Con una mención especial al conflicto palestino-israelí, el secretario general de la ONU reconoció que los retos que se marcó hace diez años no sólo no se han cumplido sino que se han agravado. Lo que tampoco le impidió, en su discurso-testamento, reivindicar «el papel indispensable» de la ONU para responder a las crisis de […]
Con una mención especial al conflicto palestino-israelí, el secretario general de la ONU reconoció que los retos que se marcó hace diez años no sólo no se han cumplido sino que se han agravado. Lo que tampoco le impidió, en su discurso-testamento, reivindicar «el papel indispensable» de la ONU para responder a las crisis de la actualidad.
Annan lanzó un vibrante llamamiento a la llamada «comunidad internacional» para que ponga fin al conflicto entre Israel y el pueblo palestino.
En su discurso-testamento ante la Asamblea General de la ONU, Annan, que abandonará su cargo en diciembre, calificó este conflicto como el mayor desafío actual a la seguridad mundial. «No hay ningún otro conflicto que contenga semejante carga simbólica y emocional entre gentes incluso tan alejadas del campo de batalla», señaló a los delegados de los 192 estados miembros.
«Mientras los palestinos vivan bajo la ocupación, expuestos a la frustración y a humillaciones cotidianas, mientras los israelíes sigan siendo despedazados por las bombas en los autobuses o en las discotecas, las pasiones seguirán estando inflamadas por doquier», añadió.
Fiel a la falsa equidistancia occidental, Annan trajo a colación imágenes olvidadas desde hace meses las principales organizaciones palestinas mantienen una tregua en sus ataques en suelo israelí. Por contra, y ayer mismo, un miliciano palestino fue abatido en una incursión israelí y una joven palestina embarazada moría en un puesto de control israelí.
En la misma línea, añadió que si el Consejo de Seguridad no pone fin a 60 años de conflicto «forzando a ambas partes a cumplir las resoluciones, se resentirá el respeto a la ONU y se cuestionará su imparcialidad».
Amarga confesión
No se olvidió del reciente y sangrante conflicto de Darfur, escenario de una guerra civil que ha dejado desde febrero de 2003 más de 200.000 muertos. «Otra vez un gran desafío nos llega desde Africa, desde la región de Darfur, donde el espectáculo de hombres,mujeres y niños expulsados de sus hogares por la muerte, la violencia o el incendio de sus poblados convierte en urgente nuestra pretensión, en tanto que comunidad internacional, de proteger a su población».
Objetivos incumplidos
En un repaso de la situación mundial más genérico, Annan recordó que, cuando asumió el cargo citó una economía mundial injusta, los desórdenes mundiales y el frecuente desprecio a los derechos humanos como los principales desafíos», para confesar que, «los acontecimientos de estos diez años no los han resuelto sino que los han agudizado».
«En consecuencia añadió nos encontramos actualmente enfrentados a un mundo en el que las divisiones amenazan la noción misma de comunidad internacional, sobre la que precisamente esta institución reposa», recordó.
Ello no le impidió exaltar el papel indispensable de la ONU. Así, aseguró que su reciente viaje a Oriente Medio para mediar en la crisis provocada por la agresión israelí a Líbano, habría mostrado «que la ONU puede ser fuerte cuando todo el mundo pide su presencia».
«Cedo mi plaza a otros con un sentimiento obstinado de esperanza en nuestro futuro en común», concluyó.
Chirac trata de atemperar la agresividad de Bush contra el Gobierno iraní
GARA
NUEVA YORK
Las condolencias sobre la crisis de Darfur y las recetas de «solución» del polvorín de Oriente Medio, recetas que las más de las veces esconden el control de esta región estratégica, centraron las primeras intervenciones de los jefes de Estado ante la Asamblea.
El presidente de EEUU, George W. Bush, fue aplaudido, aunque tímidamente, tras un discurso en el que mostró la vocación ingerencista en esta zona del mundo. El inquilino de la Casa Blanca llegó a presentarse como el valedor de los deseos del pueblo iraní y aseguró que «el gran obstáculo es que sus mandatarios han elegido negarles la libertad y usar los recursos de su país para patrocinar el terrorismo y buscar la fabricación de armamento nuclear». Obvió que sus mandatarios fueron elegidos en comicios democráticos y volvió a acusar sin pruebas a Irán, tal y como hizo en su día contra Irak.
Con la sombra de la crisis de este país ocupado, concedió, eso sí, que EEUU «no tiene ningún problema con la existencia de un programa nuclear con fines pacíficos» y reiteró su apuesta por una salida diplomática.
Bush presentó una imagen para él idílica de un Oriente Medio liderado por lo que para él son «las fuerzas moderadas». «Desde Beirut a Bagdad, la gente está eligiendo la libertad, y la gente en esta Asamblea también debe hacer una elección», señaló en referencia a los ocupados iraquíes y a los bombardeados libaneses.
En su turno de intervención, el presidente francés, Jacques Chirac, defendió que «el diálogo debe prevalecer» con Irán y apostó por iniciar negociaciones. El inquilino del Elíseo insistió en su apuesta, que busca atemperar el objetivo estadounidense de imponer sanciones a Teherán.
Respecto al conflicto palestino-israelí, Chirac apeló a la celebración de una conferencia internacional «para restablecer la confianza» entre ambas partes. «El status quo es insoportable», insistió, para pedir «que una reunión rápida del Cuarteto lance la preparación de una conferencia internacional».
Una conferencia «que ponga las bases de un nuevo futuro en Oriente Medio, con los pilares de la seguridad colectiva, la integración económica y el diálogo de culturas».
Tras las intervenciones de Bush y Chirac, que abrieron la sesión, todos los ojos estaban puestos en el presidente iraní, Mahmud Ahmedineyad, quien tenía previsto dar su discurso entrada la tarde (madrugada en Euskal Herria).
Ahmedineyad y Bush compartían mesa, que no cubiertos, en la comida ofrecida por el anfitrión, Kofi Annan.
Abbas se topa de lleno con la intransigencia de EEUU
El presidente de la ANP, Mahmud Abbas, comenzó ayer con un fracaso su intento de que Occidente levante su castigo contra la población palestina. Tras reunirse con la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, fuentes de la ANP confirmaron que ésta reiteró su exigencia de que el incipiente gobierno de unidad al-Fatah-Hamas acepte todas las exigencias del Cuarteto. Que se subordine, en definitiva, a la preeminencia de Israel en una eventual negociación. Para ello debería reconocer al Estado de Israel y hacer suyas todos los acuerdos alcanzados hasta la fecha con el Ejecutivo israelí. –