La tensión entre Londres y Moscú ha subido varios decibeles. El Foreign Office expulsó a cuatro funcionarios de la embajada de Rusia ante la negativa de este país de extraditar al Reino Unido al ex agente de seguridad Andrei Lugovoi, principal sospechoso del asesinato del también ex agente ruso Alexander Litvinenko, muerto por envenenamiento en […]
La tensión entre Londres y Moscú ha subido varios decibeles. El Foreign Office expulsó a cuatro funcionarios de la embajada de Rusia ante la negativa de este país de extraditar al Reino Unido al ex agente de seguridad Andrei Lugovoi, principal sospechoso del asesinato del también ex agente ruso Alexander Litvinenko, muerto por envenenamiento en noviembre de 2006 en la capital británica.
El joven ministro de Relaciones Exteriores, David Miliband, de 41 años, advirtió que el Reino Unido también revisaría la cooperación con Rusia -a la que definió como «socio internacional clave»- en cuestiones como la proliferación de armas nucleares, el proceso de paz en Oriente Medio y el combate al terrorismo.
En su primera crisis diplomática desde que asumió el gobierno a fines de junio, el primer ministro Gordon Brown justificó desde Berlín la decisión del titular del Foreign Office, hijo del pensador marxista Ralph Miliband, un ex inmigrante polaco judío que es catedrático universitario y autor de varios libros.
Alexander Litvinenko, un ex oficial de la ex KGB soviética que en 2000 huyó a Gran Bretaña y se convirtió en crítico del presidente Vladimir Putin, murió tras una larga agonía, luego después de ingerir una dosis letal del isótopo radiactivo polonio 210. El ex espía trabajaba para el magnate ruso Boris Berezovsky, quien se hizo multimillonario en tiempos del presidente Boris Yeltsin (1991-1999) y que en 2000 se refugió en el Reino Unido.
Vinculado a la mafia ruso-israelí y reclamado por la justicia de su país por intentos de golpe de Estado, Berezovsky se autodefine como «pionero del capitalismo en Rusia» y posee una fortuna de más de cuatro mil millones de euros. Parte de sus ganancias provienen de inversiones en la empresa de programas educativos de computación Ignite Learning, propiedad de Jeb Bush, hermano del presidente George W. Bush.
Berezovsky sostiene que gracias a sus esfuerzos, el mundo ahora más consciente del «peligro» que representa Putin. «En 2001, sólo el diez por ciento pensaba que era peligroso para Occidente. Ahora es el 90 por ciento», dijo en una entrevista con el diario The Guardian. El millonario acusa a Andrei Lugovoi de haber asesinado a Litvinenko por órdenes del presidente ruso.
El sospechoso, de 42 años, se graduó en 1987 en la Escuela Militar del Soviet Supremo, un instituto de elite, e ingresó al KGB. De 1991 a 1996 estuvo en el grupo secreto de protección de Yeltsin. Después, trabajó en el servicio de seguridad del canal de televisión ORT, entonces controlado por Berezovski.
En 2001, Lugovoi fue preso por intentar rescatar de la cárcel al subdirector general de la aerolínea rusa Aeroflot, Nikolai Glushkov, condenado por fraude en 1999. Glushkov, un conservador que había sido presidente del Comité Estatal de Precios hasta 1986, era socio de Berezovski, quien tenía fuertes intereses en la compañía de aviación.
Lugovoi es uno de los muchos ex oficiales del KGB que ha sabido utilizar la información clasificada a la que tuvo acceso y los contactos obtenidos en su actividad como agente secreto. Tras abandonar la prisión en 2002, se enriqueció rápidamente como copropietario de una fábrica que produce vino y bebidas típicas rusas. Ese año creó una empresa de seguridad privada: El Noveno Baluarte, que también asesora a empresarios británicos dispuestos a invertir en el complejo mercado ruso.
Desde octubre del año pasado y hasta el 1 de noviembre, cuando Litvinenko empezó a sentirse mal, los dos ex agentes se vieron en Londres por lo menos cuatro veces. Según las autoridades británicas, Lugovoi dejó en muchas partes rastros de polonio 210, la sustancia que envenenó Litvinenko. Incluso fue hospitalizado en Moscú en diciembre pasado a causa de los altos niveles de contaminación con polonio. En ese momento fue interrogado por un grupo de inspectores de Scotland Yard que viajaron a Rusia.
La Fiscalía rusa no descarta que Lugovoi pueda ser procesado en Rusia por el asesinato de Litvinenko si prueban las acusaciones británicas, pero excluye su extradición al Reino Unido.
En todo caso, la negativa es lo que en el lenguaje diplomático se denomina una «reacción simétrica»: desde hace años, Moscú reclama a Londres la extradición de Boris Berezovsky y del representante en Europa de la guerrilla chechena, Ahmed Zakayev, asilado en el Reino Unido.
Las autoridades rusas acusan a Zakayev de diez cargos, entre ellos el de secuestro, asesinato y el de comandar fuerzas separatistas entre 1995 y 2000. El dirigente, que era vecino de Litvinenko en un barrio del norte de Londres, cuenta en Gran Bretaña con la protección de la actriz Vanessa Redgrave, quien aboga por los chechenos a nombre de Amnistía Internacional.