El arsénico en los recursos hídricos subterráneos y los microbios causantes de diarrea en los lagos y ríos dificultan los esfuerzos de Bangladesh por alcanzar su meta de proveer acceso al agua potable a sus 160 millones de habitantes. No obstante, este país de Asia meridional ha logrado hasta ahora garantizarle agua limpia a 98 […]
El arsénico en los recursos hídricos subterráneos y los microbios causantes de diarrea en los lagos y ríos dificultan los esfuerzos de Bangladesh por alcanzar su meta de proveer acceso al agua potable a sus 160 millones de habitantes.
No obstante, este país de Asia meridional ha logrado hasta ahora garantizarle agua limpia a 98 por ciento de su población rural a través de un programa que emplea simples bombas a mano y en la que participan especialmente mujeres de comunidades agrícolas. «A pesar de la propagada contaminación de arsénico, más de 98 por ciento de la población rural ahora cuenta con acceso a agua potable», dijo a IPS el jefe de ingeniería del Departamento de Salud Pública, Mohammad Nuruzzaman.
«Los 1,3 millones de pozos con bombas a mano que hemos instalado para la población rural están libres de arsénico, y los vigilamos constantemente a través de pruebas regulares en nuestros 14 laboratorios», añadió.
Esa agua está más cerca de la superficie y por tanto ha tenido menos tiempo para absorber el arsénico. Incluso los pozos más hondos, con más de 500 metros, son seguros debido a que los depósitos de arsénico a esa profundidad generalmente están agotados.
«Estamos adaptando y mejorando nuestro enfoque a través de una constante supervisión, pero Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) nunca estará satisfecho hasta que todo el suministro de agua esté libre de arsénico», dijo a IPS el representante en Bangladesh de esa agencia, Pascal Villeneuve.
Una de las metas de los Objetivos de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Milenio es reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso a agua potable y servicios básicos de saneamiento para 2015, respecto de los niveles de 1990.
El Unicef tiene una razón especial para estar preocupado en este tema, pues fue responsable de un programa de pozos con tuberías en los años 50 que terminó en un desastre con el descubrimiento en 1993 de una alta contaminación de arsénico en el agua subterránea.
«Actualmente, el gobierno de Bangladesh y Unicef son socios en la implementación del mayor programa del mundo por un cambio de actitudes sobre higiene», destacó Villeneuve. El programa está destinado a beneficiar a 30 millones de personas, «y ya alcanzó a 20 millones», dijo.
«Las comunidades son equipadas con conocimientos y habilidades para evitar el envenenamiento con arsénico, mientras que serán creados 20.000 puntos de agua libres de ese elemento químico, alcanzando a más de dos millones de personas en las áreas más afectadas», anunció Villeneuve.
Nurul Islam, director de proyectos del programa, dijo a IPS que el papel de las mujeres era crucial. «El programa está principalmente diseñado para potenciar a mujeres en 600 comunidades afectadas para que puedan tomar decisiones y exigir mejores opciones», indicó.
Por su parte, el director ejecutivo del no gubernamental Foro para el Suministro de Agua Potable y Saneamiento, S.M.A. Rashid, dijo a IPS: «Promovemos la participación de mujeres en el proyecto de mitigación de arsénico, y construimos capacidades de las mujeres en comunidades afectadas para que las víctimas puedan decidir cómo resolver sus problemas».
La cosecha de agua de lluvia, los filtros de arena, los pozos tradicionales y los pozos con tuberías son algunas de las amplias ofertas del programa, y los beneficiarios solo deben pagar 10 por ciento de los costos.
El arsénico en el agua subterránea fue descubierto por primera vez en 1993 en el noroccidental distrito de Chaipainawabganj, pero la información se mantuvo oculta hasta 1996, cuando la divulgaron médicos del Hospital Comunitario de Daka junto con científicos de la Escuela de Estudios Ambientales (SOES) de la Universidad de Jadavpur.
«El gobierno en Bangladesh pensaba que cavar pozos profundos con tuberías solucionaría sus problemas de agua, pero resultó que 40 por ciento de estos se hallaban contaminados con arsénico», dijo el director de investigaciones de SOES, Dipankar Chakraborti.
El científico, quien realiza pruebas a cientos de muestras de agua que le envían de todo Bangladesh, dijo que muchos pozos con tuberías aún tenían peligrosos niveles de contaminación, aunque la magnitud del problema es mucho menor a la que se pensaba originalmente.
La contaminación con arsénico en el agua subterránea es un problema que afecta a muchos países del mundo, como Argentina, Chile, Estados Unidos, India y Tailandia, pero en ningún lugar es tan grave como en Bangladesh.
La contaminación en este país no fue reconocida oficialmente hasta que la Organización Mundial de la Salud, Unicef y el Instituto Nacional de Medicina Preventiva y Social realizaron una serie de estudios conjuntos en 1995.
El problema quedó en evidencia cuando muestras de agua en diferentes zonas revelaron concentraciones de arsénico de 250 partes por 1.000 millones (ppb), aunque limitadas a capas subterráneas de entre 10 y 150 metros. La Agencia de Protección Ambiental considera que las concentraciones superiores a 110 ppb son tóxicas.
A fines de los años 50, Unicef, con la intención de reducir la mortalidad infantil causada por enfermedades relacionadas con agua sucia, introdujo la tecnología de pozos con tubería en Bangladesh. Como demostraron ser útiles para reducir los casos de cólera y shigelosis, millones de pozos se propagaron en todo el territorio.
Alrededor de 20 por ciento de estos aún permanecen contaminados con arsénico, según Mahmud Shamsul Gafur, de la OMS, quien una vez definió la situación de Bangladesh como «el mayor envenenamiento de una población en la historia».
«Por lo que sabemos, hay 38.430 pacientes que sufren diversos grados de envenenamiento con arsénico», dijo Gafur a IPS. «Es loable que haya ahora una gran campaña de toma de conciencia liderada por el gobierno, con la estrecha participación de mujeres, quienes son las que sufren más».
Tradicionalmente, las mujeres son las encargadas de acarrear agua en Bangladesh. Desde la instalación de los pozos con tuberías, estas también asumieron la tarea de su mantenimiento y reparación.
El envenenamiento con arsénico puede dañar severamente los sistemas circulatorio y respiratorio y causar enfermedades en el riñón, en la vesícula y en el hígado. Además, puede provocar desfiguramiento en la piel.
Las mujeres bangladesíes que sufren las típicas lesiones causadas por ese químico tienden aislarse del resto de la sociedad.
Arati Karmaker vive en la aldea de Dakobe, en el distrito de Khulna, y tiene lesiones causadas por el arsénico. Usa siempre blusas con mangas largas y un chal para taparse.
Ahora «opté por un pozo profundo con tuberías que es seguro y puede ser usado por otras familias afectadas en mi barrio», dijo.
Expertos señalan que, para resolver el problema definitivamente, Bangladesh debía volver a utilizar el agua de superficie, que puede ser fácilmente tratada, hirviéndola para matar los microbios, en lugar de utilizar costosos filtros.
«Si no volvemos a usar agua de superficie rápidamente, el problema podría ser catastrófico», alertó Mahmudur Rahman, del Hospital Comunitario de Daka.
«Al cavar tantos pozos con tubería perturbamos el ambiente subterráneo y nos colocamos nosotros mismos en esta crisis», sostuvo.
Pero los recursos hídricos en la superficie de este país densamente poblado se están secando: la mitad de los 300 ríos originales del país han desaparecido.
Por ahora, la mejor opción parece ser seguir utilizando pozos con bombas operadas a mano y vigilar de cerca las concentraciones de arsénico.
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=100774
* Con aporte de Sujoy Dhar en Kolkata, India.