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Semblanza de un monarcado absolutista

Fuentes: Rebelión

Su pontificado empezó bajo el sigo de la sospecha. La prematura y sorpresiva muerte de Juan Pablo I hizo correr ríos de tinta sobre las conspiraciones eclesiásticas. La sombra del Banco Vaticano y los escándalos posteriores dejaron la incertidumbre del por que un Papa llego a ser tan breve. La Curia Romana eligió después, no […]

Su pontificado empezó bajo el sigo de la sospecha. La prematura y sorpresiva muerte de Juan Pablo I hizo correr ríos de tinta sobre las conspiraciones eclesiásticas. La sombra del Banco Vaticano y los escándalos posteriores dejaron la incertidumbre del por que un Papa llego a ser tan breve. La Curia Romana eligió después, no sin dificultad, a un desconocido para todos, menos para ellos. El muro, el bloque soviético, ya tambaleaba. Un cardenal del este era la mejor solución a las disputas del poder. Se intento desviar el pontificado hacia el exterior para guardar la corrupción rampante en las arcas vaticanas y que Juan Pablo I deseó airear y limpiar, sobre todo en su «banco» y en las relaciones eclesiales con la mafia.

La elección del Papa sonriente fue un descalabro para la tendencia más conservadora e inmovilista del colegio cardenalicio. Un nuevo error no se podía consentir. El elegido fue todo un descubrimiento para unos y para otros. Finalmente la mierda salió al descubierto, no sin innumerables intentos del papado por evitarlo. Un suicidio fue el detonante.

Desconocido para los católicos, el polaco era una bala en la recamara. Nunca entro en las primeras quinielas, sin embargo demostró ser el partido oculto de la facción mas rancia de la Curia.

Sus primeros años de monarca absolutista se caracterizaron al seguir la dinámica marcada por los electores purpurados conservadores e incluso ultras. No escatimaba halagos al genocida Pinochet, y sin embargo, ante los medios de masas, la desconsideración publica mundial hacia el Ministro de Cultura nicaragüense fue vergonzosa. Nunca más volvimos a leer en sus labios censura alguna a las políticas salvajes neoliberales que han llevado a Nicaragua a lo que hoy es. O al asedio de la contra financiada por EE.UU.  Y hoy es, el país más mísero de toda América Latina.

Se le ensalza desde el este. Lech Valessa, el electricista de los astilleros Lenin, admitió que solo tenia dos docenas de seguidores hasta que Carol visitó su país natal. Una década y poco más después, Valessa abandono el poder acusado de corrupción. Los cambios habidos en Polonia pasaron casi inadvertidos, todos a peor provocando una marea emigratoria que dura hasta nuestros días El procesamiento del electricista católico, no fue noticia. La relación Valesa-Carol debía silenciarse en el tiempo.

Su fanatismo fundamentalista tuvo su punto álgido en la santificación de los sacerdotes nacionales fusilados en la guerra civil española abriendo la herida que se suponía cerrada. Eso creíamos. Pero fue a más. Santifico a uno de los mafiosos legales mas importantes que ha dado la historia contemporánea: Escriba de Balaguer. Punto y apoyo del fascismo español en su etapa más nacionalista y católica y hoy en día el grupo de poder más importante en el Vaticano. El OPUS DEI.

Su final como monarca absoluto se ha caracterizado por el uso indiscriminado y vergonzoso de las tecnologías mas punteras, hasta el extremo de presentarnos a un anciano derrotado, enfermo e inútil como símbolo de lucha y coraje. Es la mercadotecnia vaticana.

En su haber queda la condena de la invasión de Irak. Y en su debe la influencia que tuvo al respecto. Ninguna. Los mandatarios del mundo, unos y otros, despiden a aquel que mantiene a los pueblos bajo la hipnosis de una alucinación colectiva llamada Religión Católica.