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Corea del Sur

10 de septiembre: cultivando el asfalto

Fuentes: La Jornada

Este 10 de septiembre miles de agricultores de Corea del Sur «cultivarán el asfalto». La Liga de Campesinos Coreanos (LCC) y la Confederación Coreana de Sindicatos (KCTU)) concentrarán a sus afiliados en Seúl y en 100 villas y pueblos. Conmemorarán la muerte de Lee Kyung Hae en su primer aniversario, al tiempo que luchan contra […]

Este 10 de septiembre miles de agricultores de Corea del Sur «cultivarán el asfalto». La Liga de Campesinos Coreanos (LCC) y la Confederación Coreana de Sindicatos (KCTU)) concentrarán a sus afiliados en Seúl y en 100 villas y pueblos. Conmemorarán la muerte de Lee Kyung Hae en su primer aniversario, al tiempo que luchan contra la liberalización de las importaciones de arroz, denuncian a la Organi-zación Mundial del Comercio (OMC) y exigen la soberanía alimentaria.

Lee Kyung Hae se inmoló durante la quinta Reunión Ministerial de la OMC, realizada hace un año en Cancún. Cargando un letrero que decía: «La OMC mata campesinos», se clavó una pequeña navaja suiza en el corazón para protestar en contra de las políticas de libre comercio en la agricultura.

Su sacrificio no fue un acto de desesperación, sino de convicción. Lee era un agricultor y dirigente campesino, representante electo en su congreso local y poseedor de una maestría; había luchado contra el neoliberalismo utilizando las más diversas formas de lucha: marchas, acciones directas y huelgas de hambre.

El señor Lee era parte de Vía Campesina, el movimiento internacional que agrupa a la mayoría de organizaciones de pequeños productores rurales y trabajadores agrícolas más combativas. Vía considera a Lee un mártir de la causa que ofreció su vida a los labriegos del mundo para mantener viva la decisión de lucha y el rechazo absoluto a la OMC. Por ello declaró el 10 de septiembre Día de las Luchas Campesinas y estará presente en las movilizaciones en Seúl con una delegación integrada, entre otros, por José Bové.

El suicidio es una forma de protesta usual en Corea del Sur. Lo novedoso de la muerte de Lee es que es la primera ocasión en que esta forma de protesta se realiza en contra de la OMC, y también la primera vez que se efectúa fuera de ese país.

La inmolación es escogida por aquellos que sienten que ninguna otra herramienta de lucha es eficaz. Apela a los integrantes o simpatizantes de un movimiento. Busca sacudir su conciencia. Les recuerda que es necesario involucrarse en la lucha. Ilustra dramáticamente a la opinión pública las condiciones de vida y de trabajo de los más desposeídos. Emplaza al gobierno a modificar sus políticas.

En febrero de 1997 un trabajador de 40 años de los astilleros de Daewoo, afiliado al sindicato, se prendió fuego en rechazo a una ley que facilitaba los despidos. En la nota que dejó escribió: «Si millones de trabajadores siguen las instrucciones del KCTU, entonces el proyecto de despidos puede ser bloqueado. Sin embargo, si la reforma a la ley laboral se aprueba, hay que imaginar lo mucho que los capitalistas dañarán a los trabajadores».

La inmolación ha sido utilizada como instrumento de resistencia en ese país asiático desde hace muchos años. Multitud de estudiantes sacrificaron su vida en 1905 para enfrentar al imperialismo japonés. Tan sólo durante el año pasado ocho dirigentes sindicales se suicidaron en protestas. Trabajadores inmigrantes amenazados con la deportación también se han quitado la vida.

Diversos analistas interpretan esta oleada de suicidios como expresión de un fuerte conflicto de clase, similar al vivido en los países desarrollados durante la gran depresión de la década de los 30.

Con frecuencia el sacrificio ha rendido frutos en el terreno organizativo. El 13 de noviembre de 1970 el líder obrero Chun Tae-il se prendió fuego. Durante una manifestación de trabajadores de la confección quemó primero un ejemplar de las leyes de trabajo de su país, empapó su ropa con petróleo y luego se convirtió en un bonzo, mientras gritaba: «Obedezcan las leyes del trabajo» y «No somos máquinas».

Su sacrificio fue clave en la reorganización de una fuerza obrera democrática en un país autoritario. Alimentó e inspiró uno de los más persistentes y combativos movimientos sindicales, que ha crecido y perseverado a pesar de sufrir una fuerte represión. La muerte de Chun se recuerda cada año con manifestaciones masivas, y es la protesta más importante en ese país después del primero de mayo.

El arroz es el alimento por excelencia en Corea del Sur. Su producción no es sólo mercancía, sino una cultura. En 1994 la OMC otorgó a esa nación un periodo de gracia de 10 años para mantener aranceles a las importaciones del cereal. Este plazo expira en 2004. Su liberalización comercial provocará la quiebra de millones de campesinos y la pérdida de una forma de vida.

El gobierno coreano está decidido a ceder la protección agrícola a cambio de que su producción de teléfonos celulares y productos electrónicos tenga acceso a los mercados de otras naciones.

Los campesinos coreanos están decididos a tratar de impedir su extinción como clase. Para ello y para conmemorar a su compañero Lee, para demostrar que su muerte no fue inútil, protagonizarán este 10, 11 y 12 de septiembre una intensa jornada de lucha. El espíritu de resistencia de Cancún, el mismo que anima a los jóvenes torturados por la policía de Guadalajara, se trasladará a Seúl.