Por primera vez en caso 600 años, abdica de sus funciones un Papa, máxima autoridad institucional de la Iglesia Católica. Joseph Ratzinger dejará su lugar desde el 28 de febrero. Ya comienzan las deliberaciones no formales por su sucesor, y dirigentes y analistas expresan sus valoraciones al respecto. El alemán Joseph Ratzinger, de 85 años, […]
Por primera vez en caso 600 años, abdica de sus funciones un Papa, máxima autoridad institucional de la Iglesia Católica. Joseph Ratzinger dejará su lugar desde el 28 de febrero. Ya comienzan las deliberaciones no formales por su sucesor, y dirigentes y analistas expresan sus valoraciones al respecto.
El alemán Joseph Ratzinger, de 85 años, llegó al trono máximo del catolicismo hace 8 años y se erigió en Benedicto XVI, en reemplazo de Karol Wojtyla, más conocido como Juan Pablo II. Asumió en ese cargo «pese a las fuertes críticas que pesaban sobre él, ya que se lo acusaba de ser muy estricto, de haber amparado a sacerdotes pedófilos y de haber formado parte de las juventudes hitlerianas y del ejército nazi durante sus años de seminarista», informó la agencia estatal argentina Telam.
Un perfil alejado del Concilio Vaticano II, numerosos casos encubiertos de abuso sexual por parte de curas en distintos lugares del mundo, las internas de la curia y las denuncias cruzadas de corrupción conocidas a través del denominado «Vatileaks», el levantamiento de la excomunión a obispos que habían sido consagrados por el ultraderechista movimiento liderado por Marcel Lefebvre y al británico Richard Williamson -quien negó el holocausto- embestidas contra el mundo islámico luego de citar un frase que dice «el Islam sólo había traído maldad al mundo y que había crecido a punta de espada», el sostenimiento de una línea dura frente a la homosexualidad, el aborto y la anticoncepción han marcado la gestión del alemán.
El 28 de febrero de 2013 dejará de cumplir funciones como Papa. Por motivos de condiciones físicas, adujo en el comunicado oficial. Y se largaron las repercusiones y análisis.
Según el periodista y analista argentino Washington Uranga, en entrevista con la Radio Pública de Mendoza (Argentina) tras la decisión del Papa repercute una severa crisis económica que atraviesa el Vaticano; y la imposibilidad de Ratzinger de dar cauce y cabida a las nuevas ideas de la familia que la propia comunidad católica acepta y acuña conforme se vive en la realidad concreta. «Hay iglesias y situaciones a las que él no está pudiendo dar respuesta, como el gravísimo problema económico que llevó a una lucha de poder que desembocó en el Vatileakas; además, en Estados Unidos, donde hay 11 cardenales -en América Latina hay 19- hay un enorme problema de pedofilia, en California debió renunciar un Cardenal. Otro problema es la renovación en la cultura secular, por ejemplo en la idea de familia, y allí la Iglesia Católica no da respuestas».
«Estamos afectados y como huérfanos por esta decisión que nos llena de pena, pues nos sentíamos seguros e iluminados por su riquísimo magisterio y por su cercanía paternal», dijo en un comunicado Antonio María Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) y amigo personal de Joseph Ratzinger.
Leonardo Boff, uno de los principales referentes de la Teología de la Liberación declaró en su cuenta de Twitter que la renuncia del Papa Benedicto XVI es un acto de razonabilidad: «fue controvertido. Intentó interpretar el Concilio Vaticano segundo a la luz del Concilio Vaticano primero. A la luz de la autoridad del Papa y no de la Iglesia, Pueblo de Dios. Innegablemente colocó el acento en reforzar la Iglesia jerárquica», dijo Boff, quien tiene una historia particular con Ratzinger. El actual Papa, durante la gestión de Juan Pablo II, fue el cardenal que dirigió el duro proceso contra Boff en la Congregación para la Doctrina de la Fe, la organización vaticana heredera del Santo Oficio, tras el cual el brasilero resultó condenado.
Según el filósofo y teólogo Rubén Dri, el objetivo de Ratzinger fue destruir la Iglesia «que se había ido conformando en aquellos encuentros ecuménicos convocados por el Papa Juan XXI en 1959 -Concilio Vaticano II- y repensar un nuevo proyecto de Iglesia que en realidad está mucho más en consonancia con el Concilio de Trento del siglo XVI. Se trata de una Iglesia que volvía a cerrarse sobre sí misma, que volvía una vez más a una dogmática cerrada, que pretendía acumular mucho poder en connivencia con los poderes económicos y los poderes políticos».
Dri agregó que más allá de las «fuerzas» del actual Papa para seguir, «quienes están intentando sostener este proyecto, quienes están al frente de este proyecto» son quienes en realidad «sienten la necesidad de producir una renovación, introducir un cambio, cambiar de aire, y entonces ahí se produce la renuncia».
Esta teoría es, sin proponérselo, abonada por la percepción y sorpresa del embajador argentino en el Vaticano, Juan Pablo Cafiero: «no habíamos detectado un cambio abrupto en su salud, para nada. Lo he visto bien, tenía viajes programados, una agenda para 2013».
De hecho, el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina, confirmó que el próximo sábado 16 de febrero se reunirá con Benedicto XVI: «No estamos cancelando nada. En Roma no han cancelado y más bien confirmaron que la audiencia sigue en pie y nosotros no vamos a desatenderla. Será la última visita de un presidente al Papa que ya presentó su renuncia al puesto hoy».
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, expresó a los medios tras conocer la noticia: «es el vicario de Cristo en la tierra y tiene la responsabilidad de conducir la Iglesia, y para eso, se requiere que esté en total y completo dominio de todas sus facultades. Si él siente que por su edad o por su salud no está capacitado para dirigir y toma la decisión de renunciar, es un acto de coraje y de consecuencia que yo aprecio y valoro».
El padre Bruno Renaud, entrevistado por Venezolana de Televisión, expresó su asombro por la decisión y dijo «tal acción representa para la Iglesia católica un gran momento de reflexión, de teología, y de hacerse muchas preguntas, aseguró al recordar las pugnas intestinas existentes en la cúpula religiosa entre las tendencias conservadoras y progresistas del catolicismo».
El Salvador sentó posición a través de la Cancillería. En un comunicado afirmaron que «el gobierno salvadoreño es respetuoso de todos los procesos que se dan en el seno del Vaticano y, por lo tanto, se estará a la expectativa sobre el sucesor del Sumo Pontífice». Además, agregaron «el Vaticano es un Estado con el cual El Salvador ha fomentado estrechos lazos de amistad y de cooperación, añade la nota del Ministerio de Relaciones Exteriores».
Desde el Arzobispado de La Habana emitieron un comunicado en el que se expresa: «El Santo Padre rompe una vez más los patrones y no teme anunciar al mundo que está débil y cansado para continuar la gran responsabilidad de gobernar la Iglesia Católica». En Cuba se rescata que Ratzinger se permitió visitar la isla que alberga a la Revolución liderada por Fidel Castro.
Ciento diecisiete curas deberán elegir por dos tercios de votos al nuevo Papa. En América Latina hay 19 cardenales; Brasil tiene 5 cardenales electores que a la vez tienen posibilidades de ser electos como sucesores de Benedicto XVI; Argentina cuenta son 2 cardenales en situación.
Eduardo de la Serna, coordinador del Movimiento de Sacerdotes en Opción por los Pobres, publicó en el diario Página 12: «Sueño un Papa despojado de títulos nobiliarios y coronas, de palacios y jefatura de Estado. Sueño un Papa que se presente como «hermano de todos». Es más: un viejo teólogo decía que ser hermanos es lo propio de toda la Biblia (Antiguo y Nuevo Testamento); lo propio de los cristianos es ser «hermanos», pero la cosa se empezó a deformar cuando se empezó a hablar de ‘Papa'».
Fuente original: http://suramericapress.com