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Echar el freno a los avances del libre comercio

Al otro lado de la valla

Fuentes: La Jornada

El 10 de septiembre de 2003, el líder campesino coreano Lee Kyun Hae se inmoló alzado en una valla de Cancún. A un lado de ésta, acompañando a Lee, millares de manifestantes venidos de todos los continentes, la mayoría pequeños campesinos, miembros del movimiento internacional Via Campesina. Al otro lado de la valla hileras de […]

El 10 de septiembre de 2003, el líder campesino coreano Lee Kyun Hae se inmoló alzado en una valla de Cancún. A un lado de ésta, acompañando a Lee, millares de manifestantes venidos de todos los continentes, la mayoría pequeños campesinos, miembros del movimiento internacional Via Campesina. Al otro lado de la valla hileras de policías que protegían la reunión de la Organización Mundial del Comercio, la OMC. Lee sostenía una bandera que decía: «¡La OMC mata a los campesinos!» Ese año fracasaron las negociaciones de la OMC que buscaban ampliar las medidas de liberalización de la agricultura mundial.

El pasado mes de julio, en un nuevo intento, se remprendieron las conversaciones de la OMC en Ginebra, que acabaron otra vez colapsadas. Para los postulados que defendía Lee y los que defiende Via Campesina el echar el freno a los avances del libre comercio es una buena noticia. La apertura de los mercados agrícolas se ha demostrado que no beneficia a las familias que viven de la agricultura o la pesca tradicional. La eliminación de barreras arancelarias (en aras de la competencia) deja desprotegidos a millones de familias frente a las grandes corporaciones agroindustriales que -inclusive favorecidos con subvenciones a la exportación- pueden colocar sus productos a precios más bajos que los que puede ofrecer el productor local.

Por otro lado, cuando los partidarios del libre comercio argumentan que estas medidas permitirán a los países más pobres luchar contra la pobreza gracias a introducir sus productos en los mercados de los países más industrializados, sólo tenemos que pensar en los estragos que históricamente provocan estas estrategias: los índices de la pobreza rural en los países del sur crecen a medida que crece su capacidad exportadora de alimentos convertidos en mercancías: sean bananos, café, algodón, langostinos o soya. La furia neoliberalizadora no se detiene tal como advierte el sitio web: www.bilaterales.org: «poderosos gobiernos -especialmente Estados Unidos y Europa- se mueven sigilosamente para firmar acuerdos bilaterales de libre comercio e inversión de largo alcance, con miras a lograr lo que ellos y sus empresas trasnacionales no habían podido obtener en el ámbito multilateral».

De nuevo los movimientos sociales campesinos de muchos países están plantando cara, poniendo en dificultades la implantación de acuerdos de estas características. La red que ha tejido la Via Campesina les ha permitido conocer de sus hermanos campesinos e indígenas mexicanos los resultados que provocan acuerdos como el TLCAN. Condenando a miles de familias mexicanas que ya no pueden comercializar su maíz (el alimento sagrado de la cultura maya). Las grandes corporaciones de Estados Unidos cosechan con maquinaria pesada toneladas de maíz transgénico, regándolo con litros de pesticidas que con ayudas económicas para su exportación envían… al otro lado de la valla.

Gustavo Duch Guillotes Director de Veterinarios sin Fronteras