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Azerbaiyán y Armenia: impacto euroasiático de una guerra vecinal

Fuentes: Público.es

El 27 de septiembre empezó una nueva ronda del choque armado entre Armenia y Azerbaiyán, y esta vez tuvo lugar en la zona fronteriza de Tavush, que no en la región Nagorno Karabaj [puesto que los armenios la llaman Artsaj, utilizaremos el término «Karabaj-Artsaj»].

Ambas partes se acusan mutuamente de haber disparado la primera bala, mientras el resultado ha sido la muerte de cientos de personas y la huida de miles de sus hogares, mientras la covid-19 arrasa en ambas naciones.

Este es uno de los conflictos más extraños del panorama actual: no es étnico, ya que ambos pueblos son de origen ario, ni es religioso, puesto que se trata de repúblicas laicas, y además carece de una larga historia, pero, en las circunstancias actuales, no se le ve solución alguna.

Algunos datos de interés

Esta región ha sido el campo de batalla de las potencias regionales e internacionales.

1828: Irán, gobernado por la dinastía turca-chiíta de Qayar, pierde el Cáucaso sur (Georgia, Azerbaiyán y Armenia) a Rusia en la guerra.

1923: En el marco de la formación de las Repúblicas Socialistas de la Unión Soviéticas, Moscú cede el control de Karabaj- Artsaj, de mayoría armenia, a la RSS de Azerbaiyán, en vez de conferirlo a la RSS de Armenia.

1988, febrero: Los armenios de Karabaj- Artsaj reclaman su derecho de autodeterminación y Moscú rechaza su demanda de formar parte de la autoridad armenia. Empiezan los conflictos: un centenar de armenios son asesinados en la ciudad azerbaiyana de Sumgait, mientras los azeríes de la región empiezan un éxodo.

1991, 10 de diciembre: con el fin de la URSS, la mayoría de la población de Karabaj- Artsaj dirigida por los nacionalistas vota en un referéndum en favor de su integración en la República Armenia, aunque al final declaran la independencia. La negativa de Azerbaiyán en aceptarlo provoca una guerra que hasta 1994 va arrancando 20.000 vidas y provoca el desplazamiento de un millón de personas, mientras Armenia ocupa alrededor del 20% del territorio azerbaiyano. Ambos se acusan de «pogromos».

1994: se forma el Grupo de Minsk, copresidido por Rusia, EEUU y Francia, e impone una paz ‘negativa’ que congela el conflicto sin darle una solución definitiva.

2007: se celebra la conferencia ministerial de la Organización para Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en Madrid, y se firman los llamados «Principios de Madrid», que preveían la retirada de las tropas armenias de Nagorno y buscar un estatus para Karabaj- Artsaj.

2016, entre 1 y 5 de abril tiene lugar la Guerra de Cuatro Días en la que, como siempre, los muertos los ponen los pobres mientras el gobierno de Azerbaiyán recupera parte de su territorio. Moscú organiza el alto el fuego.

2018: En Armenia tiene lugar unan Revolución de Terciopelo, o sea, sin disparar una sola bala, que convierte a Nikol Pashinyan en el primer ministro. El nuevo mandatario mantendrá buenas relaciones con Rusia, aunque buscará un mayor acercamiento con la Unión Europea.

2019, el 5 de agosto: Pashinyan, declara que «Artsaj es Armenia, y eso es todo«, incendiando los ánimos en Bakú, que lo considera una declaración de anexión. La propuesta del mandatario armenio a que el destino de esta región fuese incluido en el Proceso de Misnk es rechazado por sus presidentes y por Azerbaiyán, al ser contrario a los principios fundacionales de las negociaciones y una violación a las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU (822, 853, 874 y 884) que exigen la retirada de las fuerzas armenias de todas áreas ocupadas.

2019, enero: ambos estados coinciden en «la necesidad de tomar medidas concretas para preparar a la población para la paz».

2019, 19 de octubre: Ilham Aliyev que gobierna desde 2003, sucediendo a su padre Heydar (¡y no, no es una monarquía!), reprime una gran manifestación en contra de su dictadura, los bajos salarios y la «enfermedad holandesa» – la corrupción-, que suele producir el negocio del Oro Negro no controlado por el pueblo en la oligarquía gobernante. Acusar a los indignados de ser «agentes de las potencias enemigas» también está de moda en este y otros países de la zona.

2020, el 12 de julio: las fuerzas armadas azerbaiyanas intentan una incursión en Armenia. Bakú necesita recuperar Karabaj- Artsaj por considerarlo su «tendón de Aquiles»: si lo consigue será inmortal.

2020, enero: Pashinyan anuncia que se desmarca de los Principios de Madrid, firmados por el gobierno anterior. ¿Piensa en el modelo de Kosovo, quizás?

21 de mayo: Pashinyan visita la ciudad azerbaiyana de Shusha, y anuncia su intención de construir una carretera a través de los territorios ocupados de Azerbaiyán. El Parlamento Europeo lo condena.

12 de julio: enfrentamientos en la región fronteriza. Armenia solicita la ayuda colectiva de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (CSTO) en la que está integrada junto con Rusia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán y Tayikistán, para enfrentarse a Azerbaiyán. La falta de voluntad de CSTO en involucrarse en el conflicto, además de la imposibilidad de hacerlo por la crisis económica agravada por el COVID, deja sola a Armenia.

Así, los cambios producidos a lo largo de las costas del Caspio han despertado los «conflictos congelados». Al igual que todas guerras que suceden en una región de importancia mundial, el actual pulso entre las dos repúblicas caucásicas presenta tres dimensiones: nacional, regional e internacional. A nivel interno, ambos estados pueden estar utilizando este enfrentamiento como cortina de humo de la mala gestión de la pandemia, y la crisis económica que están sufriendo, entre otros problemas que padecer dos pequeños estados capitalistas envueltas en la tensión de una región altamente militarizada.

Países involucrados

  • Turquía

«Azerbaiyán debe tomar el asunto en sus propias manos» y poner fin a la ocupación de Armenia, ordena Tayyeb Erdogan que se está convirtiendo en el «garbanzo de todas las sopas«, como reza un dicho persa: se apunta a todas las guerras. En vez de mediar para evitar un baño de sangre, ha enviado equipamiento militar a su «hermano menor» azerí. A la armeniofobia de Erdogan se añade su preocupación por el cambio que puede producirse en la región amenazando los grandes intereses económicos y comerciales de Turquía, y en concreto en Azerbaiyán, por ser:

  • Su principal fuente del gas, junto con el gas licuado de Catar. Este año, Turquía ha importado un 46% menos de gas iraní y un 41,5% del gas ruso. Desde 2012, el gasoducto Transanatolio (TANAP) transporta el gas azerí del Shahdeniz en Caspio a Europa pasando por Turquía. Por lo que, Ankara bajo el pretexto de la «seguridad energética» puede caer en la tentación de expandir sus fuerzas militares alrededor de Tavush, que alberga las principales rutas energéticas, ferroviarias y comerciales que esquivan a Rusia e Irán.
  • Ser la conexión de Turquía con Asia Central a través del ferrocarril Bakú-Tbilisi-Kars.

Erdogan, el representante turco del nacionalislamismo, ha amenazado con recuperar la «tierra musulmana» de Karabaj- Artsaj. Es poco probable tal atrevimiento en la zona que es «oficialmente» espacio de influencia rusa. Quizás, haya soñado que, ocupando el Cáucaso sur, obligaría al señor Putin ceder en el Idlib sirio o en Libia. El dramático suicidio de Turquía está asistido por su peligroso presidente.

Irán

En la República Islámica (RI), un sistema con múltiples centros de poder, hay varias líneas respecto al conflicto azerbaiyano-armenio:

  • El gobierno de Hasan Rohani, que aboga por la neutralidad y mantener buenas relaciones con la República de Azerbaiyán (que significa en persa «Tierra de Fuego Sagrado», cuna de Zaratustra), que es tercer país de mayoría chiita, junto con Irán y Bahréin, y también con la Republica de Armenia, que es el único vecino no musulmán de Irán. En sus consideraciones influyen los siguientes factores:

– Cerca del 40% de la población iraní son pueblos turcoparlantes: unos 25 millones de azeríes, y 5 millones de turcomanos y Qashqais). Por el hecho de que el régimen islamista se ha negado conceder una mínima autonomía a las12 nacionalidades distintas que forman el país (en el que los persas son la minoría mayoritaria), y que la provincia de Azerbaiyán se declaró República Democrática en 1946 bajo el liderazgo del Partido comunista de Tudeh, y hay fuertes demandas federalistas, teme que el chovinismo azerí-turco aproveche el descontento de esta población y provoque la desestabilización del país. El suelo de «Gran Azerbaiyán» se inyecta desde las televisiones por satélite y las redes sociales. Los azeríes hablan un dialecto turco desde la Edad Media debido a la migración de los turcomanos de Asia Central a esta región. Mantener buenas relaciones con Bakú y Ankara reduce las aspiraciones autonomista azeríes en Irán.

  • La amistad de la RI con Ereván «cristiano», sólo se explica desde el Realpolitik: 1) representa un acto de equilibrio contra la alianza turco-Azerí en el sur del Cáucaso; 2) se trata de mantener una buena relación con el protector de Armenia, la Federación Rusa. Un Irán aislado no puede permitirse el lujo de molestar al gigante vecino del norte, ni para satisfacer a «Alá»; y 3) por las buenas relaciones entre Azerbaiyán e Israel: los drones israelíes se despegaron del suelo azerí para atacar en julio pasado las instalaciones nucleares de Irán. Teherán está acusado de suministrar armas a Armenia, quizás también está castigando a Bakú por la suspensión del comercio de petróleo y gas con Irán acatando las sanciones económicas de EEUU impuestas a Irán; 4) A Teherán no le interesa que Azerbaiyán recupere Karabaj-Artsaj: ¿a quién le gusta un vecino grande y poderoso? Por su parte, Ereván necesita de Irán por dos motivos: por ser un contrapeso a Turquía, y por el acceso de Irán a las aguas libres ya que Armenia no tiene salida al mar. Las facciones que intentan desbancar al presidente Rohani le acusan de estar en la línea de Israel por no romper las relaciones con Bakú.
  • Ayatola Jamenei, el jefe del estado, a través de sus representantes oficiales en las regiones azeríes de Irán ha apoyado a los «musulmanes» de Azerbaiyán, pidiendo la salida de las «fuerzas de ocupación» armenia del territorio azerí, presentando el conflicto como una guerra religiosa. Éstos, organizaron manifestaciones quemando las banderas de armenia, y acusaron al gobierno de no proteger al islam. Piden que los muertos azeríes sean declarados «mártires». Los azeríes iraníes controlan la burguesía comercial del país, y por ende su economía, y dominan los «Bazares» de Tabriz y de Teherán.

Un sector de la opinión pública iraní cree que este conflicto y la presencia de varios miles de «yihadistas» sunnitas que Azerbaiyán ha instalado en sus fronteras con Irán, forman parte de un plan de EEUU e Israel para arrastrar a Irán y a Turquía a la guerra.

Los intereses de la nación iraní no pasan por tener otra guerra en sus fronteras ni muchos menos participar en ella.

En los últimos días, han caído varios morteros disparados por Azerbaiyán en el suelo iraní que han causado destrozos y algunos heridos. Los guardianes islámicos han advertido que no admitirán más agresiones militares a su territorio.

Rusia

El Cáucaso ha sido una «región tapón» para Rusia que bloquea el acceso de los turcos y los persas a su territorio, y la política de Moscú hacia Azerbaiyán y Armenia ha sido mantener un «equilibrio» amistoso con ambos. En la ciudad armenia de Gyumri, Rusia tiene una base militar. Además, Ereván es su socio en la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva, así como en la Unión Económica Euroasiática. Puede que algunos gestos armenios -como excluir los canales extranjeros, incluido los rusos, de la red estatal libre «porque pueden amenazar la seguridad nacional«-, no sientan bien en Kremlin, pero no dudará en proteger a esta pequeña y hermana nación de posibles agresiones. Entre el 21 al 26 de septiembre, Rusia organizó las maniobras militares Kavkaz-2020, con 80.000 efectivos rusos y unos 1.000 militares de China, Armenia, Bielorrusia, Myanmar y Pakistán, en el suroeste de Rusia, enviando un mensaje a Turquía y otros que puedan tener la tentación de empezar una guerra, colocándose detrás de Azerbaiyán.

EEUU

Washington ha intentado fortalecer su posición (y de la OTAN) en el Cáucaso sur, con medidas como:

  • Propiciar, sin éxito, un acercamiento entre Turquía y Armenia.
  • Mejorar su relación con Azerbaiyán. En 2019, un grupo de los congresistas de EEUU solicitó la derogación de la Sección 907 de la Ley de Apoyo a la Libertad (1992) que prohíbe cualquier ayuda estadounidense a Azerbaiyán tras el conflicto de Karabaj- Artsaj (a pesar de utilizar las instalaciones azeríes para el envío de armas y tropas a Afganistán). Que Armenia sea miembro del Consejo de Cooperación de la OTAN, y que la comunidad armenia tenga un importante peso en EEUU y Europa le impide a Washington actuar contra este país. Pero puede dejar que lo hagan Turquía y Azerbaiyán. Así, de paso, disfrutará del empantanamiento de Erdogan, contra quien intentó un golpe de estado y un asesinato en 2016. EEUU detesta a una Turquía fuerte y con una política exterior independiente (aunque igual de reaccionaria). La trampa se parecerá a la que tendió a Sadam Husein en Kuwait, y todo lo que supuso la declaración del «Nuevo Orden Mundial» en 1991.

En cuanto a la Unión Europea, es la seguridad energética lo que está determinando su actitud respecto a este conflicto. Una guerra total puede paralizar el suministro de gas que recibe desde Azerbaiyán. El distrito de Tovush, además de acoger los oleoductos y gasoductos que abastecen a Europa, también alberga el corredor Lapis Lazuli que une Afganistán a Europa a través de Turkmenistán, Azerbaiyán, Georgia y el Mar Negro.

Teniendo en cuenta que en estos momentos EEUU no está para involucrarse en un conflicto tan complejo, y confuso y peligroso y Europa no hará nada sin EEUU, los protagonistas del escenario, además de los propios estados en guerra son Rusia, Turquía e Irán, que pueden aplicar el mismo formato de la Conferencia de Astané para acercar las posiciones entre Bakú y Ereván.

Las fronteras evolucionan, y los países grandes se achican, y ¿qué importancia tiene? Por encima de todo está la vida y la felicidad de las personas, que no las banderas. Es preferible mil malas negociaciones que una guerra, aunque la llamen «justa».

Fuente: https://blogs.publico.es/puntoyseguido/6692/azerbaiyan-y-armenia-impacto-euroasiatico-de-una-guerra-vecinal/