Traducido por Gorka Larrabeiti
Sigue siendo imposible contar lo que está pasando en el sur de Afganistán, donde ISAF está llevando a cabo una imponente operación militar. La única certeza es que el aeropuerto de Lashkargah lleva una semana cerrado a todos los vuelos civiles, aviones y helicópteros, precisamente por orden de la ISAF.
Es de hoy la noticia de una soldado canadiense muerto durante los combates con los rebeldes talibanes. En cambio, de lo que les sucede a los civiles, nada se sabe. Como si la información fuera filtrada por la nube de polvo que hoy recubre Kabul. Lo que se sabe es que los angloamericanos de la ISAF están efectuando una vasta operación militar, anunciada pomposamente. Pero por ahora, a los combatientes afganos parece preocuparles otra cosa. Estos días tiene lugar la cosecha primaveral del opio, y la gran mayoría de los combatientes ha soltado los Kalashnikov y empuñado las azadas para llevar a casa el dinero suficiente para mantener la familia.
Por otro lado, entre las pocas noticias que llegan del sur a la capital, hay una que se refiere precisamente a la cosecha del opio, de la que los militares occidentales parecen desinteresados por completo. «Podría ser una señal de la nueva política adoptada, según la cual no se ha de atizar la tensión. Las acciones contra la cosecha del opio siempre han desencadenado revueltas, incluso armadas. Siempre han dado respiro a la propaganda antioccidental de los talibanes. Este año es la primera vez que aquí no se oye hablar de acciones de lucha contra la cosecha.», me cuentan en llamadas difíciles nuestros informadores, los cuales, por razones obvias de seguridad, piden el anonimato absoluto.
Las únicas voces que llegan son las del hospital de Emergency en Lashkargah, única estructura civil que sigue operando en todo el Sur del país.
«Estos días han empezado a llegar pacientes de las zonas bombardeadas», cuenta Marco Garatti, coordinador así como cirujano en dicho hospital. «Han hablado de bombardeos esporádicos más que de una operación militar a gran escala. Por lo que cuentan, se diría que las bombas las tiran para mantener libre la carretera que va desde Gamser hacia el sur más que para atacar movimientos talibanes». También Garatti confirma la escasa actividad de lucha contra la cosecha de opio: «No tenemos noticia de ninguna operación militar contra la cosecha de primavera, que va fenomenal, y que tiene ocupado casi a todo el mundo, aquí en el Sur. El cielo de Lashkargah, que se halla en la ruta de las operaciones militares, estos días está bastante tranquilo. No vemos mucho movimiento de aviones ni de helicópteros».
Según los boletines militares, las actividades están en marcha. En los primeros cuatro días de mayo ha habido al menos diez misiones de la aviación. En ellas no es que se hayan ahorrado bombas de alto poder destructivo.
«Los primeros pacientes ingresados presentan heridas de arma de fuego. Civiles heridos mientras intentaban escapar. Desgraciadamente, uno de ellos murió. El viaje desde su aldea a nuestro hospital es largo y no hay en la zona estructuras en las que se pueda estabilizar a los heridos», continúa Garatti. «Al día siguiente, domingo, llegaron tres pacientes heridos en un bombardeo. Uno de ellos, un chico de unos 13 años, ha perdido una pierna».
Fuente: http://www.peacereporter.it/dettaglio_articolo.php?idc=0&idart=10976