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¿Qué hace Donald Rumsfeld en Panamá?

Fuentes: Rebelión

El jefe del Pentágono (Secretario de Defensa), Donald Rumsfeld, llegará a Panamá el sábado 13 de noviembre y partirá al día siguiente a Quito, donde se llevará a cabo una Conferencia de Ministros de Defensa del continente. Las noticias son parcas y nada dicen en torno a la agenda que cumplirá en Panamá, salvo que […]

El jefe del Pentágono (Secretario de Defensa), Donald Rumsfeld, llegará a Panamá el sábado 13 de noviembre y partirá al día siguiente a Quito, donde se llevará a cabo una Conferencia de Ministros de Defensa del continente. Las noticias son parcas y nada dicen en torno a la agenda que cumplirá en Panamá, salvo que expondrá «un nuevo concepto» en el marco de una arquitectura regional de seguridad y que (obligante ritual turístico) hará una visita a las esclusas del Canal.

Es curioso advertir que el secretario de Estado Colin Powell visitó Panamá en noviembre de 2003, ocasión que -según denuncias públicas – fue aprovechada para solicitarle a la presidenta Mireya Moscoso la liberación de los cuatro terroristas anticubanos. Tres meses después (enero), Otto Reich visitó Panamá como Enviado Especial del presidente Bush, y no resultaría nada extraño que de allí hubiese salido la idea de indultar a los terroristas en caso de que fueren condenados bajo leyes panameñas, como en efecto ocurrió. Fueron condenados pero liberados por Moscoso en un estrambótico indulto.

La visita de Rumsfeld a Panamá tendría otro propósito: reafirmar los acuerdos y compromisos de seguridad suscritos bajo Moscoso, echar las bases de un acuerdo de seguridad mutua más amplio y acercar al actual gobierno de Martín Torrijos a la «arquitectura regional de seguridad» diseñada y propuesta por el alto mando militar de Washington. Moscoso permitió, en acuerdos y tratados inconstitucionales, el libre acceso de Estados Unidos a Panamá, la utilización de nuestros puertos y aeropuertos, la extraterritorialidad de las leyes de Estados Unidos y la impunidad ante crímenes de guerra cometidos por sus funcionarios civiles y militares. En la Conferencia de Ministros de Defensa a celebrarse en Quito la próxima semana, es bastante probable que el jefe del Pentágono presente a Panamá, además, como un claro ejemplo de cómo un país «sin ejército» es capaz de hacerle frente a las amenazas a su seguridad.

En Quito, el objetivo de Rumsfeld es integrar una fuerza militar regional capaz de desplazarse contra el narcotráfico, el tráfico de armas, el terrorismo y otros delitos transnacionales, pero bajo la dirección de Estados Unidos. Es la misma idea del Imperio Romano, que Rumsfeld ha proyectado para otras regiones, como en Irak, donde iraquíes matan a sus hermanos para defender a las fuerzas de ocupación..

Concurrí el año pasado en Miami a una conferencia sobre seguridad regional, convocada por el Comando Sur, el Colegio de Guerra de Estados Unidos, el Instituto de Estudios Estratégicos y la Universidad de Miami, entre otros, en la que participó una variada gama de militares, académicos, analistas, diplomáticos y representantes de gobiernos latinoamericanos. La arquitectura regional de seguridad propuesta allí por altos mandos de Estados Unidos fue rechazada por los latinoamericanos porque no coincidían a la hora de definir cuáles eran los retos y amenazas a la seguridad regional. Para Estados Unidos, la amenaza era el terrorismo. Para Latinoamérica, los retos provenían de la criminalidad, la pobreza y el desempleo generados directamente por las políticas neoliberales.

El fracaso sufrido en Miami por Estados Unidos selló la suerte el año pasado de la Conferencia sobre Seguridad en el Hemisferio Occidental celebrada en México, que no arrojó los frutos esperados por Estados Unidos. Así como el fracaso del ALCA a nivel global fue seguido de negociaciones bilaterales sobre Tratados de Libre Comercio, de igual manera el fracaso de la «arquitectura regional» será remediado con una estrategia de integración de nuestra región país por país; y resulta absolutamente claro que, ante el florecimiento de gobiernos y alternativas de izquierda y altermundistas en la parte sur del continente, el jefe del Pentágono presionará a los ejércitos latinoamericanos (sobre todo a Centroamérica y Panamá) para que se mantengan alineados y perciban a sus propios pueblos como amenazas terroristas a la democracia y la libertad.

De este modo estaremos de vuelta a la Doctrina de Seguridad Nacional, que produjo cientos de miles de víctimas, conforme a la cual las amenazas no provenían de potencias extranjeras, sino de la población, salvo que ahora los enemigos no son los comunistas sino los terroristas, los disidentes, los defensores de los derechos humanos, ciertas ong’s insumisas, la sociedad civil y otros que, ¡ingenuos!, aún ignoran cuán peligroso para ellos mismos es aspirar a un mundo mejor.

Pero, ¿por qué un país sin ejército y con un tratado de neutralidad, suscrito por más de 50 países, estará representado en una Conferencia de Ministros de Defensa?