Recomiendo:
0

¿Por qué Israel ataca ahora a Irán?

Fuentes: Rebelión

Traducido por el autor

Después de años de enfrentamientos indirectos, Israel ha escalado a una guerra abierta con Irán. Lo que comenzó como una serie de ataques de precisión contra objetivos militares, se perfila como parte de una estrategia mucho más amplia para debilitar al Estado iraní y reconfigurar permanentemente el equilibrio de poder en la región.

En la madrugada del 13 de junio, Israel inició una guerra directa contra Irán tras décadas de guerra en la sombra que incluía asesinatos selectivos, ciberataques y enfrentamientos indirectos desde Damasco hasta el Mar Rojo.

La regla no escrita era escalar sin perder el control total. Sin embargo, con un ataque sorpresa por parte de los servicios de inteligencia israelíes y bombardeos intensos, seguidos por una represalia iraní contra objetivos militares e infraestructuras estratégicas en Israel, esa línea ha sido ahora cruzada.

Objetivo de esta guerra

La situación escala rápidamente y muestra señales de un conflicto mucho mayor que la supuesta desactivación nuclear. Netanyahu ha declarado abiertamente que busca un cambio de régimen en Irán.

Es poco probable que eso ocurra. Por un lado, existe un considerable descontento en Irán. Muchos jóvenes tienen problemas con el estricto estilo de vida tradicional y la tutela clerical. Debido a las sanciones económicas de EE. UU., la economía está en mal estado, hay mucha pobreza y uno de cada cuatro jóvenes está desempleado. El sistema político es teocrático y poco transparente. Los iraníes están hartos de la corrupción generalizada y la dura represión.

Por otro lado, el Gobierno aún cuenta con el apoyo de una parte importante y conservadora de la población rural, y en parte también urbana. Además, los bombardeos de un agresor extranjero tienden a generar unidad nacional.

Un cambio de régimen parece demasiado ambicioso, pero un objetivo más realista es eliminar a Irán como subpotencia regional. El objetivo a largo plazo de EE. UU. en Medio Oriente es fragmentar los países en entidades más pequeñas y débiles que ya no puedan actuar de forma independiente, e idealmente, que estén gobernadas por fuerzas proestadounidenses.

Esto encaja en el intento del ‘Occidente colectivo’ de frenar el ascenso de países ‘rebeldes’ o bloques alternativos de poder que podrían amenazar cinco siglos de dominio global. Esta motivación proviene de la naturaleza del capitalismo global y su necesidad de supervivencia mediante el imperialismo.

Dentro del bloque antihegemónico (que incluye a Rusia, China y Corea del Norte), Irán es el eslabón débil por no poseer armas nucleares. En Oriente Medio, el objetivo es crear una región donde ningún país sea más grande o más poderoso que Israel, garantizando así su dominio regional. Para alcanzar ese objetivo, se espera que Israel haga el trabajo sucio.

Para ello, recibe de EE. UU. y sus aliados occidentales las armas más avanzadas y letales, además del apoyo militar y logístico de Washington.

Estrategia

Según analistas, Israel está aplicando en Irán la misma estrategia que antes en Líbano: asesinatos selectivos de líderes militares, destrucción de sistemas de comunicación y bombardeos de precisión contra objetivos preseleccionados. Esta estrategia ya funcionó en Líbano.

Además, el Estado sionista intenta desorganizar el suministro de petróleo en el país. Tel Aviv insinuó el domingo que, en los recientes ataques en Irán, golpeó depósitos de combustible que sirven tanto a la población civil como al ejército. El objetivo, por ahora, no es obstaculizar las exportaciones de petróleo —principalmente hacia China—, sino alterar el suministro interno de Irán.

Después de los ataques a instalaciones militares y nucleares, los ataques a instalaciones energéticas representan una nueva fase con el mismo objetivo: destruir la infraestructura de defensa y debilitar al Gobierno y a la sociedad.

Un escenario posible es el que ocurrió en Irak y Siria. En ambos países, la autoridad central y el ejército fueron gravemente debilitados y el territorio quedó de facto dividido en zonas fuera del control del Gobierno. En ambos casos, esto ocurrió por agresiones militares externas y por enfrentamientos fomentados entre diferentes grupos poblacionales.

Algo similar se puede esperar en Irán. Al igual que en Irak y Siria, los kurdos son en Irán una minoría importante.

Papel de EE.UU.

Según el periodista de investigación Ben Norton, el ataque israelí contra Irán no fue una acción unilateral, sino el resultado de una operación coordinada entre Israel y Estados Unidos, aprobada y dirigida por el Gobierno de Trump.

Mientras EE. UU. se ocupaba públicamente de las supuestas negociaciones de paz sobre un nuevo acuerdo nuclear con Irán, Trump habría ayudado en secreto a Israel a preparar el ataque. Suministró armas, como 300 misiles Hellfire, dio acceso a inteligencia estadounidense y aprobó personalmente el ataque.

Trump dio a Irán un «ultimátum» de 60 días para aceptar un acuerdo; el día 61 fue el momento del ataque.

Trump se jactó públicamente del ataque, lo llamó una «masacre» y dijo que «vendrían muchas más». Aunque funcionarios afirmaron que EE. UU. no estaba involucrado, según Norton, información filtrada y reportes mediáticos demuestran que Estados Unidos brindó apoyo militar y logístico crucial, e incluso interceptó misiles iraníes cuando Irán respondió.

Esto último ya había ocurrido durante los anteriores ataques con misiles desde Irán (en abril y octubre de 2024). Por ahora, no está claro si EE. UU. participará directamente en los ataques de Israel. Al parecer, dentro del Gobierno de Trump aún no hay consenso total.

En cualquier caso, Trump ya ha trasladado un portaaviones nuclear desde el Mar de China Meridional al Mar Arábigo para reforzar, junto al USS Carl Vinson y varios destructores, la presencia tipo OTAN en la región. Además, decenas de aviones cisterna fueron enviados a Europa, listos para operaciones sobre Oriente Medio.

¿Por qué ahora?

Washington y Tel Aviv consideran que el momento es propicio para atacar a Irán e intentar darle el golpe de gracia. La destrucción de sistemas de defensa aérea iraníes por parte de Israel hace unos meses, la caída del Gobierno de Asad y la instalación de un régimen ‘bajo control’ allí, el casi colapso de Hezbolá en Líbano y la devastación de Gaza han inclinado notablemente la balanza de poder en la región a favor de Israel y sus aliados occidentales.

Cómo evolucionará este conflicto es, por ahora, completamente incierto. Con sus primeros ataques, Israel causó graves daños militares en Irán, afectando estructuras de mando y posiblemente retrasando partes del programa nuclear.

Sin embargo, la euforia inicial en Israel dio paso rápidamente a la realidad cuando Irán respondió con misiles que impactaron profundamente en territorio israelí. La destrucción en ciudades israelíes desmanteló la ilusión de invulnerabilidad.

Dado el gran número de misiles balísticos que posee Teherán (unos 2.000), es probable que Irán pueda mantener este tipo de bombardeos durante tres o cuatro semanas más. También queda por ver si Irán se limitará a eso o si, por ejemplo, intentará bloquear el Estrecho de Ormuz, un paso marítimo crucial para el transporte de petróleo.

Eso haría subir considerablemente los precios del petróleo y tendría consecuencias profundas para la economía mundial.

Si Trump decide participar directamente en el ataque contra Irán, sin duda se entrará en una fase mucho más peligrosa, cuyas consecuencias son imprevisibles. Los próximos días lo dirán.

Fuentes:

Israel’s war on Iran was made in USA: Trump supported attacks, while faking peace talks
Israel started a war with Iran, but it doesn’t know how it ends
Fuel and Fury: Middle East becomes a Middle East battlefield

Texto original: https://www.dewereldmorgen.be/artikel/2025/06/17/waarom-israel-iran-nu-aanvalt/