Donald Trump hizo su primera visita de Estado a la India con una importante misión geopolítica en su agenda. Muy atrás parecen quedar definitivamente los años en que la India formaba parte activa del Movimiento de los Países no Alineados, e incluso sin él, obsoleto parece el propósito de conformarse como una fuerza anti-hegemónica, cualquiera que fuera el signo de esa supremacía.
Abandonada esta idea, como para EEUU, Japón o Australia, para la India, la principal preocupación es cómo neutralizar la amenaza que supone China. Y ahí, la colaboración estratégica con Washington desempeña el papel determinante, como ya quedó en evidencia en junio de 2017, cuando el presidente Modi visitó la Casa Blanca. De poco valen los juramentos y declaraciones de fe de Beijing a favor de la multipolaridad.
Esta India un día suprime la autonomía de Cachemira, despliega en la región 30.000 efectivos de las fuerzas de seguridad, sobre todo militares, arresta a los miembros del gobierno regional y los líderes políticos principales, reprime duramente a los ciudadanos que se manifiestan… Otro día completa aquella acción con la aprobación de una ley de ciudadanía que sus detractores califican de “anti-musulmana” (14 por ciento de la población del país, la tercera mayor población musulmana del mundo) desatando protestas que derivan en docenas de muertos y heridos y liquidando las tradiciones seculares del país en aras de la exaltación del nacionalismo hindú… Pero, claro, tratándose de la “democracia más poblada del mundo”, la boca pequeña prima en las denuncias y en las coberturas informativas. Si por caso, China hubiera disuelto la autonomía de Hong Kong, movilizado su ejército para reprimir a los manifestantes, detenido a los líderes opositores, etc., imaginemos por un momento los titulares…
En Nueva Delhi, Trump, con muchos socios comerciales en el país y deseoso de que Modi colabore este año en el vuelco electoral de la muy pro demócrata comunidad hindú en EEUU, hizo importantes negocios militares, llegando a venderle hasta drones aéreos “Guardian”, de uso exclusivo entre los países de la OTAN. Antes de la visita, el importe comprometido de compras militares se cifró en 3.500 millones de dólares. La cooperación militar entre ambas capitales gana en importancia a cada paso. Los ejercicios militares conjuntos, ya bastante habituales, se van a intensificar en el futuro inmediato. Pero igualmente la colaboración diplomática estratégica en ámbitos como Afganistán, Irán, Corea del Norte o los mares de la China, uno de los principales escenarios de tensión. India es un componente integral de la estrategia Indo-Pacífico, recordó Trump, y pieza clave para su éxito en el empeño de doblegar a China.
Esa alianza creciente entre India y EEUU afecta inevitablemente a los BRICS y acentúa sus hipotecas en lo inmediato. El Brasil de Bolsonaro, pese a mantener la escala de los negocios con China, su primer socio comercial, al retirarse de la CELAC (Comunidad de Estados de América La latí y el Caribe) hace unas semanas, también dejó en evidencia que en lo estratégico, las preferencias van por otros caminos.
La partida continúa…
Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China
Fuente: https://politica-china.org/areas/politica-exterior/india-se-alinea-con-eeuu