Se despide el 2004 con uno de los terremotos más colosales que se recuerdan. Escala 9, la máxima en la escala de Richter. Causando maremotos que asolaron a los países del Índico. De Indonesia a Sri Lanka, a dos mil kilómetros de distancia. Dejando decenas de miles de víctimas, la vasta mayoría pobres. Como suele […]
Se despide el 2004 con uno de los terremotos más colosales que se recuerdan. Escala 9, la máxima en la escala de Richter. Causando maremotos que asolaron a los países del Índico.
De Indonesia a Sri Lanka, a dos mil kilómetros de distancia. Dejando decenas de miles de víctimas, la vasta mayoría pobres. Como suele ocurrir. En Nicaragua, Indonesia, Tailandia.
Dicen expertos que los daños habrían podido minimizarse. Si los países del Índico hubieran poseído una red de alerta. Similar a la que hay en el Pacífico. En 15 minutos salta la alarma.
La alerta inmediata da tiempo para evacuar las costas amenazadas. Salvar a la población. Poner a salvo los bienes y enseres más valiosos. Reduciendo las pérdidas drásticamente.
No existía en el Índico. No suelen existir medidas preventivas en los países pobres. Su falta es causa fundamental de la multiplicación de daños. De agudizar la pobreza y el atraso.
En Centroamérica los pequeños desastres provocan pérdidas por 170 millones de dólares anuales. Los desastres grandes y pequeños suman pérdidas por 748 millones cada año.
La prevención sigue inexistiendo. Tres enemigos tienen los países pobres. Sus propios gobiernos. La voracidad de los países ricos. La naturaleza. Ésta es la única inocente.