(…) Las impactantes imágenes televisivas mostraron como un sector de la población de Kabul, capital y principal ciudad del país, enfrentaba con piedras y palos a tropas armadas hasta los dientes…, atacaban las embajadas y las oficinas de la onU, del gobierno y de la policía, al grito de «mueran los americanos», «Muera Karzai» (jefe […]
(…) Las impactantes imágenes televisivas mostraron como un sector de la población de Kabul, capital y principal ciudad del país, enfrentaba con piedras y palos a tropas armadas hasta los dientes…, atacaban las embajadas y las oficinas de la onU, del gobierno y de la policía, al grito de «mueran los americanos», «Muera Karzai» (jefe de gobierno). Los soldados de EE.UU, tiraron contra la multitud y causaron por lo menos 14 muertos y decenas de heridos. Todo se inició cuando un grupo de vehículos blindados militares norteamericano se abrió paso en el tráfico de la ciudad, atropelló varios automóviles de civiles y mató cinco personas. La respuesta a este hecho fue un verdadero levantamiento popular.
Un poco de historia
Lo ocurrido en Kabul no es un hecho aislado sino que expresa un cambio en la situación del país. (…) En 2001, en la primera acción militar… declarada por Bush después de los atentados del 11 de septiembre, tropas imperialistas invadieron el país y, en una rápida victoria militar, derrocaron al régimen talibán… odiado por un gran sector de la población. En varias ciudades, los invasores imperialistas fueron recibidos como libertadores, ya que los talibanes perseguían a las minorías y ejercían una gran opresión social y cultural.. Después de su derrota, las fuerzas talibanes restantes se retiraron a las regiones montañosas fronterizas con Paquistán y pasaron a hacer acciones puntuales contra el gobierno títere y las tropas extranjeras.
El verdadero rostro de la ocupación
El apoyo inicial de la población se fue desgastando al comprobarse el fraude de las obras e inversiones prometidas por el «apoyo extranjero». El estado de las escuelas, hospitales, rutas, etc., es lastimoso y esas «obras» sólo fueron un medio para enriquecer a las empresas imperialistas contratadas. El peso de la ocupación creó, incluso, una «economía paralela» administrada por la onU en las grandes ciudades (…) donde una pequeña minoría de funcionarios extranjeros, muchos de ellos a través de las onGs, y sus empleados afganos, ganan una remuneración mucho mayor que el resto de los afganos y conviven con la miseria de la gran mayoría. Por otro lado, el gobierno Karzai se mantuvo apoyado en las tropas de los EE.UU. y sus aliados imperialistas, pero nunca controló verdaderamente el país. Para realizar las elecciones «democráticas», muy propagandizadas por los EE.UU., realizó acuerdos con los «señores de la guerra» y obtuvo el apoyo de sus tropas. Esos acuerdos permitían que estos «señores» mantuviesen el control de sus regiones y las instituciones locales… y operasen libremente sus actividades criminales, en particular el tráfico de opio. El gobierno se limitó a mantenerse en la capital y, a través de esos acuerdos, administrar precariamente el conjunto del país.
Un cambio en la situación
Después de casi 5 años de ocupación, el país, las tropas imperialistas y el gobierno títere de Karzai viven una situación cualitativamente distinta. La experiencia con la ocupación hizo que cada vez más sectores de la población se volvieran contra los ocupantes. El cambio en el sentimiento de la población, en estos últimos meses, abrió un espacio para una nueva resistencia en la que varios grupos se enfrentan a los ocupantes y al gobierno títere. Hoy, ya existen zonas enteras en las que el gobierno no entra y las tropas ocupantes sólo van cuando hay un gran operativo militar, o atacan desde aviones, sin poder mantener soldados de modo permanente. Los periodistas hablan de «zonas liberadas» en las provincias de Paktia, Khost y Zabul, al sur y sudeste del país, donde el control siempre fur precario, y en Helmand, área estratégica del país, donde los ataques se multiplicaron más recientemente y el gobierno de Karzai no tendría más el control efectivo. La multiplicación de la resistencia se ve acompañada con una recuperación del prestigio de los líderes talibanes porque estuvieron, desde el inicio, contra la ocupación. Pero es importante decir que la resistencia no se limita a ellos: últimamente comenzó a haber una coordinación entre distintas alas y tribus que, sin ser talibanes, se están uniendo a la lucha armada contra los invasores. Por ejemplo, se sumó a la resistencia Gulbudin Hekmatiar, antiguo aliado de Irán y líder de la guerrilla contra la ocupación de la ex URSS, en la década de 1980. Este dirigente, fue ministro del gobierno Karzai, rompió con él y se declaró contra la ocupación. Lo ocurrido en Kabul muestra una profundización de este proceso ya que la capital era, hasta ahora, el único lugar del país donde el gobierno y los ejércitos ocupantes parecían tener un control más firme.
El temido «segundo frente»
Son muy «malas noticias» para Bush y el conjunto del imperialismo: se les abriría así el temido «segundo frente» militar en la región… a contramano de su política de Bush que buscaba una disminución de las tropas estadounidenses en este país para transferir el peso de la ocupación a las potencias imperialistas europeas, a través de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). El plan era que Alemania, Inglaterra y España se hicieran cargo de esa tarea. Por ejemplo, Zapatero, para mostrar que la retirada española de Irak, obligada por las movilizaciones de masas en su país, no significaba de ninguna manera el abandono del frente interimperialista con EE.UU., envió tropas a Afganistán. Esta política de Bush, que necesita concentrarse en Irak… choca ahora con el deterioro de la situación en Afganistán. Como una muestra de la preocupación por esta nueva realidad, John Hamre, director del académico Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales expresó al New York Times: «La de Afganistán es la crisis dormida de este verano boreal», y agregó: «Algunos funcionarios estadounidenses están preocupados ante la posibilidad de quedar atados a una batalla prolongada mientras el control se le escapa de las maños al gobierno central». Esta situación podría significar la imposibilidad de reducir la cifra de 20.000 soldados estadounidenses y remplazarlos por tropas de otros países de la OTAN, según funcionarios en Washington. (…) Este nuevo atolladero del imperialismo y sus instituciones (como la OTAN y la onU) significan «buenas noticias» para los trabajadores y los pueblos del mundo. Está planteado, con fuerza cada vez mayor, la posibilidad de una derrota militar del imperialismo en Afganistán y en Irak. Los revolucionarios, sin depositar la más mínima confianza ni apoyo político en sus direcciones (recordemos que muchos de ellos fueron aliados de EE.UU.) apoyamos sin dudar la resistencia del pueblo afgano para expulsar a las tropas invasoras y a las instituciones del imperialismo (sean estadounidenses, europeas o «mundiales») y para derribar al gobierno títere de Karzai.
(*) Correo Internacional es una publicación de la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (LITci ), cuya sección oficial en el Estado Español es el PRT-Izquierda Revolucionaria.