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Entrevista a Murray Worthy, de "War on Want", organización no gubernamental que lucha por la justicia económica

Los sudores ocultos de los Olímpicos

Fuentes: The Prisma

En la cima de la cadena alimentaria de los Olímpicos hay un festín de lavado de imagen por parte de las multinacionales patrocinadoras, ocultando la injusticia económica que sufren los trabajadores de fábricas asiáticas que producen sus productos. War on Want adelanta una campaña para reconocer la legislación global que les protege.

«El Olimpismo busca crear un estilo de vida basado en la alegría del esfuerzo, el valor educativo del buen ejemplo, la responsabilidad social y el respeto de los principios éticos fundamentales universales.»  (Carta Olímpica).

Pero no mucha alegría llega a las mujeres de Bangladesh que confeccionan prendas de vestir para las compañías patrocinadoras de los Olímpicos en Londres. Mientras otros sacan ganancia de los valores olímpicos, su estilo de vida es una lucha para proveer valores educativos y buenos ejemplos para sus hijos.

Se aproximan los Juegos Olímpicos con mucha fanfarria y se habla de una Gran Bretaña abierta a los negocios, y las compañías patrocinadoras se cubren con el brillo de los valores olímpicos. Sin embargo, detrás esta apariencia, existe dificultad para garantizar condiciones aceptables y un salario justo a los trabajadores de las fábricas que suministran a las compañías patrocinadoras y a los socios oficiales.

El Olimpismo, según la Carta Olímpica, debe ser un movimiento que respeta  los derechos fundamentales, no sólo un evento deportivo.

Las multinacionales escogen países con bajos costos y con facilidad de emplear y despedir trabajadores, pero estas empresas no están pagando lo suficiente por el producto como para pagar a los empleados un salario digno.

Bangladesh es el país que causa más preocupación, ya que los salarios son mucho más bajos que en cualquier otro lugar en Asia.

Además de una paga baja, existen otro tipo de abusos, tales como la obligación de trabajar horas extra, lo cual afecta particularmente a las mujeres.

La industria de ropa representa un 80% de las exportaciones de Bangladesh, y el gobierno ha creado Zonas de Procesamiento Económico para apoyarla. Las fábricas en estas áreas tienen mejores condiciones para los empleados, pero hay una restricción para los sindicatos, y la estricta seguridad dificulta la investigación.

War on Want es una organización no gubernamental que lucha por la justicia económica, y ha trabajado con la Federación Nacional de Trabajadores de la Confección de Bangladesh  (NGWF por sus siglas en inglés) durante diez años.

Murray Worthy, su alto defensor de justicia económica, habló con The Prisma acerca de su campaña por unos Juegos Olímpicos justos. Ellos tienen 3 objetivos: salario digno para todos los trabajadores, no horas extras obligatorias y derecho a sindicalizarse.

-¿Cuál ha sido el enfoque asumido en esta campaña?

-Vemos que la necesidad fundamental es la regulación  de compañías internacionales. Las regulaciones existentes solo aplican dentro de un país y varían  mucho. En la industria de la confección, casi toda la producción es subcontratada, así que las compañías no tienen ninguna responsabilidad en cuanto a abusos de derechos humanos en las cadenas de abastecimiento. Solo se llegará a cambios reales por medio de una legislación.

¿Qué pasos se está tomando?

-En el Reino Unido estamos  solicitando una Comisión de Gobierno sobre  Negocios, Derechos Humanos y Medio Ambiente. Además de proveer información sobre derechos humanos y brindar asesoramiento a compañías, una de sus funciones principales sería la de brindar apoyo a las víctimas cuyos derechos humanos son violados, para que puedan obtener una indemnización de las compañías operadoras en el Reino Unido.

En el 2011, la Organización de las Naciones Unidas hizo recomendaciones en cuanto a las regulaciones requeridas. El gobierno británico está buscando implementarlas, no obstante, pensamos que las van a atenuar mucho.  A nivel nacional, los derechos de los trabajadores no se ven como una prioridad, según se afirmó en el discurso de la Reina de hoy. Quieren hacer el mercado laboral más flexible, lo cual da pie a una reducción de los derechos de los trabajadores.

-Usted publicó un reporte denominado Stitched Up el año pasado sobre la industria de la confección bangladesí.

-Hemos trabajado con la Federación Nacional de Trabajadores de la Confección de Bangladesh (NGWF) alrededor de 10 años. Los hemos ayudado con capacitaciones en el ámbito interno, y hemos brindado apoyo  para que las mujeres se involucren en el sindicato, operado principalmente por hombres, no obstante, el 85% de la mano de obra está constituido por mujeres.

Tuvieron un papel muy importante en asegurar el aumento en un 80% para el salario más bajo en el 2010.  Fue el primero en 4 años, a pesar del aumento enorme en  los precios de los alimentos durante este tiempo. De igual forma, los ayudamos en sus estrategias de campaña

-¿Con qué dificultades se encontró?

-Este tipo de investigación presenta grandes retos, ya que las compañías multinacionales están tomando medidas drásticas cada vez más en cuanto al acceso a las fábricas.

Se revisa a todos, por lo tanto no se puede entrar con cámaras. Es mucho más difícil comprobar lo que se hace en la fábrica, y para quién se hace, así como percibir las condiciones de trabajo.

Se les indica a los trabajadores que no hablen con ningún investigador, so pena de perder sus trabajos o de recibir una multa. Algunos de nuestros investigadores han sido amenazados por hampones contratados por una fábrica y se les ha impedido encontrarse con los trabajadores cuando salían del trabajo. Hay gran presión por parte de firmas comerciales importantes para que se mantenga información lejos del dominio público.

-La economía en Bangladesh depende en un 80% de la exportación de ropa, ¿cree usted que se verá afectada  al presionar por un aumento de salario?

-Los salarios en este país son aún mucho más bajos que en cualquier otro lugar en Asia. En este sentido, no se encuentran en desventaja a la hora de cotizar proyectos. Los  costos de la mano de obra constituyen  alrededor de un 3 a 4% del precio de venta, lo cual indica que un aumento del 50% en los salarios no supone mucha diferencia; los márgenes de ganancia de las firmas comerciales son enormes.

¿Le preocupa que las compañías tomen medidas legales contra WoW?

-En el Reino Unido hay leyes contra la difamación muy estrictas, así que la evidencia de la investigación tiene que ser muy sólida, y se debe formular la demanda de forma cuidadosa. En Bangladesh,  el  gobierno tiene una postura muy antisindicalista, por tanto debemos ocuparnos de la seguridad de las personas quienes trabajan allí.

-Existen leyes en Bangladesh, ¿no son aplicadas?

-Hay problemas, por ejemplo, que no se paga el salario mínimo, y cerca de un tercio de los parlamentarios posee una empresa o tiene relaciones estrechas con una.

Algunas de estas fábricas se ubican en las Zonas de Procesamiento de Exportación, en donde están exentas de leyes de trabajo sobre la jornada laboral y organizaciones sindicalistas. Son comunes en muchos países del sureste asiático y usualmente tienen incentivos tributarios, pues tratan de competir en el negocio. A esto lo llamamos Race to the Bottom. Las compañías multinacionales escogen países con los costos más bajos y con facilidad de emplear y despedir trabajadores.

El problema no es que las leyes no son implementadas, sino que las multinacionales no están pagando lo suficiente por el producto, de manera que se  pueda pagar un salario digno a los trabajadores. La mayoría de la producción de una fábrica irá a parar a una compañía, y así puede imponer los términos.

-¿Cuál es su meta a largo plazo?

-Tratamos de poner en evidencia a las multinacionales públicamente, tal y como los hicimos recientemente con Adidas, en donde mostramos que sus prácticas de compra se basan en explotación y por tanto se propaga la pobreza.

Sin embargo, a largo plazo, no queremos que las ONG o que los medios de comunicación sean los únicos con los cuales contemos. Queremos que se creen  instituciones oficiales para asegurar el respeto de los derechos y que las prácticas de compra no se basen en abusos contra los derechos humanos.

-Ha habido abusos en Indonesia también. ¿Ha decidido enfocarse solo en Bangladesh?

Nuestras campañas están pensadas según la ubicación de nuestros socios, y los lugares donde podemos realizar la investigación. Sin embargo, trabajamos con organizaciones en Sri Lanka, China y con una organización de mujeres trabajadoras en Honduras. Bangladesh es uno de los peores, pues tiene los salarios más bajos en el mundo.

De igual forma, War on Want forma parte de la campaña Playfair 2012. La semana pasada publicaron un reporte sobre varias prendas deportivas oficiales, de Adidas  y Next, en Filipinas, Sri Lanka y China.  Esto es parte de una alianza global a largo plazo denominada Playfair.

El pago de 1 millón de dólares en pago de retroactivos por  horas extras no remuneradas en Indonesia surgió luego de un largo proceso, tras las Olimpiadas de Pekín.

Por lo tanto, todo esto calza en el panorama enfocado a eventos deportivos así como la industria del deporte.

-El Comité de Organización  de los Juegos Olímpicos de Londres  (LOCOG, por sus siglas en inglés) firmó un acuerdo con Playfair y el TUC (Congreso de Sindicatos) sobre contratación ética. ¿Está funcionando?

-Es la primera vez que se ha hecho esto. Los Juegos de Londres han sido un gran avance, porque todos los suministros deben cumplir con el código de la Iniciativa de Comercio Ético, desarrollado en el 2010, con base en las convenciones de la Organización Internacional de Trabajo, así como sobre el salario mínimo. Aún necesitamos un método para quejas disponible en idiomas distintos al inglés y que se exhiba en las fábricas. El acuerdo reciente consistió en que se debe informar a los trabajadores sobre sus derechos, pero ya es un poco tarde para el 2012.

-¿Qué criterio se utiliza para que las compañías puedan ser patrocinadores olímpicos? ¿Cómo es que Dow, el cual solía manufacturar Napalm y Agente Naranja, apoya los valores olímpicos?

-LOCOG ha prestado mucha atención a que los  proveedores se unan a acuerdos de ética. Por tanto Dow, que ha suministrado la cubierta para el estadio, tuvo que cumplir con criterios ambientales y sostenibles en su producción, no obstante, no se consideraron sus otras actividades en general.  A pesar de estar todavía involucrados en procesos judiciales sobre Bhopal en India, pueden ser aceptados como patrocinadores. También, Rio Tinto, el cual tiene un registro terrible de daños ambientales en muchos países, tales como Mongolia, en donde se realiza extracción minera para los metales de las medallas olímpicas.

-Va en contra del espíritu olímpico

-Por supuesto, la Carta Olímpica dice que el Olimpismo debe ser un movimiento el cual respete los derechos fundamentales, no solo un evento deportivo. Si los patrocinadores tuvieran que cumplir con criterios serios de derechos humanos en sus actividades generales, la lista de nombres sería diferente de la actual.

-El patrocinio tiene un gran valor comercial…

-Adidas pagó 100 millones de dólares para convertirse en un patrocinador de Tier 1, pero aun así eso es barato, si consideramos la atención recibida y el hecho de que su nombre se asocia con valores olímpicos.

Muchos aspectos del proceso de financiamiento es reservado; el Comité Olímpico Internacional (COI) es en sí una compañía multinacional, ubicada en Suiza. El COI decide quiénes serán algunos de los socios corporativos, luego el Comité de Organización local escoge otros. Tienen que asegurarse que los patrocinadores sean protegidos de «publicidad al acecho», lo cual significa que nadie puede usar una camiseta de Pepsi o llevar una lata de Pepsi dentro del estadio porque Coca Cola es uno de los patrocinadores.

¡Entonces esto es juego limpio y competencia de mercado libre! ¿Se involucrará en Rio 2016?

-Formaremos parte de la coalición Playfair, las personas de Rio ya han venido y vamos a usar a Londres como una referencia, así como discutir sobre el deber que los juegos futuros tienen de cumplir estos criterios éticos.

-Las asociaciones duran 10 años, al menos dos Olimpiadas, ¿Ejercerá presiones sobre el COI?

-India ha amenazado con boicotear Bhopal, porque Dow está involucrado, y la Comisión para un Londres Sostenible, ubicada en el ayuntamiento londinense, realizará recomendaciones al COI este mes.

-¿Y en cuanto al panorama de la justicia económica?

-Tanto las leyes laborales como la evasión de impuestos por parte de multinacionales son  en este momento problemas mundiales.  La idea del Occupy Movement (Movimiento de Ocupación) del 99% lo resume. El problema es la disparidad entre los ricos y los pobres a nivel mundial, y creo que surgirán varios vínculos globales interesantes de todo esto.

(Traducido por Sofía Edwards)

Fuente original: http://www.theprisma.co.uk/es/2012/05/20/la-cara-oculta-de-los-olimpicos/