El nivel mínimo de aprobación al Presidente Alejandro Toledo está provocando una crisis que podría forzarlo a abandonar el cargo. El 14 de julio una amplia variedad de grupos se unirán en un paro nacional que podría hacer que la situación llegue a un punto de confrontación. Según encuestas recientes, menos de 10 por ciento […]
El nivel mínimo de aprobación al Presidente Alejandro Toledo está provocando una crisis que podría forzarlo a abandonar el cargo. El 14 de julio una amplia variedad de grupos se unirán en un paro nacional que podría hacer que la situación llegue a un punto de confrontación.
Según encuestas recientes, menos de 10 por ciento de los peruanos aprueba la administración de Toledo. Esto se ha reflejado en las actuales protestas en toda la nación. Camiones, maestros, agricultores, trabajadores sociales, cultivadores de coca y otros grupos han realizado huelgas y paros de trabajo. También las marchas y manifestaciones se han vuelto comunes durante la presidencia de Toledo.
¿Que está causando este creciente desasosiego social[i] y el descontento con la administración de Toledo? Los críticos señalan la incapacidad de Toledo para cumplir las numerosas promesas que hizo durante su campaña.
A pesar de algunos éxitos en las áreas de estabilidad económica y descentralización, «Existe la sensación de una ausencia de gobernabilidad que ha generado una muy seria ausencia de credibilidad (de Toledo)»1 dijo Manuel Saavedra, director de la Compañía Peruana de Investigaciones, que recientemente analizó en Lima la opinión pública acerca de la política y el desempeño del Presidente Toledo.
Toledo tiene razón en creer que su presidencia está amenazada. Encuestas de Datum International muestran que 34 por ciento de los peruanos está a favor de elecciones adelantadas, mientras que 31 por ciento desea la renuncia del presidente.[ii] Mientras tanto, la Confederación General de Trabajadores Peruanos está uniendo fuerzas con otros grupos, incluyendo a transportistas, organizaciones femeninas, agricultores y estudiantes de Leyes, para declarar un paro nacional el 14 de julio. Esto significa un importante reto para la administración de Toledo, la cual enfrentará a una frustrada población que protesta por una larga lista de demandas.
Muchos consideran que la única solución para la situación actual es obligar al presidente a que abandone su cargo, y que esto fortalecería las instituciones democráticas. Según Hernando de Soto, presidente del Instituto para la Libertad y la Democracia, una organización privada no lucrativa, «Toledo no tiene mucho que decir acerca del futuro del país; sería conveniente que él se echara a un lado». Él también cree que haciendo esto «el presidente demostrará su patriotismo»[iii].
Sin embargo, la impopularidad -o la desaprobación de la mayoría del Congreso- no es razón legítima para forzar la renuncia de un presidente. La congresista Martha Hildebrant argumentó que «si nos equivocamos al seleccionar a Toledo, sencillamente tenemos que asumir que cometimos un error y manejar sus consecuencias»[iv]. A la mayoría del Congreso le preocupa que la renuncia del presidente erosione los ya débiles cimientos de la democracia en Perú.
Es más, forzar al actual presidente a renunciar sólo incrementa las posibilidades de que en el futuro otro presidente pueda ser obligado igualmente de fácil a abandonar el cargo, considera el Vicepresidente David Waisman, quien declaró: «Nunca más habría estabilidad política en el país, ya que en un año pudiera suceder lo mismo (renuncia forzosa)»[v].
La perspectiva de la renuncia del Presidente Toledo deja al país con un sentimiento de inseguridad acerca de quién se haría cargo en una elección especial. Los dos candidatos más probables en esa situación son los dos predecesores presidenciales de Toledo: Alberto K. Fujimori, el autoritario ex presidente que anteriormente fue expulsado, y Alan García, quien estuvo exiliado por graves acusaciones de corrupción.
En el pasado, tanto la incompetencia como la corrupción de García y Fujimori los obligaron a huir del país, lo que enturbió la estructura política. «Ambos arruinaron a Perú y lo harían de nuevo, no hay duda de ello»[vi], dijo el periodista peruano Pedro Márquez. Al igual que él muchos expertos creen que ninguno de los dos son buenas opciones para el país.
Mientras tanto, existe la percepción de que el partido opositor desea aprovechar la oportunidad de una población frustrada y alimentar su ira hacia la actual administración. Eso pudiera darle la posibilidad de aumentar su participación en el gobierno. Como dijo la congresista Hildebrant, «Ellos (el partido de la oposición) han comenzado tempranamente su campaña política»[vii].
El partido opositor, APRA, anunció su apoyo a la huelga nacional del 14 de julio. Alan García, líder del APRA, justificó su apoyo cuando dijo: «Creemos que por un día el pueblo hará oír su voz de protesta y rechazo (a la administración de Toledo)», y enfatizó que el apoyo de su partido se realizaría «de manera absolutamente pacífica»[viii].
Mientras la popularidad de Toledo continúa por debajo del 10 por ciento, existe una atmósfera de incertidumbre en todo el país. En octubre pasado, el ex presidente de Bolivia Gonzalo Sánchez de Lozada se convirtió en el sexto presidente latino en ser derrocado recientemente por la demanda popular. En las semanas venideras, Toledo puede que se encuentre enfrentado a un momento crucial que pudiera determinar si se convertirá o no en otro líder impopular expulsado de su cargo.
[i] Remon, Cecilia, Presidential Debacle, Latin America Press, 02/12/04.
[ii] Popularidad Caida, Peru.com, 06/18/04.
[iii] De Soto a favor Que el Presidente Toledo de un Paso a Costado, El Comercio, 02/12/04.
[iv] Debemos Aguantar a Toledo, Peru.com, 06/04/04.
[v] Buckmannm Toledo, Ernesto, El 94% contra Alejandro Toledo, La Opinion, 05/24/04.
[vi] Marquez, Pedro, Peru: Toledo, Renuncia o vacancia? 06/02/04.
[vii] Debemos Aguantar a Toledo, Peru.com, 06/04/04.
[viii] Garcia: Participacion Aprista en Paro sera Pacifica, RPP Noticias, 17/06/04.