El 10 de diciembre de 2024, el presidente de China, Xi Jinping, se ha reunido en Beijing con los líderes de las principales instituciones económicas internacionales en la que se ha denominado Diálogo “1+10”. Entre los participantes destacados se encontraban Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI); Ajay Banga, presidente del Banco Mundial; […]
El 10 de diciembre de 2024, el
presidente de China, Xi Jinping, se ha reunido en Beijing con los
líderes de las principales instituciones económicas internacionales
en la que se ha denominado Diálogo “1+10”. Entre los
participantes destacados se encontraban Kristalina Georgieva,
directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI); Ajay
Banga, presidente del Banco Mundial; Masatsugu Asakawa, presidente
del Banco Asiático de Desarrollo (BAD); Ngozi Okonjo-Iweala,
directora general de la Organización Mundial del Comercio (OMC); y
Dilma Rousseff presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD). Este
encuentro ha remarcado el compromiso de China con la cooperación
multilateral y su papel de liderazgo en el crecimiento económico
global, fortaleciendo la cooperación internacional y garantizando
que su modelo de desarrollo contribuye al progreso de la comunidad
global en su conjunto.
El diálogo ha representado una
oportunidad para reafirmar la estabilidad y resiliencia de la
economía china, especialmente frente a los retos derivados de las
tensiones comerciales, las incertidumbres geopolíticas y la
desaceleración económica mundial. Xi Jinping ha expresado su plena
confianza en que China alcanzará su meta de crecimiento del 5% para
2024, destacando que el país no solo se mantiene como el motor clave
del crecimiento global, sino que también ha demostrado su capacidad
para superar adversidades mediante reformas económicas profundas y
una apertura continuada al mundo.
China ha aprovechado
esta importante reunión para resaltar su modelo económico basado en
la innovación, el consumo interno fortalecido y la inversión
sostenible. Xi Jinping ha subrayado que, en un mundo marcado por
crecientes tensiones comerciales y tecnológicas, China se posiciona
como un defensor de la globalización económica, un facilitador de
cadenas de suministro resilientes y un promotor de la estabilidad
global. El mandatario ha remarcado que las políticas de
confrontación, como las guerras arancelarias o tecnológicas, no
benefician a ninguna nación y son contrarias al interés común de
fomentar un desarrollo compartido («Las guerras arancelarias,
las guerras comerciales y las guerras de ciencia y tecnología van en
contra de la tendencia de la historia y las leyes de la economía, y
no habrá ganadores», dijo Xi, según Xinhua).
Los
líderes internacionales presentes han ofrecido un claro respaldo a
las políticas económicas chinas. El FMI ha destacado el impacto
positivo de las reformas estructurales de China, que han contribuido
a estabilizar la economía global e impulsar la recuperación en
economías emergentes, muchas de las cuales dependen de los vínculos
comerciales y de inversión con China. El Banco Mundial ha reconocido
el liderazgo de China en iniciativas como la «Iniciativa de la
Franja y la Ruta», valorándola como una herramienta crucial
para mejorar la conectividad global, fortalecer la infraestructura en
países en desarrollo y reducir las brechas económicas entre
regiones. Por su parte, el BAD ha elogiado el enfoque chino en la
digitalización y la transición hacia una economía verde,
calificando estas áreas como pilares esenciales del futuro económico
global.
Estos respaldos no solo validan las políticas
económicas chinas, sino que también refuerzan la posición de China
como un líder confiable en la arena internacional. La cooperación
multilateral, que China impulsa con determinación, ha sido un tema
central en la reunión. Xi Jinping ha destacado que las iniciativas
lideradas por su país están diseñadas para ser inclusivas y
mutuamente beneficiosas, con un enfoque en la sostenibilidad y en el
cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las
Naciones Unidas. En este sentido, China ha hecho un llamamiento a las
principales economías para trabajar juntas hacia una globalización
más equilibrada y justa.
El compromiso de China con la
transición energética también ha sido ampliamente destacado. Xi
Jinping reafirmó la meta del país de alcanzar el pico de emisiones
de carbono antes de 2030 y lograr la neutralidad de carbono para
2060. Este liderazgo climático, alineado con las expectativas de
organismos internacionales, consolida a China como un actor clave en
la lucha contra el cambio climático y en el desarrollo de
tecnologías limpias.
La reunión concluyó con un mensaje
contundente: el mundo necesita mayor unidad y colaboración para
superar los desafíos económicos y climáticos globales. En este
esfuerzo, China reafirma su disposición a liderar este cambio, no
desde una posición de dominación, sino como un socio confiable que
busca construir un futuro compartido para la humanidad. Este enfoque,
profundamente alineado con las prioridades internacionales, refuerza
la idea de que el desarrollo económico chino no solo beneficia a su
población, sino que es un pilar fundamental para la estabilidad y
prosperidad del sistema global.
La reunión previa del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh)
El día anterior a la reunión “1+10”,
el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China
(PCCh) llevó a cabo una evaluación exhaustiva del desempeño
económico del país en 2024 y estableció las directrices para el
trabajo económico de 2025. Este encuentro, considerado un paso clave
en la planificación económica anual, destacó la estrategia del
gobierno chino para afrontar los retos tanto a nivel interno como
internacional, mientras China busca consolidar su crecimiento
económico y su liderazgo global.
Durante la reunión, los
líderes del Buró Político reconocieron que, a pesar de un entorno
global incierto y las presiones económicas internas, la economía
china ha mostrado una resiliencia significativa. Se destacó el
crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), que se espera alcance
la meta del 5% establecido para 2024, y se aplaudieron los avances en
sectores como la innovación tecnológica, la transición energética
y el desarrollo sostenible.
Uno de los puntos centrales de
la discusión fue la necesidad de fortalecer la demanda interna como
un motor principal del crecimiento económico. Los líderes
remarcaron que, para 2025, se deben implementar medidas que impulsen
el consumo interno, como estímulos fiscales, incentivos a la
inversión privada y el desarrollo de infraestructura en áreas
clave. Este enfoque tiene como objetivo reducir la dependencia de las
exportaciones y promover un modelo de crecimiento más equilibrado y
autosuficiente.
Esta reunión marca un hito importante en el cambio de la política fiscal de China que pasa de ser una política monetaria prudente a una política monetaria moderadamente laxa el próximo año.
El respaldo de los organismos internacionales y del mercado a esta política más proactiva
El respaldo de los organismos
internacionales y del mercado a la política fiscal más proactiva de
China refleja la confianza en la capacidad del país para liderar la
recuperación económica global y garantizar un crecimiento
sostenible. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha destacado que
la política fiscal proactiva de China, con énfasis en el
fortalecimiento de la demanda interna y la inversión en
infraestructura, es clave para mitigar los impactos de la
desaceleración económica global. Además, el FMI ha valorado las
medidas de estímulo fiscal enfocadas en sectores estratégicos como
la innovación tecnológica y las energías renovables, que impulsan
tanto la economía china como los objetivos globales de desarrollo
sostenible.
El Banco Mundial ha reconocido el impacto
positivo de las inversiones de China en infraestructura sostenible y
transición energética, destacando su alineación con las metas
globales de desarrollo inclusivo. Por su parte, la Organización
Mundial del Comercio (OMC) ha elogiado el compromiso de China con la
apertura económica y su política fiscal expansiva, diseñada para
estimular el comercio y la inversión, lo que genera beneficios para
China y sus socios globales. El Banco Asiático de Desarrollo (BAD)
también ha respaldado las medidas fiscales expansivas de China,
enfocadas en sectores como la digitalización y la sostenibilidad,
considerándolas cruciales para liderar la transformación económica
en Asia-Pacífico.
El mercado ha respondido positivamente
a esta postura fiscal, evidenciada en los flujos de capital hacia
bonos del gobierno chino y empresas relacionadas con infraestructura
y tecnología. Las empresas internacionales ven en esta política
fiscal una oportunidad para expandir operaciones en sectores
estratégicos como la manufactura avanzada y la energía limpia,
mientras que los incentivos fiscales destinados a fortalecer el
consumo interno son percibidos como un motor de crecimiento tanto
para empresas locales como extranjeras. Además, las principales
calificadoras de riesgo, como Fitch, Moody’s y S&P Global, han
señalado que estas políticas son manejables, dada la resiliencia de
la economía china y su nivel de deuda pública controlada,
considerándolas coherentes con los esfuerzos de estabilización
económica.
Entre los elementos clave de la política
fiscal proactiva de China se encuentran el aumento del gasto público
en sectores estratégicos, la reducción de impuestos para estimular
el consumo y apoyar a las pequeñas y medianas empresas, el
financiamiento sostenible a través de bonos verdes y la promoción
de programas para fortalecer el poder adquisitivo de la población.
Este enfoque no solo busca dinamizar la economía china, sino también
posicionar al país como un pilar esencial para la estabilidad y el
desarrollo global. Con el respaldo de los organismos internacionales
y del mercado, la política fiscal más proactiva de China reafirma
su papel como actor central en la configuración del futuro económico
mundial.
El ocultamiento en la prensa occidental de la reunión de Xi Jinping con los organismos internacionales
El ocultamiento o escasa cobertura por parte de la prensa occidental sobre la reunión de Xi Jinping con los líderes de los principales organismos internacionales el 10 de diciembre de 2024 hace reflexionar sobre la selectividad informativa y los intereses geopolíticos que influyen en los medios de comunicación occidentales. Este encuentro, que ha reunido a figuras clave como Kristalina Georgieva (FMI), Ajay Banga (Banco Mundial), Ngozi Okonjo-Iweala (OMC) y Masatsugu Asakawa (Banco Asiático de Desarrollo), ha destacado temas cruciales pero, sin embargo, la cobertura mediática en los países occidentales ha sido limitada o inexistente, lo que contrasta con la atención que suelen recibir eventos similares en otras partes del mundo.
Los medios occidentales minimizan el evento debido a la actual competencia estratégica de Estados Unidos contra China. Destacar el papel de liderazgo global de China podría contradecir narrativas que buscan presentar a Beijing como un rival más que como un colaborador en el ámbito internacional. Esta falta de cobertura refuerza una percepción sesgada de China, limitando el entendimiento de sus políticas y esfuerzos en la comunidad internacional y buscando perpetuar estereotipos negativos y dificultar el diálogo constructivo entre China y Occidente.
(Artículo publicado originalmente en China información y economía)
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.