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Reflexiones sobre la reunión 2022 del Foro Mundial de Davos

Fuentes: Rebelión

1. ¿Qué es el Foro Económico Mundial (FEM)?

El FEM o Foro de Davos, fue creada en 1971 por Klaus Schwab, uno de los más importantes teóricos de la cuarta revolución industrial en su expresión capitalista. El FEM se auto define como una organización no gubernamental y ha desarrollado un perfil de instancia de fortalecimiento de la lógica del mercado mundial y las dinámicas sociales que lo sustentan.

Desde hace algunos años, convoca a una asamblea global, a finales de enero, en la cual se analiza el estado de la economía y las perspectivas para los siguientes doce meses. A Esta asamblea asisten líderes políticos, empresariales, figuras de los gobiernos, intelectuales, economistas y especialistas en el campo tecnológico.

El Foro de Davos es hoy el espacio privilegiado de un sector importante del capital trasnacional que impulsa un estrecho vínculo entre la aceleración de la innovación científico-tecnológica y el modo de producción. Sus conclusiones anuales permiten conocer y entender las tareas del capitalismo cognitivo en cada periodo histórico.

En esta oportunidad, el Foro de Davos sesionó entre el 17 y el 21 de enero de 2022 y sus debates están disponibles en el sitio web de esta institución.

2. Ausencias que preocupan

La importancia de este evento, debería despertar el interés de estudio y análisis de los sectores progresistas, anticapitalistas y de izquierda, no obstante, es notable no solo su ausencia en las sesiones en vivo y directo, sino en los análisis que sobre el estado del capitalismo se hacen.

Por ejemplo, en la sesión sobre comercio y cadenas de suministro, uno de los principales problemas del capitalismo actual, solo lo seguían en vivo 44 personas, entre los cuales la presencia latinoamericana era mínima y casi inexistente de las teorías críticas en educación.

Uno no sabe si es una reminiscencia teológica del temor de ir a visitar los anillos del infierno, la comodidad de la certeza de la comprensión del sistema en su periodo de “imperialismo fase superior del capitalismo” o el triunfo del pragmatismo de lo concreto, expresado en la praxis de resistencia territorializada que considera secundaria la dimensión internacional en la construcción de opresiones. Lo cierto es que una parte importante de las izquierdas prefiere consumir análisis contestatarios, antes que ir directo a la fuente y analizar con cabeza propia.

Preocupa aún más la precaria asistencia del liderazgo gremial y sindical de la educación, uno de los sectores más impactados por la agenda de Davos durante la pandemia del COVID-19 y que está en la mira de la transición digital que apuntala la élite capitalista mundial.

La eficacia de las resistencias anticapitalista depende en buena medida del conocimiento y comprensión en tiempo real, de los planes y programas que el capital construye, por ello este fenómeno merecería la atención de los sectores que se oponen a su concreción.

3. La agenda

Voy a “telegrafiar” algunas conclusiones de la edición 2022 del FEM con la intención de ordenar algunas ideas y contribuir a vincular el análisis a las resistencias, en la actual etapa de la lógica del mercado. Ciertamente el capitalismo está en crisis, pero ello no implica que va a caer o va a generar una evolución “natural” hacia otro modo de sociedad. La condición de crisis es inmanente al capitalismo lo cual no implica necesariamente su debilitamiento. Lo que es incuestionable es que su permanencia en el tiempo propicia la barbarie en distintas expresiones.

Sin embargo, el capitalismo tiene una enorme capacidad de absorción y coaptación de agendas emergentes, que le lleva a subalternizarlas y hacerlas funcionales a su sostenimiento. De allí la importancia de su permanente estudio.

En esta cita del capitalismo global destacan estas conclusiones claves:

  • China sin velo

Todavía tenemos a nivel internacional una izquierda que rebusca argumentos para atenuar la transición capitalista de China y su consolidación como un imperio emergente de nuevo tipo. Incluso se ha hecho costumbre escuchar a líderes del llamado progresismo referirse a China como un salvavidas ante el imperialismo norteamericano, lo cual evidencia ignorancia supina o intención de generar desinformación funcional a su permanencia en el poder.

Ya no se trata de los resultados de la investigación sobre la revolución cultural hecha por Roderick MacFarquhar y Mchael Schoenhals (2009), la lectura crítica del proceso y resultados de las negociaciones China-EEUU (Nixon-Kissinger – Mao – Deng) de los setenta del siglo XX como punto de partida de la restauración capitalista al ritmo y lógica de la sociedad china, las memorias de Den Rong sobre Den Xiaoping y la revolución cultural (2006) donde se muestra la dialéctica de la relación de Mao y Deng en el camino de apertura a la lógica del mercado, ni los estudios de la CEPAL (2013) sobre las inversiones chinas en Latinoamérica, sino de escuchar directamente y leer al líder de la nación asiática.

Es el propio Xi Jimping (2022) quien expresó en el Foro de Davos (2022) “debemos eliminar las barreras, no erigir muros. Debemos abrir, no cerrar. Debemos buscar la integración, no el desacoplamiento. Esta es la manera de construir una economía mundial abierta. Debemos guiar las reformas del sistema de gobernanza global con el principio de equidad y justicia, y defender el sistema de comercio multilateral con la Organización Mundial de Comercio (OMC) en su centro.

China apuesta por la globalización, por el mercado y las reglas del comercio regidas por el aparato mundial capitalista post guerra fría que es la OMC-El Foro de Davos muestra una China comprometida con la reestructuración neoliberal que en la transición a la cuarta revolución industrial lideran Schwab y sus socios. Por ello agrega “Necesitamos avanzar siguiendo la lógica del progreso histórico y desarrollarnos cabalgando sobre la corriente del desarrollo de nuestro tiempo … necesitamos aprender comparando largos ciclos históricos y ver el cambio en las cosas a través de lo sutil y minucioso … oponernos todas las formas de proteccionismo

Continúa señalando “debemos … facilitar el comercio transfronterizo, mantener la industria y el suministro, cadenas seguras y fluidas, y promover un progresos constante y sólido en la recuperación económica mundial. La globalización económica es la tendencia de los tiempos. Aunque es seguro que existan contracorrientes en un río, ninguna podrá impedir que fluya hacia el mar. Las fuerzas motrices refuerzan el impulso del río y la resistencia aún pueda mejorar su flujo. A pesar de las contracorrientes y los peligrosos bajíos en el camino, la globalización económica nunca se ha desviado, no se desviará de su curso(sin comentarios).

Agrega “deberíamos establecer reglas generalmente aceptables y efectivas para la inteligencia artificial y la economía digital sobre la base de una consulta completa, y crear un entorno abierto, justo y no discriminatorio para la innovación científica y tecnológica. Esta es la forma de hacer que la globalización económica sea más abierta, inclusiva, equilibrada y beneficiosa para todos, y de liberar plenamente la vitalidad de la economía mundial … Es imperativo fortalecer la coordinación de macro políticas … debemos descartar la mentalidad de la guerra fría y buscar una coexistencia pacífica y resultados en los que todos ganen. China seguirá permitiendo que el mercado desempeñe mejor su papel

China está en el epicentro de la restructuración capitalista del siglo XXI y forma parte (entre otros) del sector del capital tecnológico que lidera la transición entre la tercera y la cuarta revolución industrial. Pero, además el peso de la cultura china y su modelo de sociedad comienzan a modelar sinuosamente a la sociedad global; la ola de reformas laborales con extensión de jornada laboral, disminución de los beneficios del régimen de prestaciones sociales, estabilidad laboral, libertad de organización sindical, entre otros, están muy asociados al llamado “milagro chino” (8% de crecimiento del PIB en 2021) cuyos indicadores son el resultado de una brutal flexibilización y explotación laboral que retrocede a la clase trabajadora a las condiciones previas a los mártires de Chicago.

Esto debería llamar la atención de gobiernos como el venezolano, quienes no solo han construir una narrativa campista para justificar lanzarse a los brazos chinos, sino que están firmando convenios de explotación y extractivismo a largo plazo que se están convirtiendo en renovadas formas de dependencia con otro imperio.

Ello también está generando un correlato en la agenda educativa, pues el modelo chino requiere un sistema educativo de “competencias”, “éxito”, “oferta laboral” que comienza a permear las narrativas de muchos decisores en el sector. Los “éxitos” educativos chinos han sido el resultado de unos ritmos, horarios y requerimientos a niños, niñas y jóvenes al límite de sus capacidades y con exigencias de logros vinculados a la competitividad del mercado, algo que se distancia sensiblemente de lo alternativo. En 2019 en el marco de la conferencia mundial de inteligencia artificial, China mostró como está usando el reconocimiento biométrico facial y la inteligencia artificial para desarrollar mecanismos orwellianos de control, selección y exclusión universitaria. Tenemos una necesidad enorme de conocer en profundidad y discutir el modelo educativo chino si queremos comenzar a pensar y construir resistencias anticapitalistas ante un modelo que emerge con pretensiones hegemónicas.

  • Ni una palabra sobre liberar las patentes de vacunas

Todos los asistentes a este Foro de Davos (2022) se refirieron a la pandemia y el éxito en el desarrollo de la vacuna, así como los alcances de la vacunación. A pesar que subrayaron que no todos los países están en las mismas condiciones para acceder a la vacuna no hubo una sola mención a liberar las patentes de las inmunizaciones. Como los asistentes defienden la lógica del mercado les parece no solo justificable sino loable que toda solución a un problema genere ganancias para quienes la promueven.

Los conceptos de eficiencia y eficacia que se manejaron en Davos están muy asociados a las posibilidades de oferta y demanda, donde la pandemia se convierte en un mercado. Las soluciones a los problemas de salud no pasan por las sesiones del Foro económico Mundial, sino que deben ser el resultado de la construcción de otros mecanismos y escenarios de articulación de la solidaridad desde la autonomía de los pueblos.

  • Transformación digital e innovación tecnológica: inversión para resolver la brecha tecnológica, ley del mercado para superar la brecha epistémica

Mientras en América Latina y el Caribe, ante la limitada cobertura y penetración del internet, la carencia de equipos de conexión y la precaria cultura digital del sector educativo generaron durante la pandemia exclusión escolar y falta de continuidad del vínculo pedagógico de cerca del 50% estudiantes, el Foro de Davos habla de transición digital acelerada en el mundo, confirmando que poco le importa que la región quede fuera de los márgenes de este proceso. Mientras en América Latina y el Caribe se generó un modelo de neo privatización educativa al transferir los Estados nacionales a sus ciudadanos las responsabilidades de garantizar las condiciones fundamentales para desarrollar procesos de enseñanza aprendizaje (conexión, computadores, plataformas virtuales propias y gratuitas) en el Foro de Davos se anuncian tres mil millones de dólares de inversión en infraestructura y formación docente en los Estados Unidos para garantizar la transición digital.

Sorprende como África, con las enormes limitaciones económicas que sigue arrastrando, está en el camino de esta transición digital o por lo menos ha formulado planes para ello, desarrollando procesos de digitalización, blockchain, uso de inteligencia artificial para la transparencia de fondos públicos, entre otros.

Scott Morrison, primer ministro de Australia indicó que la pandemia y la cuarentena habían posibilitado dar un salto entre 5-7 años, respecto a la ruta prevista en la transición de la tercera a la cuarta revolución industrial. En ese sentido la virtualización obligada de la población mundial confinada a la cuarentena y el cierre de escuelas se convirtieron en mecanismos de alfabetización digital forzosa y masiva de millones de personas (docentes, estudiantes, familias). Además, se construyó un referente conceptual social terrible que comienza a ser utilizado para valorar las instituciones educativas como atascadas en el pasado, culpando a les docentes de ello cuando en realidad esto es responsabilidad de la desinversión educativa en la materia, ocurrida durante las últimas décadas.

Tanto Jhon Kerry como Bill Gates insistieron en la necesidad de financiamiento extraordinario para la transformación digital, sin detallar las fuentes desde las cuales se originarán estos fondos. De hecho, en medio de una crisis económica global este silencio genera sospechas respecto el riesgo que ello se convierta en un asalto de los presupuestos dedicados a la agenda social. Las reformas de los fondos de pensiones, así como el desprestigio de la profesión docente, presentada como desactualizada, parecieran ser parte de este trabajo bucanero para ubicar fondos para la transformación digital.

El uso de los satélites, no solo para las comunicaciones sino para el ordenamiento financiero internacional y la optimización de las inversiones del sector extractivista, agroindustrial e industrial fueron presentados como una nueva frontera del conocimiento. Paradójicamente la precaria carrera satelital y aeronáutica del sur global no emerge como una alternativa ante esta nueva ofensiva de estandarización, control y hegemonización.

Achim Steiner, director ejecutivo del PNUD afirmó que lo digital era la “variable más transformadora” desde el presente y de cara al futuro cercano, algo que el FME (2022) presenta como un resumen de muchos de los sentimientos de los oradores de esta cita. Esto se corresponde a las intervenciones de los representantes gubernamentales de Europa, África, Asia y Australia, y estuvo ausente en los discursos de los mandatarios latinoamericanos.

La cuarta revolución industrial, y sus fábricas 4.0 son imposibles desarrollar sin esta transformación digital, por lo cual el acceso a la misma está definiendo nuevos esquemas de centro-periferia capitalista, donde Latinoamérica aparece en la frontera más distante, en la paleolítica digital. La ministra de Ruanda Paula Ingabire habló de los esfuerzos de su país para mejorar la cobertura, accesibilidad y educación digital, mientras el empresario Sunil Bhart Mittal, presidente de Bharti Enterprises lo veía como una oportunidad que tenían los países para recibir beneficios, y Hans Vesterberg (Verizon Communications) planteó que para alcanzar este objetivo la conectividad debería convertirse en un derecho humano.

Una promesa que sonó a hegemonía en construcción se escuchó con fuerza en los debates del Foro Económico Mundial respecto a que en el futuro “toda montaña, desierto y territorio sería cubierto por el internet”. Ello evidencia que el capital va a invadir todos los lugares del orbe para poder mercantilizar el mundo digital; su llamado a la conectividad como derecho humano procura forzar a los gobiernos a buscar dinero “de donde sea” para sostener la transición digital que requiere el modo de producción.

El que los personeros del FEM (2022) pretendan apropiarse del grito que rugió en las calles durante la cuarentena, respecto a incluir la conexión como una conquista democrática y un derecho humano, no puede menoscabar el esfuerzo que en ese sentido impulsen los sectores populares. Democratizar el acceso a internet posibilitará la construcción de resistencias y modelos alternativos en un contexto tan cambiante como el que se anuncia con la cuarta revolución industrial. Los gremios y sindicatos docentes, las asociaciones estudiantiles deben levantar esta demanda social, acompañada de una alfabetización crítica y creativa del mundo digital y virtual, que se corresponda a los intereses de las mayorías.

  • Nuevas formas de energía y acción climática

2050 se presenta como fecha límite para que el desastre ecológico se muestre no solo con todo ímpetu sino para que transite hacia la irreversibilidad. Eso ha hecho que sectores del capital adopten aspectos de la agenda ecológica, entre ellas la disminución de los gases de efecto invernadero y la producción de energía con carbono. China que trabaja para convertirse en el mediano plazo en una potencia hegemónica, ha dado pasos agigantados en este sentido al disminuir una parte importante de su producción de carbón, incluso a costo de afectar su propia producción, teniendo esta reducción un impacto directo en la cadena de suministros para la generación de mercancías a nivel mundial.

Esta tendencia impacta los países productores de carbón y petróleo, en aspectos como la producción de automóviles eléctricos, que es solo la punta del iceberg de este cambio energético en curso de cara al 2030. Por ello, López Obrador ha planteado la necesidad de transformar el modelo económico de ese país, rompiendo con la dependencia económica de la industria petrolera, aunque en ese caso sea a costa de la destrucción de territorios de selva y de comunidades originarias. China no solo comienza a cerrar sus minas de carbón, sino que explora nuevas fuentes de energía a partir de la fusión nuclear, que le permitieron presentar hace solo unas semanas un sol artificial que desarrolla temperaturas cinco veces superiores al de nuestro astro rey, algo que se inscribe en el desarrollo de energía alternativas a las que producen gases de efecto invernadero.

Esto tendrá un impacto directo en los sistemas escolares a quienes se les comenzarán a imponer contenidos que justifiquen esta transición y la generación de los modelos energéticos alternativos. Sin embargo, la energía nuclear de hecho, constituye un riesgo igual o mayor para la vida y la ecología planetaria. Por ello, los y las educadores, el movimiento estudiantil está llamado a desarrollar una agenda alternativa en materia de fuentes de energía. Ecologismo radical pero posible pareciera ser la orientación de la disputa que recién comienza.

  • Latinoamérica convirtiéndose en el África del siglo XXI

Patéticas las intervenciones de los presidentes de Guatemala, Costa Rica, Colombia y Perú en el Foro Económico Mundial absolutamente desconectados de las tendencias del debate global, tanto a favor de los pueblos como del capital. Parecía una reunión de alcaldes pidiendo más inversión, hablando de seguridad jurídica para las inversiones extranjeras, asumiéndose como voceros de un nuevo ciclo de dependencia y colonización.

Quizá el más realista fue el presidente de Guatemala quien señaló que la migración como fenómeno creciente en la región se debe a las precarias condiciones de trabajo, empleo, vivienda y seguridad social; claro está, la única solución posible para construir sus “muros de prosperidad” es la profundización de la dependencia económica con el capital trasnacional. Terriblemente decepcionante la intervención del colega José Pedro Castillo Terrones; Castillo ya nos había escandalizado con su intervención en el Foro de la CELAC realizada recientemente en México, donde lo más destacado fue su reunión con el empresario Slim solicitándole liderar la transformación digital del Perú, pero ahora, solo expresaba que había seguridad jurídica para la inversión extranjera y su compromiso con una política antiterrorista (¿?), centrando la solución de los problemas del Perú en la generación de mayor dependencia. Duque demostró que tiene capacidades como cuenta cuentos al hablar de una Colombia de prosperidad que no toma en cuenta las demandas del paro nacional y de economía verde que desestima los asesinatos de líderes sociales y ecológicos de ese país.

Latinoamérica se presentó vergonzosamente suplicando profundizar la dependencia económica, política, social y tecnológica. Los presidentes que hablaron en esta cita no guardaron las formas de la representación de sus cargos, corroborando con sus intervenciones, que Latinoamérica se está convirtiendo en el patio trasero de las corporaciones, de donde extraerán las materias primas y donde venderán sus baratijas. Ya ni siquiera se plantearon la sustitución de importaciones ni solicitaron dineros para montar desarrollo industrial, sino ofrecieron sus riquezas para la política extractivista global.

  • Nuevo contrato social

La única voz vinculada al mundo del trabajo, en esta edición del foro de Davos, fue la de Sharon Burrow, secretaria general de la Confederación Sindical internacional, a quien le correspondió introducir la noción de un nuevo contrato social. Claramente la transición entre la tercera y cuarta revolución industrial y la transformación digital demandan una redefinición de las relaciones obrero-patronales y de los compromisos sociales con el sector laboral.

Las fábricas 4.0 están siendo pensadas como espacios automatizados, robotizados, con inteligencia artificial y reducción significativa de la mano de obra presencial. Igualmente, el mundo de las oficinas está siendo impactado por el modelo virtual y las oficinas por horas redefinen todo el concepto de espacio de trabajo. Además, comienzan a hablar de la obsolescencia programada profesional a partir de 2030, fecha a partir de la cual los campos profesionales se cruzan y demandan conocimiento en profundidad de análisis de metadatos, blockchain, inteligencia artificial, programación no lineal asociada a perspectivas interdisciplinarias. Todo ello, rompe con las nociones de estabilidad laboral, horario máximo de trabajo, prestaciones sociales etc. y, requiere una reestructuración profunda en estos campos, algo que ha venido ocurriendo y que se incrementará progresivamente durante los próximos años.

Sin embargo, destaca el descaro con el cual se omitieron ejemplos de ese “nuevo contrato social” en el sector de las corporaciones que constituyen la columna vertebral del Foro Económico Mundial. Mientras se realizaba el Foro de Davos, en Inglaterra la trasnacional UNILEVER estaba despidiendo miles de trabajadores, política justificada por una reorganización promovida por nuevos inversionistas que les obligaba a actualizar sus propias capacidades. En Davos se habló de ganancias de las grandes compañías, pero no de la sobre-explotación laboral.

Lograr un nuevo equilibrio entre trabajo y capital, es parte de lo que viene y está comenzando a ser presentado como nuevo contrato social. Esto tiene un correlato en el mundo de la docencia, donde la mayoría de los trabajadores de la educación apenas si nos alfabetizamos recientemente en uso de algunas plataformas y enlatados virtuales-digitales, para quienes el algoritmo no es más que una palabra asociada al mundo computacional, quienes no hemos sido formados para generar comunicación y conocimiento en entornos inmateriales. La docencia será una de las profesiones más confrontadas por el capital en los próximos años por el porcentaje importante que representan en el “mercado laboral global” y el volumen de presupuesto público que absorben. Por ello, la noción de nuevo contrato social tendrá una clara expresión en lo educativo.

Los y las docentes tenemos que convertir el debate sobre el nuevo contrato social, en una disputa que enamore al conjunto a la sociedad, sobre una nueva educación que combine tradición e innovación, presencialidad con apoyo de entornos virtuales, generación y creación de conocimiento en formato digital, todo ello con profundo impacto en la cotidianidad de las comunidades. Es hora de ser creativos sin ceder un ápice en la perspectiva de resistencia anticapitalista.

  • Colaboración global

La perspectiva colaborativa del Foro Económico Mundial la definió magistralmente Ngozi Okonjo-Iweala, Directora General de la Organización Mundial de Comercio (OMC), al señalar que “la comunidad mundial debe unirse para fortalecer el sistema comercial y ser apta para el futuro del comercio, uno que sea menos prohibitivo y más inclusivo”. Es decir, la cooperación global es para fortalecer la lógica del capital y el sistema de mercado.

De hecho, más de 50 empresas con un capital superior a los 5.000 millones de dólares construyen una ruta que exprese este modelo de cooperación, mediante la iniciativa “Medición del capitalismo: hacia métricas comunes y reportes consistentes de creación de valor sostenible1” que impulsa el Foro de Davos. Este camino espera ir del sector empresarial al gubernamental, como buena práctica de control eficaz del capital por las partes interesadas.

En ese sentido, el ambiente, los derechos, la salud y la educación se ven como dinámicas del mercado que procuran “la adopción de estándares y divulgaciones universales y comunes que desbloqueen el valor a largo plazo a través de una mayor transparencia, responsabilidad y transformación empresarial”. Por ello, la cuestión de la transformación digital de la educación se convierte en un proceso de inversión y resultados, pues según esta perspectiva, propia de la cultura evaluativa del capitalismo, “busca mejorar la forma en que las empresas miden y demuestran sus contribuciones para crear sociedades más prósperas y plenas y, una relación más sostenible con nuestro planeta”.

Los y las trabajadoras de la educación tenemos que construir otros mecanismos de cooperación global, que sean capaces de romper con el localismo al que nos han circunscrito la mecanización de la labor docente. Solo desde una recuperación de la epistemología crítica, fundamentada en la dialéctica de lo global y lo local, podemos avanzar en el desarrollo de otra cooperación internacional posible.

  • En casa de herreros, cuchara de palo: Nueva Gobernanza global

Mientras que la máxima autoridad de la Reserva Federal norteamericana solicita modificaciones en la gobernanza global de la economía, algo que tiene correlato en las críticas que desde el capital se hacen al multilateralismo, en el Foro Económico Mundial se opinó de todo lo que los demás deben hacer en la materia, pero nada sobre su propia gobernanza.

De hecho, en Suiza hay toda una polémica sobre la falta de transparencia en la administración de los aportes que hace el fisco de ese país al sostenimiento del FEM, lo cuál generó un importante recorte en la materia por parte del Ejecutivo suizo. Esto devela la naturaleza de doble moral del capitalismo, que pide cambios y agenda abierta a los gobiernos mientras convierte su forma de funcionamiento en una caja negra.

4. Lecciones de Davos para el movimiento magisterial

El movimiento magisterial clasista y combativo no puede estar ajeno a los debates de la economía mundial, pues para el capitalismo la educación y los sistemas escolares deben ser funcionales al modo de producción. En consecuencia, cualquier decisión económica tiene un correlato en la agenda educativa.

La despolitización sobre los trabajadores de la educación intenta construir un falso sentido común que lo importante para los y las docentes es la enseñanza, es decir, preocuparse por la forma como administrar contenidos. Esta alienación en el trabajo docente se extiende a algunas organizaciones gremiales y sindicales quienes se centran en la lucha reivindicativa, salarial e incluso política nacional, pero tienen dificultad para seguir los procesos de toma de decisión de los centros capitalistas. La repolitización de los y las trabajadoras(es) de la educación pasa por construir una cultura internacionalista que desarrolle capacidades colectivas para comprender y distinguir en la agenda educativa lo que corresponde a una orientación del poder hegemónico o es expresión de desarrollos autónomos.

Lo que ocurrió en materia educativa, en el 2020-2021 durante la pandemia del covid-19, con sus secuelas de exclusión y estratificación, se convirtió de hecho en parte de la ruta de la transformación digital del mundo. Muy poco le importó al centro capitalista que más de la mitad de la población estudiantil quedara excluida de esta dinámica y que se generara una estratificación escolar que profundizaba las diferencias de clase social; las necesidades del mercado estuvieron por encima de las de los y las ciudadanas(os).

En consecuencia, luego de mostrar el “desfase de las instituciones educativas” respecto a la aceleración de la innovación -aunque esta en realidad era culpa de la desinversión de los gobiernos y no de les docentes- se enfatiza incluso de manera irracional con la vuelta forzosa a las aulas con propuestas bimodales incluso sin las condiciones mínimas de bioseguridad, algo que el capital trasnacional tecnológico promueve para intentar consolidar ante la sociedad la imagen de escuelas, bachilleratos y universidades desfasadas de las dinámicas tecnológicas actuales. Ello forma parte de la tentativa de asaltar el presupuesto público destinado a la educación y transferirlo a quienes impulsan educación virtual, educación en casa o las corporaciones que están detrás de las propuestas de bimodalidad.

Esta imagen social se convierte en un requisito mínimo para intentar asaltar el presupuesto destinado a la educación pública oficial, la nómina docente y lo relacionado al equipamiento. Estamos en presencia del inicio de un intento de traspaso impresionante de fondos públicos a las empresas tecnológicas, a las grandes corporaciones del mundo digital y virtual. Por ello, para los docentes la narrativa capitalista de transformación digital, tiene una connotación muy concreta, en cuanto a la sostenibilidad de la educación pública presencial y la propia profesión docente, razón por la cual, lo debatido en Davos impacta directamente al sector.

La lección más importante de Davos es que tenemos que recuperar el estudio de la economía y la tecnología, con su impacto directo en la formulación de políticas públicas educativas, si queremos construir resistencias eficientes a la ofensiva del capital contra la educación pública.

Lista de referencias

CEPAL (2013) Relaciones de comercio e inversión entre China y América Latina. Ediciones CEPAL. Disponible en https://www.cepal.org/sites/default/files/events/files/presentacion_alicia_barcena_cepal.pdf

Den Rong (2006) Den Xiaoping y la Revolución Cultural: su hija recuerda los años críticos. Editorial Popular. España.

FEM (2022) Agenda de Davos: ¿Qué podemos esperar de 2022? Aspectos destacados y conclusiones clave. Nota de prensa. Disponible en https://www.weforum.org/agenda/2022/01/davos-agenda-2022-highlights-key-takeaways/

MacFarquhar Roderick y Schoenhals Michael (2009). La Revolución Cultural China. Ediciones Crítica. España.

Nota:

[1] https://www.weforum.org/stakeholdercapitalism

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.