De tan fácil, asusta. «Ya lo ves: / se vuelve el seis nueve, / y el mundo al revés», sueña la poeta Isabel Escudero. Hablamos, por ejemplo, de la Lotería de Navidad, de esos millones que solucionarían nuestras vidas pero siempre se malogran por un número. ¿Y si desertáramos del bombo? «Nunca juego a la […]
De tan fácil, asusta. «Ya lo ves: / se vuelve el seis nueve, / y el mundo al revés», sueña la poeta Isabel Escudero. Hablamos, por ejemplo, de la Lotería de Navidad, de esos millones que solucionarían nuestras vidas pero siempre se malogran por un número. ¿Y si desertáramos del bombo? «Nunca juego a la lotería», confesaba hace años el cantante Luis Pastor. «Ya me ha tocado el gordo».
El mundo al revés. «Si te toca, pagas», anuncian los boletos del sorteo alternativo organizado esta semana por las gentes del Movimiento por el Decrecimiento de Iruñea. La participaciones eran gratis y el premio gordo consistía en rascarse el bolsillo y donar 50 euros a un comedor solidario de la ciudad. «Estamos hasta las narices de tanta competitividad e individualismo. Hay que romper con la (i)lógica del sistema», señalan los promotores del radical sorteo.
Lo importante no es ganar, ni siquiera ya participar. En su «Balada del perdedor», el escritor Fermín Herrero apuesta por los márgenes, las orillas, por hacerse a un lado. «A los que arman mucho ruido, a los que sacan pecho, deja pasar. A los que apuntan muy alto o tienen prisa por dar primero, a los que empujan o a aquellos que están tan seguros de sí mismos que no se asombran de nadie. Cédeles el paso. Que te pisen fuerte también los negociantes, los emprendedores, los que humillan, los que dirigen. Deja que te atropellen. En estas condiciones no aspires a ser un hombre de provecho», entona el poeta. Rasca y pierde. No queda otra. Toca perder para ganar.
Rebelión ha publicado este artículo con permiso del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.