Durante el Paro Agrario y Popular el periodismo tuvo como reto cubrir su desarrollo desde el interior de los hechos, y no desde los costados de la versión oficial que niegan y tergiversan la realidad. El reto significó, por tanto, enfrentarse internamente como periodistas, es decir, interrogarse a diario no solo por la forma en […]
Durante el Paro Agrario y Popular el periodismo tuvo como reto cubrir su desarrollo desde el interior de los hechos, y no desde los costados de la versión oficial que niegan y tergiversan la realidad. El reto significó, por tanto, enfrentarse internamente como periodistas, es decir, interrogarse a diario no solo por la forma en que narramos los hechos, sino también preguntarnos sobre el porqué de la necesidad de hacerlo.
Lo última pregunta implica el derrumbe de la barrera imaginaria que separa al periodista del involucramiento con su realidad. 660 casos de violación a los Derechos Humanos cometidos por la Fuerza Pública, 837 detenidos, 21 personas heridas por arma de fuego, 52 casos de ataques indiscriminados a la población civil, y 12 manifestantes asesinados durante el Paro, hacen de esa barrera algo insostenible.
La barrera se vuelve imaginaria, puesto que el desconocimiento de estas cifras, la falta de difusión masiva para su debate público, demuestran que durante el cubrimiento la política editorial de las corporaciones mediáticas fue presentar el Paro desde los costados, y no desde el interior de sus protagonistas que hoy cuentan con varias decenas de prisioneros políticos en las cárceles colombianas.
Es claro que el ejercicio del periodismo demanda conocer o acercarse a una interpretación responsable de la realidad. Y cuando ello ocurre, la presentación de los hechos debe ser cercana a esa interpretación, algo que no ocurrió si tomamos como medida de verificación los 660 casos de violaciones a los Derechos Humanos y los prisioneros políticos que hoy desconoce la opinión pública.
Son estos hechos los que evidencian que la barrera imaginaria que algunos han denominado como «objetividad» o «imparcialidad», dentro de un contexto de confrontación política e ideológica se torna insostenible, en tanto que es una guerra elevada y tecnificada a diario en el escenario mediático.
Es en este otro escenario de la guerra donde infinidad de periodistas han tomado partido por el lado de la injusticia. El Paro Agrario y Popular dejó clara esta situación. Pero por fortuna también dejó claro la existencia del periodismo independiente y el trabajo de los medios de comunicación alternativos y populares que se adentraron al interior de los hechos y sus protagonistas, haciendo evidente otras historias que los periodistas de la injusticia trataron de ocultar.
Dentro de este contexto político e ideológico términos como «objetividad» e «imparcialidad» se tornan, entonces, en chantaje y forma de control para impedir el involucramiento del periodismo en la defensa de los intereses colectivos de la sociedad. Sabemos que objetividad e imparcialidad no son política de los medios privados de comunicación convertidos, hoy por hoy, en corporaciones mediáticas donde sus periodistas tergiversan y esconden la realidad de los hechos para favorecer intereses económicos y políticos de quienes gobiernan en contra del pueblo colombiano.
El periodismo no puede ser visto sin el periodista, o dicho de otro modo, sin el sujeto que de una u otra manera se involucra con su realidad, y que tomando partido por la injusticia o en contra ella, afecta su entorno por medio de las herramientas de su profesión. Por ello resulta ingenuo pensar que el periodismo nació por la necesidad de informar en forma desinteresada. Quienes informan o presentan un hecho siempre han tenido y tendrán un interés, y corresponde a la sociedad analizar si ese interés, y la forma como se presentan los hechos, son de condenar por la infamia que los define, o de aplaudir por la seriedad investigativa y el propósito de bien común para la sociedad.
Lo anterior es quizá la única forma posible de presentar el siguiente documental, porque, además de constatar las graves violaciones a los Derechos Humanos sufridas por los manifestantes, también nos sumerge en estos debates del periodismo que aún no terminan. A ustedes les va a pasar lo mismo lleva por nombre esta producción audiovisual, fruto del cubrimiento realizado por la Comisión Departamental de Comunicaciones de la Marcha Patriótica y la Red de Medios Alternativos y Populares (REMAP).
De inicio a fin acompañamos el Paro Agrario y Popular en el Valle del Cauca, lo cual significó que el 70% de nuestros equipos fueran robados por la Fuerza Pública y que seis de nuestros compañeros terminaran detenidos. Estas y otras violaciones a los Derechos Humanos, todavía más graves, quedaron registradas en el siguiente documental, con imágenes inéditas que constituyen un testimonio para la memoria de un país que requiere cambios profundos en su estructura para finalizar la guerra y dar inicio a la Paz con Justicia Social.
A ustedes les va a pasar lo mismo
Colombia, 2013. 32 min.
Producción: Mesa Agropecuaria y Popular de Interlocución y Acuerdo (MIA) del Valle del Cauca. Cubrimiento y realización: Comisión Departamental de Comunicaciones Marcha Patriótica, Red de Medios Alternativos y Populares (REMAP). Guión y edición: Alexander Escobar. Caricatura: Vladdo. Música: La Sancocho Orquesta. Archivo: Independencia TV, Radio Independencia, rpaSUR, Punto Crítico, Cable Noticias, Hispan TV, La Sancocho Orquesta, Red de Derechos Humanos ‘Francisco Isaías Cifuentes’, 90 Minutos, Noti5, CNC Palmira, CNC Tuluá, Súper Noticias del Valle, El País, Caracol Noticias.
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