Aunque no se informó en la prensa usamericana dominante, hay una lucha muy intensa en marcha entre los EE.UU. y China para determinar qué país va a surgir como la presencia dominante en Asia Central. Estos dos gigantes económicos, EE.UU. en rápido decrecimiento y China en rápido crecimiento, saben muy bien que su futuro económico […]
Aunque no se informó en la prensa usamericana dominante, hay una lucha muy intensa en marcha entre los EE.UU. y China para determinar qué país va a surgir como la presencia dominante en Asia Central. Estos dos gigantes económicos, EE.UU. en rápido decrecimiento y China en rápido crecimiento, saben muy bien que su futuro económico depende de su capacidad para adquirir los recursos indispensables, en el caso de los EE.UU. principalmente el petróleo mientras que para China son petróleo y gas natural.
La región específica de Asia Central de la que hablo, rica en gas natural y petróleo, incluye la India, Pakistán, Afganistán, China, Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán. Rusia, que limita con la región, e Irán, también son actores claves. Los oleoductos previstos para el transporte de estas riquezas están en el centro de la lucha que determinará quién las controlará en el futuro. Para comprender la magnitud de esta lucha tenemos que comenzar por el examen de la estrategia que EE.UU. está llevando a cabo en Afganistán y Pakistán en relación con sus mayores objetivos en Asia Central.
Obama habla de un aumento de tropas en Afganistán, pero que sólo representa la fase inicial en la estrategia global que Estados Unidos está llevando a cabo en Asia Central. El objetivo es establecer una presencia militar en Pakistán. Ha habido una presión constante de EE.UU. sobre el gobierno de Pakistán para que sus tropas incrementen las acciones contra los insurgentes en Waziristán del Sur, cerca de la frontera con Afganistán, así como contra los talibanes en otras zonas.
EE.UU. también está aumentando el uso de aviones no tripulados en Pakistán en las zonas remotas con el permiso, a priori reacio, del ejército pakistaní. Pero, al parecer, esto no es suficiente y ahora los operadores del programa de vuelos teledirigidos desean ampliarlo a Baluchistán, la provincia más grande de Pakistán, y a su ciudad más grande, Quetta. Si los líderes de Pakistán permiten esto, el uso erróneo de estos aparatos en las ciudades estaría abriendo la puerta a la violencia civil masiva que podría conducir a un desastre nacional.
Sin duda, todas estas medidas en Afganistán y la creciente presión sobre el gobierno de Pakistán hacen presagiar que Estados Unidos se involucrará aún más en la guerra en otra nación soberana. También es evidente que Obama ha adoptado plenamente la doctrina Bush de guerra preventiva, es decir el ataque dentro de las fronteras de cualquier nación que sea considerada por EE.UU. como un lugar donde exista el «enemigo».
Los gasoductos existentes en Asia Central actualmente sólo pueden aportar una fracción pequeña del total de petróleo y gas que llega al mercado. Las naciones de Asia Central e Irán están muy ansiosas por vender más gas y petróleo. Los EE.UU., Europa, Rusia, India, Pakistán y China están ansiosos por comprar más. Lo único que frena el transporte deseado de gas y petróleo es la construcción de nuevos gasoductos. Eso es lo que este juego de ajedrez está poniendo de manifiesto y por qué los EE.UU. y la OTAN están en el centro de toda la acción y actividad.
La razón por la que EE.UU. está poniendo su mirada en Baluchistán y en la ciudad de Quetta es que esta zona ha sido identificada como un corredor clave para el tránsito del gas natural y el petróleo. Hay planes para dos oleoductos a través de Baluchistán: el IPI, del que forman parte Irán-Pakistán-India y EEUU es totalmente contrario a la participación de Irán; y TAPI, del que forman parte Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India.
Desafortunadamente, las tribus de los talibanes en Afganistán no están por la cooperación y por eso deben ser pacificados. Esto es más fácil decirlo que hacerlo.
En Baluchistán, China ha proporcionado fondos y conocimientos técnicos para construir un puerto de aguas profundas en Gwadar y así contar con con una terminal de tránsito para las importaciones de crudo procedentes de Irán y África a la región china de Xinjiang. Este puerto estratégico, junto con enlaces por ferrocarril y carretera que unen Pakistán con Afganistán y las naciones de Asia Central dará a China una apertura importante hacia los mercados de Asia Central las fuentes de energía. EE.UU. está tratando de contrarrestar estos movimientos de China por todos los medios posibles, dado que ve una competencia directa a sus intereses.
China también ha sido muy agresiva al negociar la compra de gas natural en Asia Central, lo que ha dado como resultado la puesta en marcha de un gasoducto de 1.833 kilometros que conecta los yacimientos de gas en Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajstán. En 2013, las ciudades chinas de Shanghai, Guangzhou y Hong Kong van a recibir grandes cantidades de gas. Esto equivale a una derrota contundente de las propuestas de EE.UU., que fueron rechazadas.
Así que si alguien todavía piensa que el aumento de tropas en Afganistán está estrictamente destinado a derrotar a los talibanes y los restos de al-Qaida, es hora de volver a pensar. Éste es el punto de lanzamiento de nuevas metas para el control final de la región de Baluchistán. La amenaza de Irán de convertirse en un jugador importante por sus recursos de gas y petróleo y el deseo de China de participar también en esa zona deben ser neutralizados a toda costa.
Sólo estamos en la etapa inicial de un nuevo capítulo en este juego de ajedrez que enfrenta a EE.UU. con China en el logro de una posición dominante en los recursos naturales del mundo, principalmente petróleo y gas, en los próximos años. Hasta la fecha, China ha utilizado la diplomacia y las negociaciones en todo el mundo y se ha mantenido completamente al margen de la participación en las guerras. Por el contrario, EE.UU. han iniciado las guerras y las ocupaciones de Iraq y Afganistán con enormes costos para alcanzar sus objetivos.
Vamos a escuchar más y más informes de diversos tipos de incursiones [de EE.UU.] en Pakistán por diversos medios, el uso de aviones no tripulados en gran medida se intensificará y Blackwater (ahora se llama XE) está operando clandestinamente en Islamabad, la capital paquistaní. Habrá que adivinar si EE.UU. y/o tropas de la OTAN hacen incursiones en Pakistán pero, si eso sucede, entonces la situación podría llegar a ser muy grave.
Lo que estoy describiendo no es una teoría sin fundamento. Ha sido bien documentado, no en la prensa occidental sino por los principales medios de noticias de Asia; el Asia Times, con sede en Hong Kong, sigue de cerca esta partida de ajedrez que se está jugando. No hay ningún gran secreto en esa zona del mundo en cuanto a lo que realmente está sucediendo y por qué.
En este punto, China está ganando la partida de ajedrez debido a su capacidad para utilizar la diplomacia en la obtención de recursos. El peligro es que EE.UU., en lugar de utilizar la diplomacia, se compromete a utilizar la «persuasión» militar para lograr sus objetivos. Llevar a cabo tales políticas agresivas militares en una región donde cuatro naciones cuentan con capacidad nuclear -Rusia, China, India y Pakistán- hace que el juego se mueva en una fase muy peligrosa.
Traducido para el CEPRID (www.nodo50.org/ceprid) por María Valdés