Solo a primera vista parece que la adhesión rápida e inminente de Finlandia y Suecia a la OTAN está relacionada únicamente con los actuales acontecimientos. Sea como fuere, la integración rápida de Estocolmo y Helsinki a la OTAN se explica y justifica por medio de la operación rusa en Ucrania.
Sin embargo, cuesta imaginar que los objetivos de esa operación especial entrañen algún peligro para estos dos países. Otro estado neutral, Ucrania, solo reduciría al mínimo los límites de la confrontación directa entre las organizaciones militares de Occidente y Rusia. Quienes tratan de situarse lo antes posible bajo el paraguas de la OTAN lo comprenden necesariamente. El presidente finlandés reconocía abiertamente que Moscú no tienen ningún plan de atacar a su país, aunque para él eso no es determinante.
Las causas de la acelerada integración de los escandinavos en la Alianza no están en el sur, sino en el norte. Residen en una importante intensificación desde 2020 de la expansión político-militar de Washington y Bruselas en el Ártico. Esta región se considera la principal reserva de hidrocarburos a largo plazo y el escenario de un enfrentamiento geopolítico inminente entre las potencias. Se prevé que sea en el Ártico donde se decida la suerte de la humanidad. Los aliados empezaron “el reconocimiento por fuego”, el primero desde la Guerra Fría, en mayo de 2020, cuando tres destructores estadounidenses Arleigh Burke y la fragata británica Kent entraron en el Mar de Barents, hasta entonces unas aguas surcadas por la Flota del Norte rusa.
A mediados de enero de 2021 en Pentágono adoptó la nueva versión de su estrategia ártica llamada Regaining Arctic Dominance [Recuperar el dominio del Ártico], una estrategia que estipula que el grupo en el Ártico está lejos de corresponder a los objetivos y proyectos de Estados Unidos. Se considera a Rusia y China los principales enemigos en esta zona. En particular se pone de relieve la necesidad de reforzar la interacción entre los aliados, por lo que es evidente que se prevé ampliar el círculo.
El 14 de junio de 2021 Bruselas acogió una cumbre de la OTAN en la que por primera vez se mencionaron amplia y conceptualmente los problemas del Ártico. El documento que se adoptó en esta reunión constataba la necesidad de reforzar la coordinación en el marco de la política de la Alianza respecto al Ártico y de aumentar la potencia militar. Se reconoció que sería útil seguir desarrollando una estrategia detallada de la OTAN respecto al Ártico, en lo que también se adivinaba la intención de implicar en ello a nuevos aliados.
También se constató que las actuales fuerzas de la OTAN no bastaban para hacer frente en la zona ártica a Rusia y a su aliado, China. La puesta en marcha de la estrategia de la Alianza en el Ártico choca con los límites geográficos: el control físico de Rusia sobre la mayor parte de la zona. Si al este de la Ruta Marítima del Norte los estadounidenses han previsto reforzar significativamente su presencia militar en Alaska e intensificar dichas acciones en el lado de Canadá, al oeste observan claramente una brecha. El potencial territorial de Noruega no basta, los límites naturales son importantes en Islandia y Groenlandia. En aquel momento los expertos tenían claro que habría que reforzar este flanco gracias a la reserva más cercana: Suecia y Finlandia.
Cualquier pretexto podía servir para integrar a Finlandia y Suecia, y se ha encontrado en Ucrania, sobre todo porque este pretexto es lo bastante emotivo como para tener un impacto eficaz en la opinión pública de estos países. Al contrario de la élite dirigente, esta opinión pública es escéptica respecto a la idea de unirse a alianzas militares. También era importante neutralizar las objeciones de Moscú.
El danés Anders Fogh Rasmussen, exsecretario general de la OTAN (2009-2014) y asesor del presidente ucraniano Petro Poroshenko (2016-2019), reconoció: “En lo que concierne a Finlandia y Suecia, creo que ambos países tienen la oportunidad de adherirse [a la OTAN] en este momento concreto, porque Putin está ocupado en otra parte. No puede hacer nada al respecto. No a causa de Ucrania, según la explicación oficial, sino aprovechando la situación en este país”. Los altos funcionarios en el poder evitan ser tan franco en sus declaraciones.
Según Washington y Bruselas, la ampliación de la OTAN con la adhesión de Suecia y Finlandia debería facilitar cumplir varios objetivos logísticos para avanzar en el Ártico. Se trata sobre todo del problema de los rompehielos, que es el “talón de Aquiles” de la nueva estrategia regional del Pentágono. Rusia es superior a sus rivales occidentales en cuanto a la cantidad y la calidad de este tipo de buques. El único rompehielos que en la práctica tiene a flote Estados Unidos, el Healy, parece un pigmeo comparado con los gigantes rusos. Los astilleros estadounidenses carecen de las competencias necesarias para reducir esta diferencia, lo que se hará sobre todo con la botadura prevista para los próximos años de tres rompehielos muy pesados y tres medianos.
Sin embargo, los estadounidenses esperaban acelerar significativamente este proceso recurriendo a la ayuda de los finlandeses, que tiene las capacidades industriales y los conocimientos necesarios en este dominio. Gran parte de los rompehielos soviéticos y rusos, por ejemplo el Taïmyr y el Vaïgatch, se construyeron en Finlandia. Si Finlandia se convierte en miembro de la OTAN, se le podría encargar la construcción de rompehielos militares. La “repentina” aspiración de Finlandia a adherirse a la OTAN también podría explicar el cálculo comercial de costosos pedidos estadounidenses de rompehielos a largo plazo.
La adhesión de los países escandinavos a la Alianza estaba predeterminada, aunque probablemente se había previsto hacerla de otra manera: primero hacer entrar a Ucrania en la OTAN, probablemente con Georgia, y solo después Suecia y Finlandia. Al final, todo podría haber sucedido sin grandes problemas. Las acciones de Rusia han saboteado estos planes al excluir al menos la parte sur de esta ecuación planificada.
Fuente: http://www.observateurcontinental.fr/?module=articles&action=view&id=3875
Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.