Traducción para Rebelión de Juan Vivanco
Acaba de celebrarse en Porto Alegre, Brasil, el Foro Social Mundial, con la participación de cientos de miles de militantes altermundistas, unidos en su afán de «cambiar el mundo». Pero América Latina sigue a merced de los países ricos y devastada por las prácticas depredadoras del capitalismo neoliberal. Trataremos de esbozar una muy breve visión panorámica del subcontinente en este comienzo del año 2005.
Recomposición imperialista
Se está produciendo una recomposición significativa del imperialismo, en particular el del gran vecino del norte, Estados Unidos. A pesar de las rebeliones populares y la proliferación de crisis políticas, Washington ha cosechado varios éxitos durante los últimos años en su tarea de fortalecer su control de las riquezas latinoamericanas.[i] El gobierno de Bush ha logrado imponer -o está a punto de hacerlo- acuerdos bilaterales de libre cambio con varios países de importancia clave como Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia. Mediante estos acuerdos, que entre otras cosas ratifican la privatización masiva de la economía, la desregulación de unos servicios públicos ya deficientes y la sumisión incondicional a los dictados del FMI, Estados Unidos lleva adelante su plan de crear una Zona de Libre Comercio de las Américas (ZLCA). La meta final es crear un vasto mercado «americano», o lo que es lo mismo, una inmensa zona de acumulación de capital y pillaje de los recursos bajo el control de la patronal estadounidense. Al mismo tiempo, la deuda externa que ahoga a América Latina sigue en aumento, con altas tasas de pago en Brasil y Méjico. Esta evolución forma parte del endeudamiento vertiginoso del tercer mundo en su conjunto, condenado a arrastrar una deuda externa que en realidad ya está liquidada con creces mediante el pago de los intereses. Según el Banco Mundial, si en 1980 los llamados «países en desarrollo» acumulaban una deuda externa cercana a los 580.000 millones de dólares, poco más de veinte años después ya sobrepasa los 2,4 billones, es decir, cuatro veces más…[ii] Para completar este cuadro perverso, a la creación de la ZLCA y el crecimiento desmesurado de la deuda se añade la militarización de América Latina. Las fuerzas armadas estadounidenses están en plena expansión en casi todos los países, con la notable excepción de Venezuela y Cuba. Esta proliferación militar-industrial imperialista toma, en concreto, los nombres de «Plan Colombia» y «Plan Puebla Panamá».[iii] Con el pretexto de luchar contra el «terrorismo» y el narcotráfico, Estados Unidos despliega tropas en todo el hemisferio con un propósito claro: sofocar cualquier rebelión contra el orden imperial y asegurar a sus multinacionales la extracción de plusvalía. Uno de sus últimos logros en este sentido ha consistido en legitimar la intervención y ocupación militar de Haití, seguida de un golpe de estado contra su presidente democrático, perpetrado por varios países latinoamericanos con la firme participación del gobierno francés. Por lo demás, conviene dejar bien claro que las multinacionales de la Unión Europea (UE) no se quedan a la zaga y participan plenamente en el saqueo del continente. Este es otro motivo para denunciar el contenido de los tratados bilaterales de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur en vísperas de su ratificación, pues no harán más que reforzar la dependencia y el empobrecimiento de los pueblos de América Latina.
Una situación social y política catastrófica
Si unos organismos como el Banco Mundial y la ONU disertan sobre la buena salud económica de América Latina, es a costa de millones de vidas sacrificadas en el altar del lucro. En países grandes, como Argentina y Méjico, casi la mitad de la población vive ya por debajo del umbral de la pobreza. En América Central la pobreza afecta al 60% de la población hondureña y guatemalteca, al 46% de la nicaragüense y al 43% de la salvadoreña. En Bolivia, con 9 millones de habitantes, todos los años mueren de enfermedades fáciles de curar 15.000 niños menores de cinco años. En Brasil más de 32 millones de personas ganan menos de un dólar diario.[iv] Una situación tan catastrófica sólo puede ser el resultado de una alianza entre el capital financiero internacional y las burguesías locales. En esta arquitectura mundial del intercambio desigual y combinado, la inmensa mayoría de los gobiernos se conforman con ser aliados serviles de la «World Company». Sin embargo, la reciente aparición de gobiernos que se presentan como progresistas es el reflejo indirecto de que una parte de las clases populares latinoamericanas aspiran al cambio social y procuran organizarse políticamente con una perspectiva antiimperialista. En el Cono Sur muchos militantes de izquierdas han saludado con esperanza la llegada al gobierno uruguayo del Frente Amplio (alianza de partidos de izquierdas). Aunque da la impresión de que este gobierno también está marcado por lo que yo llamaría el síndrome de «social liberalización» aguda, con la consiguiente sumisión a las instituciones financieras internacionales.[v] Es la misma «enfermedad» política que aqueja al gobierno de Gutiérrez en Ecuador, así como al de Lula y a la mayoría de los dirigentes del Partido de los Trabajadores en Brasil.[vi] Como ya se viera en Argentina en diciembre de 2001, el gran y difícil reto, tanto para Latinoamérica como para otras latitudes (aunque en distinto grado, por las diferentes circunstancias históricas), consiste en lograr conformar grandes partidos anticapitalistas, masivos y capaces de proponer a los oprimidos y sus aliados una perspectiva de clase, una orientación socialista y democrática, feminista y ecologista, internacionalista y respetuosa con los derechos a la autodeterminación de los pueblos indígenas.
El resurgimiento de las luchas sociales
Pese a las dificultades de orden político, los movimientos sociales siguen en la brecha. Siguen luchando y proclamando que otro mundo no sólo es posible, sino sobre todo necesario. En esas están, entre otros, el Movimiento de los Sin Tierra de Brasil, los obreros argentinos de las fábricas autogestionadas, las poblaciones indígenas de Chiapas, en Méjico, y las del pueblo boliviano, que con su lucha resuelta han logrado expulsar a una filial de Lyonnaise des eaux, multinacional francesa que pretendía hacerse con el control del agua de La Paz, capital de Bolivia.[vii] Y tenemos sobre todo el movimiento social venezolano, que podría despejar el camino para un proceso radical latinoamericano de liberación. La revolución bolivariana ha resistido los embates de la oposición y la CIA, y las clases populares respaldan firmemente el gobierno de Chávez. Para los revolucionarios venezolanos el desafió consiste ahora en poner en práctica la «revolución en la revolución» anunciada por el presidente Hugo Chávez. Será el modo de superar las debilidades intrínsecas del chavismo e imponer un proceso de apropiación social de los principales medios de producción del país, la mayoría de los cuales siguen en manos del capital financiero extranjero.[viii] De modo que, una vez más, la esperanza renace de sus cenizas y las luchas latinoamericanas tienen mucho que demostrar y enseñarnos. Paralelamente, en cuanto al movimiento social y a los militantes revolucionarios europeos, nuestra principal tarea -a muy corto plazo- es oponernos tajantemente al proyecto de constitución liberal europea. Sobre todo cuando se sabe que la UE también pretende promover este tratado en América Latina y el Caribe. Asi, no es sólo una batalla por una Europa social y democrática, por una Europa de los trabajadores; también somos conscientes de que nuestras luchas, aquí, contra el neoliberalismo, son la mejor forma de expresar nuestra solidaridad con los pueblos hermanos del tercer mundo que tienen que enfrentar el imperialismo.
Franck Gaudichaud es politólogo y coordinador, con el historiador Mario Amorós, de la sección Chile de la revista electrónica www.rebelion.org.
[i] J. Petras, «América Latina: realineación política e imperio», Rebelión, 22 de noviembre de 2004 (www.rebelion.org).
[ii] Eric Toussaint, «Dette extérieure et liberté de circulation des capitaux», CADTM, 19 de junio de 2004 (www.cadtm.org).
[iii] Braulio Moro, «Une recolonisation nommée «plan Puebla-Panamá»», Le Monde Diplomatique, diciembre de 2002.
[iv] Xavier Caño Tamayo, «Amérique latine: bonnes expectatives économiques, et alors?», RISAL, 13 de enero de 2005 (http://risal.collectifs.net/).
[v] Véase el análisis crítico de Ernesto Herrera, miembro de una corriente minoritaria del Frente Amplio y de la Cuarta Internacional (SU), en la revista Inprecor, n.º 498-499, octubre-noviembre de 2004 (http://www.inprecor.org/).
[vi] E. Sader, «Rendez-vous manqué avec le mouvement social brésilien», Le Monde Diplomatique, enero de 2005, y Palavra Crusada, «La consolidation du «nouveau PT»», Inprecor, n.° 500, diciembre de 2004.
[vii] «Triunfo del pueblo boliviano contra las privatizadas del agua», Rebelión, 14 de enero de 2005 (www.rebelion.org).
[viii] Véase el dossier Venezuela en la revista Inprecor, n.° 500, diciembre de 2004 (http://www.inprecor.org/).