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«Ahmadi, el iconoclasta» y «¿Dónde está mi voto?»

Fuentes: Tlaxcala / Palestine Think Tank

Traducido por Ana Atienza y Manuel Cedeño Berrueta. Editado por Atenea Acevedo

Los enemigos ratificaron su credulidad y miopía al abrigar esperanzas de un posible derrocamiento del gobierno islámico luego de que gran cantidad de gente frustrada llenara las calles durante unos seis días para protestar contra lo que llamaron «fraude y manipulación generalizada en los resultados electorales», mientras que los amigos más antiguos y bien conocidos, entre ellos Líbano, China, Rusia, Cuba, Venezuela, Brasil, Azerbaiyán y Qatar, demostraron su lealtad enviando inmediatos mensajes de felicitación.

Todo comenzó la noche del sábado 13 de junio cuando el Ministro del Interior anunció que Mahmoud Ahmadineyad había sido reelecto para desempeñar el cargo por otros cuatro años al ganar con una categórica mayoría de 63% de los votos, asestando así una fuerte derrota al esperanzado reformista Mir-Hossein Mousavi, con una diferencia de 11 millones de votos.

De acuerdo con cifras oficiales, Mahmoud Ahmadineyad se convertiría en el presidente más popular de Irán desde el comienzo de la Revolución Islámica, superando la aparentemente invencible victoria del ex presidente Mohammad Jatami en 1997, cuando éste ganó con 21 millones de votos, la votación más alta hasta ese momento en una elección en el Medio Oriente.

El Ministro del Interior declaró la aplastante victoria de Ahmadineyad con 24,5 millones de votos, mientras que la mayoría de los sondeos y encuestas preelectorales habían indicado una estrecha y cerrada competencia entre los dos principales contendientes, e incluso consideraban la probabilidad de una segunda vuelta para determinar el resultado definitivo. La Comisión Nacional Electoral asignó también una infinitesimal minoría de 330.000 votos al otro candidato reformista, Mehdi Karroubi, cuya votación total fue incluso menor que el total de 460.000 votos en blanco.

Los miembros del comando nacional de campaña de Mir-Hossein Mousavi, que también habían estado inquietos por un posible fraude electoral a favor del presidente en funciones desde el comienzo de la campaña, sostuvieron varias reuniones de emergencia para encontrar soluciones, y la única respuesta que pudieron presentar fue encabezar manifestaciones y protestas callejeras.

 

Declaraciones de Mousavi

Mir-Hossein Mousavi ha hecho públicas varias declaraciones oficiales tras el anuncio de los resultados definitivos, además de enviar varias cartas al Líder Supremo, al Guardián del Consejo y al Jefe de la Magistratura en protesta por «la manipulación y el fraude generalizados» de los que había sido testigo.

Diversos miembros del Comité de Protección del Electorado de la campaña nacional de Mousavi también publicaron advertencias a través de su sitio web oficial acerca de la manera en que «(se) estaban distorsionando los votos» durante las elecciones. Alegaban que los miembros de las mesas electorales pedían a los votantes que escribieran el nombre de Mir-Hossein Mousavi con «ciertos bolígrafos» y que anotaran el número electoral de Mousavi debajo de su nombre al depositar el voto, además de expulsar de las mesas a los interventores del partido de Mir-Hossein Mousavi, etcétera.

Después de anunciarse oficialmente los resultados, Mir-Hossein Mousavi convocó a sus partidarios y simpatizantes a organizar manifestaciones y concentraciones en las calles llevando muñequeras y cintas para la cabeza de color verde, el que eligió como símbolo religioso para su campaña.

Estas concentraciones masivas, que periódicos británicos como el Daily Telegraph y The Independent describieron como las manifestaciones no gubernamentales con mayor número de asistentes desde la Revolución Islámica de 1979, duraron seis días y dejaron entre 7 y 15 muertos, según los medios oficiales iraníes.

Grupos de agitadores e insurgentes no políticos que buscaban la ocasión de propagar la violencia y la inestabilidad en medio de las tensiones políticas atacaron a ciudadanos, destruyeron propiedades públicas, destrozaron autobuses y otras instalaciones dedicadas al transporte y supuestamente asesinaron a 10 personas. Con el fin de prevenir la expansión de las protestas, mantener a los manifestantes fuera de las calles y evitar los intensos disturbios (de los cuales el Líder Supremo dijo «son ajenos a los partidarios y simpatizantes de Mir-Hossein Mousavi»), entraron en acción policías antidisturbios y vestidos de paisano; asimismo, según los servicios nacionales de inteligencia, se detectó la presencia de un grupo de terroristas vinculado a Usamérica que tenía previsto hacer estallar bombas en 20 zonas muy pobladas de Teherán (la megacapital de Irán, con diez millones de habitantes).

En una carta conjunta dirigida al Jefe del Poder Judicial, el Ayatolá Hashemi Shahroudi, el ex presidente Seyed Mohamed Jatamí y el derrotado candidato reformista Mir-Hossein Mousavi protestaron por los «agresivos enfrentamientos con el pueblo» y solicitaron la liberación inmediata de las personas detenidas durante las manifestaciones: «según informes fidedignos, se están produciendo fuertes enfrentamientos con manifestantes y otros ciudadanos, y se están atacando complejos residenciales (…), situación contraria a las normas aceptadas de la República Islámica cuyo impacto no será otro que el pesimismo de la sociedad hacia el sistema (gubernamental)».

«Apelamos a su legítima autoridad religiosa y a su sentido de la responsabilidad hacia los derechos de los ciudadanos para pedir a su Señoría que tome las medidas necesarias para acabar con esta situación de inestabilidad y provocación y evitar la violencia contra el pueblo», añadían.

 

La reacción del Líder Supremo

El Líder Supremo de Irán fue la primera figura política prominente en reaccionar ante la «épica presencia de la nación iraní en la arena electoral». Envió una detallada carta de felicitación a la nación y al presidente electo pocas horas después del anuncio oficial de los resultados definitivos. El Ayatolá Jamenei dijo que apreciaba la asistencia y participación de 40 millones de personas (85% de los iraníes con derecho a voto) en la décima elección presidencial, que «la supremacía y dignidad que ustedes han registrado en la historia de la nación, con su tranquilidad, serenidad y madurez, y la irreductible posición que han demostrado ante el aluvión de propaganda del enemigo, tiene una importancia tal que no puede describirse con un lenguaje común y convencional».

También aludió a la importancia de la «solidaridad» y «astucia» en el período postelectoral, y agregó: «ustedes probaron que después de 30 años del establecimiento de la democracia religiosa en este país tomarán parte en la coyuntura con más vehemencia y confianza que nunca, asegurando tanto a amigos como a enemigos que continuarán en el camino correcto».

En otra parte de la carta, el Líder Supremo alabó a la nación por su participación sin precedentes: «las elecciones del 22 jordad (12 de junio), mediante el desempeño creativo de la nación iraní, establecen un nuevo récord en la larga secuencia de elecciones nacionales. El 80% de participación en las votaciones y los 24 millones de votos por el presidente electo son una celebración pura que puede garantizar el avance y el progreso del país, la seguridad nacional y la satisfacción continua del pueblo mediante el auspicio y la asistencia divina».

Sin embargo, el Líder Supremo endureció su tono unos días después, durante el sermón del viernes, mientras se llevaban a cabo masivas marchas y protestas de los partidarios del fracasado candidato reformista Mir-Hossein Mousavi y la presión internacional sobre Irán aumentaba vertiginosamente, cuando advirtió a los «planificadores entre bastidores de las manifestaciones» que pusieran fin a las concentraciones y desalojaran las calles, o de lo contrario «hablaría a la nación con más franqueza».

Aconsejó a los candidatos perdedores que continuaran sus reclamos a través de la «vía jurisdiccional», declarando que: «el destino de las elecciones se determinaría en las mesas de votación, no en las calles».

Sin embargo, en una acción sin precedentes, el Líder Supremo reprendió también al presidente Ahmadineyad por atacar a ex altos funcionarios del país durante el debate preelectoral con Mir-Hossein Mousavi, que fue televisado en vivo. Ahmadineyad había acusado al ex presidente Hashemi Rafsanyani y al ex presidente del parlamento Nateq Nouri de corrupción y fraude financiero.

«No es mi costumbre nombrar personas en el sermón del viernes, pero lo hago esta vez porque ya han sido nombradas [en los debates]», dijo el Líder Supremo. «Conozco a Hashemi desde hace mucho tiempo…nuestra relación se remonta a unos 50 años atrás… Hashemi ha sido una de las personas de mayor importancia del movimiento en la época prerrevolucionaria… y llegó al borde del martirio varias veces después de la revolución… fue compañero del Imán Jomeini y después del fallecimiento del Imán Jomeini fue un constante camarada del líder».

 

Otras reacciones

Las polémicas elecciones de Irán y sus controvertidas consecuencias han provocado diversas reacciones en todo el mundo. Con un enfoque discreto y conservador hacia las disputas nacionales sobre el supuesto fraude, el Secretario de Prensa de la Casa Blanca, Robert Gibbs, ha mostrado la satisfacción de Usamérica por el entusiasmo y la emoción que las elecciones han despertado en Irán y ha declarado que su país está «impresionado» por el intenso debate y el interés que las elecciones han despertado entre los jóvenes iraníes. Es la primera vez desde la revolución iraní de 1979 que un alto cargo de la Casa Blanca hace declaraciones tan amistosas y positivas sobre las elecciones iraníes. Sin embargo, dijo a los periodistas que Usamérica está «vigilando» la situación atentamente, sobre todo en cuanto a lo que denominó las «irregularidades» denunciadas.

Por su parte, el Ministro canadiense de Asuntos Exteriores, Lawrence Cannon, en línea con las frecuentes condenas que ha emitido en los últimos meses contra el Estado y el pueblo de Irán, ha manifestado su «profunda preocupación» por las «irregularidades» y ha hecho un llamamiento para que se investiguen de inmediato «el fraude y las discrepancias».

Lawrence Cannon ha expresado sus dudas y preocupación sobre diversas cuestiones relacionadas con Irán durante los últimos meses, y el sitio web oficial de la embajada canadiense en Teherán está ahora lleno de declaraciones sobre su «profunda preocupación» por los derechos humanos en Irán, así como sus elecciones, sus pruebas de misiles, su utilización de material nuclear, etcétera. Lo único sobre lo que nunca ha mostrado sus dudas o preocupación es acerca del mal trato de la embajada canadiense en Teherán hacia los iraníes que solicitan visados, que se refleja en el rechazo del 61% de las solicitudes de visados para residentes temporales en 2007.

El Presidente de Brasil, Luis Inácio Lula da Silva, cuyo país ha establecido fuertes lazos con Irán desde la elección del Presidente Ahmadinejad, fue uno de los primeros dirigentes extranjeros en enviar mensajes de felicitación a Teherán. Negó la posibilidad de que existiera fraude, y en una rueda de prensa declaró: «Hasta ahora nadie ha mostrado pruebas de ello, y el Presidente iraní ha sido elegido por una mayoría de 62% de los votos». También confirmó la noticia de su próximo viaje a Teherán con el fin de «buscar una cooperación bilateral y establecer una colaboración más intensa».

Desde Turquía, el Primer Ministro Recep Tayyip Erdogan y el Presidente Abdullah Gul felicitaron también a Ahmadinejad por su reelección a través de una llamada telefónica. Asimismo, los presidentes de Rusia, Bielorrusia, Irak, Líbano, Armenia, Yemen y Venezuela hicieron llegar su enhorabuena a Ahmadinejad por su segundo mandato consecutivo.

 

La realidad de Mir-Hossein Mousavi

Por un lado, es cierto que Mir-Hossein Mousavi ha recibido advertencias implícitas por parte del Líder Supremo, la máxima autoridad política y religiosa del país, para que cesen sus «campañas callejeras» y su «demostración de fuerza», y para que trate de canalizar sus demandas y protestas a través de «vías legítimas»; por otro, también lo es que los medios de comunicación occidentales están tratando de distorsionar y de mostrar esto como una confrontación política entre el movimiento reformista y la alineación política del dirigente. Sin embargo, la realidad es muy distinta.

Mir-Hossein Mousavi fue Primer Ministro de Irán entre 1981 y 1989, en ambos casos siendo presidente el Ayatolá Jamenei. Fue el popular Primer Ministro del fallecido Imán Jomeini, fundador de la Revolución Islámica, del cual recibió elogios con frecuencia y en diversas ocasiones.

Al finalizar su primer mandato, el Ayatolá Jamenei se mostró reacio a nombrarle Primer Ministro por segunda vez, ya que creía que había otras personas competentes que podían desempeñar ese cargo. Sin embargo, algunos de los principales clérigos de entonces, como el General de División Mohsen Rezaei (antiguo Jefe de Estado Mayor del Ejército de Guardianes de la Revolución Islámica) acudieron ante el Imán Jomeini para decirle que Mir-Hossein Mousavi (que fue Primer Ministro durante los años de la guerra) gozaba de gran popularidad entre los combatientes, y que a esos jóvenes soldados que estaban luchando contra las fuerzas del dictador Saddam les proporcionaría esperanzas y energía. Con el fin de persuadir al Ayatolá Jamenei de que ampliara el mandato de Mousavi como Primer Ministro, el Imán Jomeini realizó una declaración histórica para perpetuar a Mir-Hossein Mousavi como destacada figura revolucionaria de la historia contemporánea de Irán: «Como ciudadano, anuncio que seleccionar a cualquier persona que no sea este caballero (Mir-Hossein Mousavi) constituye una traición al Islam».

Mousavi ha sido presentado ante el mundo como un importante reformista; sin embargo, la reforma y el cambio que busca se enmarcan dentro de la República Islámica de Irán, y siempre ha abogado por el papel de la jurisprudencia como juez definitivo, postura que hasta el momento ha «salvado al país de los golpes de Estado». Los observadores y expertos occidentales que retratan a Mousavi como un líder de la oposición y tratan de asociarle a los movimientos antirrevolucionarios de Usamérica e Israel están bastante equivocados.

A lo largo de los últimos días, la sección persa de Radio Israel emitía noticias exclusivas y programas «urgentes» para cubrir la «crisis de Irán» invitando a «expertos» e «intelectuales» que unánimemente instaban a los partidarios de Mir-Hossein Mousavi a lanzarse a las calles, pedir la transformación del gobierno islámico y desestabilizar los transportes, las empresas y la vida cotidiana quemando instalaciones públicas, mezquitas, universidades y comercios. Las manifestaciones pacíficas y no violentas de los jóvenes que protestaban y de los partidarios de la reforma de Mir-Hossein Mousavi que exigían que las autoridades «respetaran» oficialmente sus votos pronto se vieron mezcladas con las acciones ilícitas y criminales de mercenarios y agitadores respaldados por Usamérica e Israel con el fin último de provocar una «revolución de terciopelo» en todo Irán.

Uno de los comentarios más apreciados por el Líder Supremo era el que distinguía entre los rebeldes y los partidarios de Mir-Hossein Mousavi. En una reunión personal con Mir-Hossein, el Ayatolá Jamenei dejó claro que «los actos cometidos por rebeldes y agitadores violentos son independientes de» los de los partidarios de Mousavi, y quienes destruyen bienes públicos y propiedades privadas están llevando a cabo estos ataques sin ninguna finalidad política.

El conservador moderado Alí Larijani, Portavoz del Parlamento al que se considera una de las figuras más racionales y razonables de la campaña de los conservadores, ha dicho también ante la nación en un discurso emitido en directo por la televisión que «quienes bajo la máscara de los partidarios políticos de un cierto movimiento o candidato causan daños a propiedades públicas o paralizan la vida cotidiana de la gente no se encuentran entre quienes protestan para que se proteja la integridad de sus votos».

Añadió también que la República Islámica de Irán respeta la libertad de expresión y de manifestación, y rechaza con firmeza las protestas de los candidatos que consideran que ha habido irregularidades con sus votos: «Es necesario respetar la libertad de manifestación, y los encargados de conceder los permisos correspondientes deben colaborar y otorgarlos de manera constructiva».

Larijani, uno de los rivales de Mahmoud Ahmadinejad en las elecciones presidenciales de 2005, ha señalado también que ha mantenido «conversaciones telefónicas» con las autoridades del Consejo de los Guardianes, el máximo organismo electoral de Irán, encargado de inspeccionar y supervisar la cualificación de los candidatos para la ronda final de las elecciones y de examinar la credibilidad definitiva de los votos, y ha sugerido mecanismos para facilitar la investigación de las reclamaciones presentadas por los candidatos derrotados.

 

 


Fuente: http://palestinethinktank.com/2009/06/20/the-idol-breaker-ahmadi-and-where-are-my-votes/

Artículo original publicado el 20 de junio 2009

Sobre el autor

Kourosh Ziabari, Ana Atienza, Manuel Cedeño Berrueta y Atenea Acevedo son miembros de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüística. Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, al traductor, al revisor y la fuente.

URL de este artículo en Tlaxcala: http://www.tlaxcala.es/pp.asp?reference=7920&lg=es