, acumulan sus experiencias de lucha; que hoy son tratados por los medios de comunicación como revolucionarios de los móviles y las redes. Este discurso quiere hacerles olvidar que hemos hecho una revolución. Quiere humillar a esta nueva generación, pero también a las generaciones anteriores para victimizarlas.

En cuanto a la cuestión del mejor y el peor escenario que has mencionado, tengo que decir que como pueblo, para nosotros no existe el peor escenario porque estamos intentando aprender de nuestros dolores y construir una lucha más consciente todo el tiempo, no sufriremos ningún fracaso porque estamos aprendiendo y es la experiencia la que se va acumulando. Son los sistemas los que fallarán. Pero hay otra perspectiva que acabaría siendo el mejor de los casos, es decir, si la situación evolucionara en la dirección correcta, el mejor de los casos como tú dices.

Si tenemos éxito y avanzamos realmente hacia una revolución popular, si el pensamiento popular que está ahora en marcha consigue llevar a cabo su revolución, dada la posición geográfica de Irán, su posición respecto a Oriente Próximo y la situación en Oriente Próximo, podríamos asistir a un acontecimiento importante. Ya hemos visto en la Primavera Árabe cómo han reprimido revoluciones o han intentado apoderarse de ellas; también estamos asistiendo a la normalización de la explotación de trabajadores baratos y mal pagados en Oriente, me refiero a India, Indonesia y Malasia…. Con una revolución popular en Irán, creo que la ecuación en la región podría cambiar.

Pero en el peor de los casos, ¡creo que seríamos guerrilleros en las montañas!

[Risas y aplausos].

Pregunta (en persa): Muchas gracias por su intervención. Creo sinceramente que el mundo sería un lugar mucho mejor si hubiera mucha más gente como usted.

Pero tengo una pregunta: ¿conoces alguna experiencia de la dirección de un movimiento horizontal en el mundo como el que describes? ¿Hay ejemplos de este tipo de dirección?

Mi segunda pregunta es la siguiente:

Había visto, había leído en alguna parte que la revolución se hace en la calle y que la fuerza que saldrá victoriosa es la que consiga tomarla en sus manos; vivimos la experiencia del 79 cuando el clero religioso tenía la organización para tomarla. ¿Qué cree que garantizará que la revolución actual, a pesar de toda la sangre que ha dado el pueblo, a pesar de todos los sacrificios realizados [voz conmovida], no vuelva a ser tomada por otras fuerzas?

Respuesta: Cuando nos enfrentamos a una organización popular, a una organización horizontal, sin líder, es como si estuviéramos frente a las olas embravecidas del océano.

Que sepamos, no existe hoy en el mundo ninguna potencia que gobierne de esta manera, apoyándose en una fuerza semejante. Si lo hubiera, la situación general del mundo no sería como la vemos. Pero, por supuesto, esto no significa que si pensamos en una organización popular y horizontal, estemos equivocados; debemos hacer todo lo posible para conseguir aquello en lo que creemos y que representa la igualdad de las personas.

Sólo a través de una organización popular de este tipo podemos afirmar que todos somos iguales, especialmente cuando se trata de la sociedad iraní y de todas las etnias que la componen. Cualquier fuerza del tipo del Estado iraní que tome el poder aplastará a un grupo étnico bajo sus pies. Esa es la ecuación del poder; en otras palabras, aunque el pueblo árabe tomara el poder hoy, probablemente no haría nada diferente. Sólo en una estructura horizontal podremos alcanzar un poder que respete los derechos de todos; es esta estructura la garantía de nuestra futura igualdad. Ciertamente, no todo el mundo piensa como nosotros, pero nada impide que hagamos un esfuerzo conjunto para conseguir aquello en lo que todos creemos. No es una abstracción, estamos viendo las luchas en las calles, las uniones que se creaban allí hasta ahora eran opacas, pero hoy las vemos fortalecerse cada día; es esa potencialidad, esa solidaridad que cada día se fortalece sin importar el color de la piel, la etnia, el origen…

Repito que no tengo una visión ilusoria de la situación, pero esto es lo que podemos ver en los procesos de luchas en la realidad de la calle, hay que mirarlos con detenimiento y rigor.

Hubo un tiempo en que las protestas eran cosa de unos pocos; no resonaban en otros sectores de la población. Antes de la revuelta actual, hubo muchas otras Mahsa Aminis asesinadas. Pero fue Gina quien encendió el fuego. Ella fue una luz que dio al pueblo y al movimiento un nuevo impulso para protestar. No olvidemos que era una mujer kurda, lo cual es un punto importante. Avanzamos en una dirección que me parece muy esperanzadora.

Espero haber podido responder a su pregunta, aunque veo [por su cara] que no parece del todo satisfecha.

Lo entiendo, el dolor es inmenso.

Pregunta (en persa): Soy trans y gay. Bjo la República Islámica, es obvio que nunca pude estar en una organización, o si había una agrupación, siempre era clandestina. No estamos en una fábrica ni en la universidad para tener organizaciones comunes. Si hubiera tenido la oportunidad de estar presente en la calle, antes de que la República Islámica empezara a matarnos, lo habría hecho mi propia familia. En sus comentarios, hace mucho hincapié en la calle y en las luchas que en ella tienen lugar. Estoy de acuerdo, pero me gustaría saber si limitas la revolución a la calle o puede haber otros espacios donde pueda existir la revolución.

Tengo otra pregunta que es más una cuestión de mi propia curiosidad porque encuentro la solidaridad de otra manera. Ha dicho que la organización entre los trabajadores era horizontal; ¿puede darnos un ejemplo preciso de este tipo de organización?

Respuesta: Esperaba no tener que conocer a ningún compañero gay o LGBT porque me avergüenzo. No, tienes razón, la calle no es de todos. Lo que dices es cierto, absolutamente cierto.

Sabemos de qué dolor hablas porque tenemos una sensación similar. El dolor de una persona excluida sólo puede ser comprendido por otra persona excluida. Sois cada uno de vosotros, uno por uno, los que nos habéis hecho comprender esta realidad y os habéis impuesto a nosotros. Nos has enseñado lo que eres, lo que dices, y es tu lucha la que nos ha permitido comprender tu situación; aunque hoy estemos lejos de pretender comprenderla. La República Islámica nos ha educado de esta manera; nos ha humillado a todos, cada uno de nosotros ha sido humillado, aunque ciertamente no ha llegado al grado de humillación que ustedes deben haber sufrido y sentido.

Tenemos que repetir y repetir el vocabulario y las palabras de las personas excluidas hasta que se nos meta en el cerebro; que podamos entender quiénes son esas personas excluidas. Tenemos que seguir hablando de la cuestión de la organización hasta que podamos imponer el discurso de estas personas a estas estructuras para que se integre a ellas. Y ciertamente las formas de organización que habéis encontrado, o que encontraréis en Irán, son y serán cosas únicas y excepcionales, porque en una situación de dictadura, no es poca cosa encontrar a una persona que sienta el mismo dolor y luche las mismas batallas que tú.

Me alegro mucho de haberle conocido y espero con interés un diálogo en el que podamos compartir nuestras ideas.

Gracias por venir.

[Aplausos].

Agradecimientos…

Lema de los participantes:

¡Mujer, vida, libertad!

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