Trabajadoras y trabajadores de la asistencia médica a domicilio a menudo luchan con trabajos agobiantes, de bajo sueldo y status humilde. Pero estos asistentes a domicilio son dueños de su propia empresa, lo cual cambia todo; para ellos y para sus vulnerables pacientes. La Asociación Cooperativa de Atención a Domicilio (Cooperative Home Care Associates, CHCA) […]
Trabajadoras y trabajadores de la asistencia médica a domicilio a menudo luchan con trabajos agobiantes, de bajo sueldo y status humilde. Pero estos asistentes a domicilio son dueños de su propia empresa, lo cual cambia todo; para ellos y para sus vulnerables pacientes.
La Asociación Cooperativa de Atención a Domicilio (Cooperative Home Care Associates, CHCA) de Nueva York es una de las más exitosas empresas participado por sus trabajadores de los Estados Unidos. Lo que es más, tiene éxito en un negocio que tradicionalmente está plagado de condiciones casi esclavizantes, mínima seguridad y entrenamiento laboral, bajos salarios, y pocas prestaciones.
La CHCA es una cooperativa de rápido crecimiento que cuenta con 950 trabajadores que sirven a pacientes de avanzada edad y a minusválidos. En años recientes, la cooperativa ha estado extendiendo su fórmula a otras ciudades e incluso a áreas rurales.
Los trabajadores-propietarios de CHCA siempre han creído que un trabajo de calidad significa una atención de calidad. Ellos se pagan a sí mismos salarios por arriba del promedio, y se garantiza a cada trabajador una mínima cantidad de horas por semana. La cooperativa ofrece entrenamiento integral, seguro de salud y de vida, apoyos a la carrera (como por ejemplo los subsidios para tomar cursos de enfermería en el ámbito académico) y contribuciones para el retiro 401(k). Todo esto genera un núcleo de trabajadores que provee más atención profesional.
Lo mismo crea la democracia de los trabajadores. Los trabajadores y las pacientes están de acuerdo en que el modelo de la agencia incrementa su capacidad de respuesta a las necesidades de ambos, trabajadores y pacientes. Los trabajadores dicen que su calidad de vida es mejor que con otras agencias, no sólo porque sus salarios son más altos, sino más bien porque los programas de entrenamiento de CHCA apuntan a crear un cuerpo de profesionales, en vez de una línea de ensamblado de abastecedores de medicina, mal pagos y poco capacitados.
Así funciona: el 80% de los trabajadores de CHCA son propietarios también, lo cual significa que cada uno posee una acción de la empresa. Cada acción cuesta $1.000, pero cada trabajador necesita pagar solamente $50 por anticipado, más un descuento de $3.65 de su sueldo semanal para cubrir la compra. Sin embargo, cada trabajador puede comprar solamente una acción, y ésta es intransferible. Tan pronto como ingresa, el trabajador ya está facultado con todos los derechos de un accionista, lo cual incluye elegir a 8 de los 13 miembros del consejo de la cooperativa. El consejo fija los salarios, las prestaciones, los premios, los dividendos, y las ganancias acumuladas. Además de formar parte del proceso de toma decisiones y de la estructura de propiedad, los trabajadores-propietarios logran una parte de las ganancias de CHCA. En la mayoría de los años cada uno recibe un dividendo que oscila entre $200 y $800.
La estructura de trabajador-propietario ha ayudado a desarrollar prácticas de empleo que minimizan las desventajas percibidas por los nuevos reclutas, 70% de los cuales han estado en la asistencia pública. CHCA no cobra ningún arancel por el entrenamiento y provee una remuneración especial a los nuevos empleados para que adquieran sus uniformes. Los empleados tienen la oportunidad de escalar en posiciones administrativas y de entrenamiento dentro de la cooperativa, y CHCA alienta a aquellos trabajadores que desean convertirse en enfermeros a que prosigan el entrenamiento para lograrlo.
El foco de la cooperativa está en mejorar el status de la asistencia sanitaria a domicilio como ocupación, haciéndola un modo de vida a largo plazo, decente y viable, para los trabajadores y sus familias. Así que el énfasis está en ayudar a los trabajadores a mantenerse en su carrera, en vez de buscar otras ocupaciones. Por ejemplo, CHCA posee un sistema de salarios por niveles para que los trabajadores se muevan hacia arriba a medida que obtienen mayor habilidad y experiencia. Asimismo agrupa a los trabajadores en cinco regiones, lo que les permite desarrollar relaciones mejores y más fuertes con sus supervisores.
Como resultado de estas políticas, la rotación de empleados es baja; algunos trabajadores han estado con CHCA por dieciocho años.
Otro resultado es que los trabajadores-propietarios han construido para ellos una cultura tan gratificante que han estado dispuestos a hacer sacrificios que beneficien a la cooperativa cuando los tiempos lo requieren. En uno de los años recientes, por ejemplo, cuando las ganancias fueron especialmente buenas, el consejo votó para reducir el dividendo. Preocupados de que demasiados pocos trabajadores estaban contribuyendo a sus cuentas de retiro 401(k), se decidió usar parte de las ganancias para realizar una contribución sustancial a cada cuenta y mantener la mayor parte del resto como ganancias retenidas. El resultado fue un colchón financiero para la cooperativa; y suficiente incentivo como para disparar las contribuciones a las cuentas 401(k) de los trabajadores a un 95%.
CHCA también ha desarrollado un programa de entrenamiento que es más extensivo y menos jerárquico que en otras agencias, y que pone un énfasis más centrado en las habilidades de la gente. Todos los trabajadores reciben el mismo entrenamiento integral, sin importar si un individuo gasta la mayor parte de su tiempo haciendo irrigaciones de catéter o preparando comidas para los clientes, y se les paga acordemente. Los nuevos reclutas obtienen de cuatro a cinco semanas de entrenamiento en vez de las típicas dos semanas. Gran parte del tiempo adicional está dirigido a las habilidades «suaves», indispensables para trabajar con clientes que viven por sí mismos, en vez de únicamente las habilidades «duras» necesarias para proveer servicios técnicos.
Todo esto se refleja en el deseo de los trabajadores-propietarios de crear un modelo de asistencia que refleje mejor las demandas de la situación en la que operan. Cuando los trabajadores perciben una necesidad o una deficiencia en el cuidado que están proveyendo, tienen el poder para realizar cambios. El entrenamiento de CHCA enfatiza las habilidades suaves, por ejemplo, porque los trabajadores comprendieron a través de la experiencia que sus pacientes, que a menudo llevan vidas aisladas, necesitan conversación y compañía tanto como atención médica.
Democracia del Trabajador
CHCA está promoviendo su modelo basado en la propiedad del trabajador fuera de la ciudad. Ocho años atrás estableció el Instituto del Cuidado de la Salud Paraprofesional (Paraprofessional Healthcare Institute, PHI), una organización sin fines de lucro que está llevando el modelo de la cooperativa a otros trece estados, y que ayudó a iniciar cooperativas exitosas en Philadelphia y en el New Hampshire rural.
CHCA y PHI creen que pueden elevar el status del cuidado de la salud a domicilio. A medida que la población envejece, y los 77 millones de baby boomersde EE.UU. comiencen a retirarse, los magros salarios y el bajo status de los trabajadores de la salud a domicilio mejorarán, dice Michael Elsas, presidente de CHCA. «Los baby boomers no van a querer ingresar a los geriátricos.»
CHCA ha estado explorando activamente nuevas maneras de expandir sus mercados. Hace cinco años, Rick Surpin, quien fundó la cooperativa en 1985, se alejó para iniciar Sistemas de Atención Independencia, un programa a largo plazo financiado por Medicaid para personas inválidas que desean vivir independientemente, un mercado que otros proveedores han ignorado en su mayor parte. Independencia mantiene contratos con CHCA para proveer atención domiciliaria a sus clientes, creando una nueva oportunidad de negocios; el principal motivo por el cual su personal ha duplicado su tamaño en los últimos cinco años.
CHCA tiene la esperanza de mantener su modelo de negocios cooperativo, a pesar del rápido crecimiento, pero esto puede requerir algunos ajustes. La mejor respuesta puede ser una dosis más fuerte de lo que sigue siendo una de las fortalezas más grandes de CHCA: la democracia del trabajador.
«En vez de tener nuestras reuniones en el cuartel general de la cooperativa en la calle East 149th, las tendremos en seis localidades alrededor del Bronx,» medita Elsas. Un paso pequeño, tal vez, pero es aún otra manera de mantener la «propiedad» cerca del trabajador.
* Eric Laursen es un periodista independiente radicado en Nueva York. Actualmente está escribiendo una historia del debate de la Seguridad Social.