En su visita a Japón, el papa Francisco condenó el «horror indescriptible» sufrido por las víctimas de la bomba atómica lanzada sobre la ciudad de Nagasaki en 1945, y denunció la disuasión nuclear como una «falsa seguridad». Después de colocar ofrendas florales y rezar bajo la lluvia en un monumento a las víctimas, Francisco dijo […]
En su visita a Japón, el papa Francisco condenó el «horror indescriptible» sufrido por las víctimas de la bomba atómica lanzada sobre la ciudad de Nagasaki en 1945, y denunció la disuasión nuclear como una «falsa seguridad».
Después de colocar ofrendas florales y rezar bajo la lluvia en un monumento a las víctimas, Francisco dijo que el lugar permanece como un triste recordatorio «del dolor y el horror que los seres humanos somos capaces de infligirnos unos a otros».
«Convencido como estoy de que un mundo sin armas nucleares es posible y necesario, solicito a los líderes políticos no olvidar que estas armas no pueden protegernos de las actuales amenazas a la seguridad nacional e internacional», señaló.
«Nuestro mundo vive la perversa dicotomía de querer defender y garantizar la estabilidad y la paz en base a una falsa seguridad sustentada por una mentalidad de miedo y desconfianza, que termina por envenenar las relaciones entre pueblos e impedir todo posible diálogo», señaló.
La posesión de armas nucleares y de otras armas de destrucción masiva no son la respuesta», alegó el Papa. Y agregó: «La paz y la estabilidad internacionales son incompatibles si se basan en los intentos de infundir el miedo de la destrucción mutua o la amenaza de la aniquilación total. Ambas solo pueden alcanzarse sobre la base de la ética global de la solidaridad y la cooperación».
Además, habló del «indescriptible horror experimentado en su propia carne por las víctimas y sus familias» en Nagasaki, donde una bomba estadounidense lanzada el 9 de agosto de 1945 mató a unas 74.000 personas.
El Papa también debe visitar Hiroshima, donde apenas tres días antes de la catástrofe en Nagasaki se había arrojado otra bomba nuclear, que mató unas 140.000 personas. Los dos bombardeos precipitaron la rendición de Japón el 15 de agosto de 1945 y el final de la Segunda Guerra Mundial.
«Desde joven sentía simpatía y cariño por estas tierras»
Con esta visita, el Papa cumplió un deseo de larga data de predicar en Japón. «Desde joven sentía simpatía y cariño por estas tierras. Pasaron muchos años de aquel impulso misionero cuya realización se hizo esperar», había dicho. Y agregó que, además de «rezar por las víctimas del bombardeo catastrófico de estas dos ciudades», al visitar estas ciudades iba a «hacerse eco de sus propios llamados proféticos al desarme nuclear».
Francisco es el primer papa en visitar Japón desde Juan Pablo II en 1981. Apenas 440.000 de los 126 millones de japoneses son católicos. «Sabemos que la Iglesia en Japón es pequeña y los católicos son una minoría, pero esto no debe restarle valor a su compromiso con una evangelización», les dijo a los obispos.
La siguiente escala de su gira asiática será Hiroshima, donde hoy dará un discurso ante el Memorial de la Paz, cerca del lugar donde el Ejército estadounidense lanzó la primera bomba atómica, el 6 de agosto de 1945.
En Tailandia, donde estuvo cuatro días, su visita se centró en el diálogo interreligioso en ese país de mayoría budista y en el que los católicos también son una pequeña minoría.