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Se acabaron las contemplaciones en Pakistán

Fuentes: Asia Time

Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens


Las autoridades paquistaníes han comparado el devastador ataque suicida del camión el sábado por la noche contra el Hotel Marriott en la capital Islamabad con los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra EE.UU.

En términos de su efecto psicológico, la explosión, que mató a más de 80 personas, hirió a cientos y quemó el hotel, ha traumatizado a la nación y, como el 11-S, marca el comienzo de una nueva batalla: esta vez no de la «guerra contra el terror,» sino de la guerra hecha por terroristas.

Pakistán es hora el campo de batalla declarado en esta lucha de militantes islámicos por atacar primero intereses estadounidenses antes de que la maquinaria bélica de EE.UU. complete sus preparativos para asaltar los refugios de al-Qaeda en Pakistán.

El ataque contra uno de los hoteles de la cadena del grupo estadounidense Marriott fue uno de los peores en la historia de Pakistán e involucró el uso sofisticado de más de 600 kilos de explosivo TNT mezclado con RDX y fósforo, detonados cuando un camión embistió una barricada de seguridad frente al hotel.

Entre los muertos estaba el embajador checo en Pakistán, dos marines de EE.UU., miembros del personal de la embajada de EE.UU., nacionales saudíes y otros diplomáticos europeos. Más de 250 personas fueron heridas y docenas de coches aparcados fueron destruidos.

Hubo una especulación inmediata de que el ataque fue instigado por el hecho de que hay numerosos marines viviendo en el piso superior del hotel. El primer ministro Yousaf Raza Gilani afirmó que el verdadero objetivo era su residencia, donde el presidente Asif Ali Zardari, jefes del estado mayor del ejército y todo el gabinete estaban reunidos para una cena de Iftar (el rompimiento del ayuno durante el mes sagrado musulmán de Ramadán). La seguridad era tan estricta, dice la teoría, que el conducto prefirió ir al cercano Marriott.

Pero el lunes por la tarde, Rehman Malik, asesor del interior del primer ministro paquistaní, declaró a un grupo de periodistas en el aeropuerto de Islamabad: «Una cena de Iftar estaba programada en el Marriott en septiembre, ofrecida por al presidente de la Asamblea Nacional, doctor Fahmida Mirza a la que estaban invitados todos los dignatarios, incluidos el primer ministro, el presidente, el gabinete y los jefes de todos los servicios. Sin embargo, a último momento, la cena fue trasferida a la casa del primer ministro, lo que salvó a toda la dirigencia militar y política de Pakistán.»

«Tal vez, la anterior información sobre la cena fue filtrada a los militantes y por ello atacaron el hotel Marriott,» agregó Rehman.

Sin embargo, investigaciones de Asia Times Online, incluyendo conversaciones con expertos en seguridad de alto rango, indican que el ataque contra el Marriott representa el comienzo de una importante batalla que está a punto de comenzar en Pakistán en una nueva fase de la «guerra contra el terror.»

Preparativos para una nueva batalla

La explosión del sábado ocurrió en el día del primer discurso presidencial de Zardari ante una sesión conjunta del parlamento, antes de partir a Nueva York para la reunión anual de la Asamblea General de Naciones Unidas.

También debía encontrar a altos responsables de EE.UU. para discutir temas controvertidos en la «guerra contra el terror,» especialmente las agresivas incursiones militares de EE.UU. en las áreas tribales de Pakistán en las últimas semanas para atacar a personalidades y combatientes de al-Qaeda.

Sin embargo, los recientes eventos conforman el nuevo campo de batalla.

En Tarbella, a aproximadamente 20 kilómetros de Islamabad, están los cuarteles de brigada del Grupo Especial de Operaciones (SOTF) de Pakistán. En esa instalación aterrizaron recientemente 300 funcionarios estadounidenses, llamados oficialmente «grupo asesor de entrenamiento,» según documentos vistos por Asia Times Online.

Sin embargo, contactos a alto nivel afirman que no se trata de algo tan simple como un programa de entrenamiento.

A mediados de los años noventa, durante el gobierno de Nawaz Sharif, una unidad especial de la CIA estuvo basada en la misma instalación, con la tarea de capturar a Osama bin Laden. Partió cuando Pervez Musharraf llegó al poder en un golpe en 1999.

Ahora, EE.UU. ha comprado un inmenso terreno de varios kilómetros cuadrados en Tarbella, según fuentes que dirigen directamente el proyecto. Hace poco llegaron al lugar 20 grandes contenedores. Fueron manipulados por los estadounidenses, que no permitieron que fueran inspeccionados por ningún funcionario paquistaní.

Considerando el tamaño de los contenedores, se cree que contienen armas y municiones especiales e incluso tanques y vehículos blindados – y ciertamente no tienen nada que ver con algún programa de entrenamiento.

Cabe poca duda en las mentes de los que están familiarizados con las actividades estadounidenses en Tarbella de que se realizan preparativos para una ofensiva generalizada en la Provincia de la Frontera del Noroeste, contra refugios que pertenecen a los talibanes y a al-Qaeda dirigidos por bin Laden. Fuentes de seguridad paquistaníes

sostienen que más soldados estadounidenses llegarán en los próximos días.

Pakistán ofreció recientemente acuerdos de cese al fuego a combatientes en las áreas tribales de Waziristán del Norte y del Sur, en la frontera con Afganistán. No sólo fueron rechazados sin ambages ni rodeos, sino seguidos por ataques en los dos waziristanes contra las fuerzas de seguridad, y luego por la operación contra el Marriott.

Se han acabado las contemplaciones tanto por parte de los combatientes como de EE.UU. Evidentemente, Washington está preocupado por la falta de progreso en la represión contra los combatientes en Pakistán (léase fugitivos de al-Qaeda) y porque los talibanes tienen bases en Pakistán para alimentar su insurgencia en Afganistán.

En las semanas cruciales antes de las elecciones presidenciales de EE.UU. no hay nada más deseado por el gobierno de George W Bush que una verdadera prueba concreta para justificar los largos años de su «guerra contra el terror.» Los soldados que ahora están basados en Tarbella están sobre su pista. Pero no hay que olvidar a los militantes.

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Syed Saleem Shahzad es jefe del Buró Pakistán de Asia Times Online. Para contactos diríjase a: [email protected]

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http://www.atimes.com/atimes/South_Asia/JI23Df01.html