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¿Respetará Biden las líneas rojas de Putin?

Fuentes: Rebelión

El Presidente Biden dijo que dentro de cincuenta años los historiadores van a estudiar el momento actual, los dos últimos años y los próximos cuatro o cinco años, y van a determinar si América ganó o perdió ahora la competencia del siglo XXI.

Que en este preciso momento en cada punto del globo terráqueo suceden cambios, por eso EEUU debe regresar al juego. No debe hacer daño a ningún país, sin embargo, debe volver a jugar. Porque si no regresa al juego, y eso no lo puede hacer, ¿quién entonces se hará cargo de la crisis del Medio Oriente? ¿Quién va a ocuparse del conflicto Palestino Israelí? ¿Quién va a dedicarse a todos esos problemas? ¿Qué otro país los va a resolver? Que EEUU debe tener un plan para luchar contra la próxima pandemia y lograr la paz, para no encontrarse en la situación en que actualmente se encuentra.

No, Presidente Biden, usted no necesita de poderes agoreros para saber qué va a pasar luego de 50 años, sólo debe mirar 30 años atrás para comprender qué está pasando y qué va a pasar en el futuro inmediato.

El 8 de diciembre de 1991, Gorbachov anunció la disolución de la URSS, que en poco tiempo generó la desintegración del sistema socialista de Europa, lo que fue acompañado de promesas de que la OTAN no se extendería hacia el este, pero esas promesas se ignoraron y no se cumplieron.

Según el Presidente Putin, “en la década de los 90 del siglo pasado y a principios de este siglo, las relaciones entre Rusia y Occidente eran prácticamente ideales. ¿Para qué hizo falta ampliar la OTAN hasta nuestras fronteras? ¿Con qué fines? ¿Acaso hay alguien que pueda responder a esa pregunta? No hay ninguna respuesta cuerda, simplemente no existe”.

Posteriormente, el 2004, Lituania, Letonia y Estonia se unieron a la OTAN, la expansión tuvo lugar a pesar de que Moscú no era acusada de ninguna agresión contra países vecinos. Estas acusaciones aparecieron el 2008, debido al conflicto militar en Osetia del Sur, a cuyo término Rusia reconoció la independencia de esa república, así como la de Abjasia; EEUU y sus aliados calificaron lo sucedido como la ocupación rusa de una parte de Georgia. En la actualidad, la chispa para un nuevo conflicto puede darse en Ucrania, país que, según las agencias de seguridad de EEUU, podría ser agredido por Rusia. Los medios de información estadounidenses, basados en fuentes anónimas, habían reportado que Rusia tenía acumulada tropas cerca de la frontera entre ambos países. En un inicio, Kiev negó esta información, que calificó de falsa, para luego aceptarla y especular sobre la posible invasión rusa. La razón real para hacer tanta alharaca es fortificar las bases políticas de la ultraderecha ucraniana y que Occidente incremente la ayuda tanto militar como económica a Ucrania.

Dmitri Peskov, portavoz del Presidente Putin, dijo: “Los que trajeron a sus fuerzas armadas desde el otro lado del océano, es decir EEUU, nos acusan de una supuesta actividad militar inusual en nuestro territorio; que Ucrania busca arreglar por la fuerza el conflicto del Donbass, explotando las declaraciones sobre una posible invasión rusa”, y advirtió que podría haber provocaciones para inculpar al Ejército Ruso de ataques contra la integridad territorial de Ucrania.

El Presidente Putin, en conversaciones con EEUU y sus aliados, insiste “en la elaboración de acuerdos específicos que descarten cualquier expansión de la OTAN hacia el este”, es decir, la no aceptación de nuevos miembros en dicha alianza y el no despliegue sus tropas en países vecinos de Rusia. Piensa que la tensión en la frontera de Rusia con Ucrania está relacionada con la expansión de la OTAN hacia el este, que retorna al escenario de una confrontación militar, y exige “garantías de seguridad fiables y a largo plazo”, por escrito, porque los países occidentales no cumplen sus compromisos verbales ni toman en cuenta las “legítimas preocupaciones de Rusia en materia de seguridad”, que han sido y siguen siendo ignoradas.

Putin aseguró que su país responderá simétricamente al eventual emplazamiento de armas en Ucrania, que amenacen a Rusia. “Si en el territorio de Ucrania aparecen armas de ataque que lleguen a Moscú en 7-10 minutos, y en 5 minutos en el caso de las armas hipersónicas, tendremos que crear algo similar contra los que nos amenacen” e informó que Rusia tiene la capacidad para neutralizar esta amenaza, que calificó de línea roja; confía en que en Occidente prevalezca el sentido común y la responsabilidad para no violar las líneas rojas.

A estas palabras, el Presidente Biden respondió con prepotencia que “no acepta líneas rojas de nadie, que desde hace mucho tiempo está al tanto de las acciones de Rusia y mi expectativa es que tendremos una larga discusión con Putin sobre las tensiones entre Rusia y Ucrania”. Antony Blinken, Secretario de Estado de EEUU, dijo que la OTAN “es una alianza defensiva. La idea de que Ucrania o la OTAN sean una amenaza para Rusia es, fundamentalmente, incorrecta” y dejó claro que “Estados Unidos y sus aliados están dispuestos a imponer costos significativos si Moscú elige respecto a Ucrania el camino de la escalada militar”. Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, considera inaceptable que Rusia tenga una esfera de interés, ya que sus vecinos son estados soberanos, y que Moscú no puede vetar la entrada de Ucrania en la OTAN.

En cambio, Serguéi Lavrov, Ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, afirmó que la expansión de la OTAN afecta la seguridad de su país, que “es categóricamente inaceptable que países vecinos de Rusia se conviertan en un trampolín para el enfrentamiento con Moscú”; recalcó que “nadie debe fortalecer su seguridad a costa de la seguridad de los demás” y que “no se descarta que el régimen de Kiev se lance a una aventura militar, pues en el Donbass cada vez se acumulan más fuerzas y recursos con el apoyo de una creciente cantidad de instructores occidentales”. Dijo que, según el Presidente Putin, su país no busca conflictos, pero que dará todos los pasos necesarios para garantizar su seguridad.

María Zajárova, Portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, declaró que lo que concierne a la invasión rusa “es una pieza de propaganda basada en una ideología que destruye el sentido común” y que al involucrar a Ucrania en la órbita de la OTAN, “la convirtió de facto en un trampolín para el enfrentamiento contra Rusia, lo que plantea serias consecuencias negativas y una desestabilización de la situación militar-política en Europa”.

Ante esta política, de real hostilidad, Rusia y China, que desde hace mucho tiempo comparten los mismos intereses geopolíticos, abogan para que las relaciones internacionales se desarrollen en pie de igualdad, promueven la noción de un mundo multipolar y empiezan a barajar la idea de la creación de una alianza militar, que sería la respuesta contundente a los planes insidiosos de la OTAN y sus aliados.

Ahora bien, si como consecuencia del diálogo entre los presidentes Biden y Putin, y para mejorar las deterioradas relaciones bilaterales de la actualidad, se lograra acuerdos equitativos de respeto mutuo, que descarten cualquier expansión de la OTAN hacia el este, que impida la aceptación de nuevos miembros en dicha alianza y el despliegue de sus tropas en países vecinos de Rusia, se evitaría que Moscú tome las contramedidas anunciadas por el Presidente Putin, que van a ser dolorosas para Occidente, que, por no escuchar sus advertencias, perdería la oportunidad de suscribir un acuerdo que garantice la seguridad tanto de sus miembros como de Rusia.

El panorama se complicaría más aún si el gobierno de Kiev, alentado por el apoyo creciente de las potencias de Occidente, se lanzara a una aventura militar en el Donbass. ¿Podría Moscú permanecer con los brazos cruzados y permitir que los nazis de Ucrania masacren a millones de rusos que habitan en esa región? Se piensa que no. Rusia tendría que reconocer la independencia del Dombass, compuesto por Lugansk y Donetsk, prestarle todo el apoyo militar y económico, sin que le importe el costo político de este paso.

¿Qué ganaría Estados Unidos sacrificando un peón tan bien situado como el ucraniano? Fortificaría en Europa a sus aliados dentro de la OTAN, debilitaría a sus oponentes que en la actualidad buscan la creación de unas Fuerzas Armadas Europeas, sin la férula de EEUU, y garantizaría su permanencia en ese continente por algunos años más. ¿Será capaz el régimen de Kiev de dar un paso tan alocado, como es comenzar una guerra contra Rusia? Hasta ahora, han demostrado ser obsecuentes con las órdenes emanadas desde Washington, pero ¿cumplirán la de ponerse la soga al cuello? Se duda, aunque todo está por verse.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.