Un test para que los extranjeros residentes en Australia que aspiran a la ciudadanía demuestren sus conocimientos sobre «los valores, las tradiciones, la historia y los símbolos nacionales» recibe críticas por «estúpido» y «xenófobo». Desde esta semana, los solicitantes de la nacionalidad australiana están obligados a responder correctamente al menos 12 de 20 preguntas de […]
Un test para que los extranjeros residentes en Australia que aspiran a la ciudadanía demuestren sus conocimientos sobre «los valores, las tradiciones, la historia y los símbolos nacionales» recibe críticas por «estúpido» y «xenófobo».
Desde esta semana, los solicitantes de la nacionalidad australiana están obligados a responder correctamente al menos 12 de 20 preguntas de múltiple opción para lograr ese objetivo.
Pero las autoridades, al imponer el examen, «no consideran la real composición cultural de Australia», advirtió Max Jeganathan, portavoz de la organización Libertades Civiles (CLA, por sus siglas en inglés).
«Están intentando, de modo autocrático, imponer una cierta cultura los inmigrantes y a nuevos ciudadanos», sostuvo Jeganathan.
El gobierno publicó un manual de 46 páginas, titulado «Becoming an Australian Citizen» («Convertirse en un ciudadano australiano»), que los aspirantes a la nacionalidad deben estudiar, y que contiene la respuesta a 200 preguntas que pueden presentarse en el examen.
La CLA no se opone a la imposición de una prueba de conocimientos sobre la cultura y la sociedad de este país, dijo Jeganathan, quien reside en Australia desde comienzos de los años 80, cuando, a los seis meses de edad, llegó de su Sri Lanka natal en carácter de refugiado.
Pero consideró que cualquier test de ese tipo debería reflejar los valores democráticos de Australia, y en un «sentido muy, muy general».
El test, que comenzó a implementarse el lunes, puede incluir preguntas sobre la flora, la fauna y las estrellas del deporte de Australia. Se trata de «un filtro superficial, basado sobre una lectura muy estrecha de lo que es realmente la cultura nacional», dijo Jeganathan a IPS.
El conocimiento sobre «los valores democráticos de Australia» no se demuestra respondiendo preguntas «sobre Don Bradman, la flor nacional y Rod Laver», sostuvo. Bradman es jugador de cricket, y Laver, tenista.
Entre los valores «de la Australia moderna» destacados por el manual figuran la libertad de expresión, la igualdad de oportunidades y la igualdad de hombres y mujeres, que «reflejan fuertes influencias» como la ética judeo-cristiana, la institucionalidad británica y el inconformismo irlandés.
Jeganathan alegó que, con estas formulaciones, el gobierno intenta promover una monocultura anglo-celta a expensas de la identidad multicultural.
«Se olvidan de que los chinos, los indios y los libaneses expatriados contribuyen con la cultura australiana en la misma medida que un anglo-australiano nacido en Australia con herencia británica o irlandesa», dijo.
«El gobierno es realmente xenófobo y paranoico respecto de quienes que se parecen al primer ministro John Howard o al ministro de Finanzas Peter Costello», señaló Jeganathan, calificó el test de «racista».
Por otra parte, apenas 11 de más de 384 del capítulo sobre la historia australiana se concentra en la población aborigen antes de la llegada de los exploradores y colonos europeos.
El manual minimiza la lucha de los europeos contra los indígenas, e indica que la población nativa «declinó dramáticamente durante el siglo XIX y principios del XX debido a varios factores, incluidos los conflictos con los nuevos colonos y especialmente el impacto de nuevas enfermedades».
«Excepto por batallas a pequeña escala entre colonos y aborígenes, Australia ha sido un país destacadamente pacífico», asegura.
Partidos políticos pequeños también manifestaron su oposición al manual y al test.
Los Verdes exigieron que se lo elimine y que su financiamiento, de unos 12,3 millones de dólares previstos para cuatro años, se destine al programa oficial de enseñanza del inglés a los inmigrantes.
La senadora Lyn Allison, líder del opositor Partido Demócrata, dijo que la historia y los valores contenidos en «Becoming an Australian Citizen» son una creación del gobierno del Partido Conservador, y que la prueba es «estúpida».
Allison cuestionó en una alocución filmada y divulgada por Internet el carácter «pacífico» del pueblo australiano. «Esto se da de bruces» con una «maquinaria de guerra» instalada a un costo de 36.600 millones de dólares» y con «el envío de tropas a una guerra sangrienta en Iraq, que se cobró más de 600.000 vidas», afirmó.
Los aspirantes a la ciudadanía pueden prepararse para el test bajo la guía de un tutor en el sitio web del Departamento de Inmigración y Ciudadanía, de donde también puede bajarse una copia de «Becoming an Australian Citizen».
Los postulantes pueden dar un examen de prueba en el portal. La primera pregunta se refiere a uno de los aspectos más controvertidos del librillo del gobierno.
A los participantes se les da a elegir una entre tres opciones sobre una «responsabilidad para todo ciudadano». La correcta es «unirse a los australianos para defender Australia y su modo de vida, si se suscita la necesidad».
«¿Qué ocurriría si yo fuera anciana o tuviera hijos pequeños?», se preguntó la senadora Allison.
Para Jeganathan, la pregunta y su única respuesta correcta posible implican que se exige a los aspirantes a la ciudadanía «apoyar el concepto de servicio militar».
«Deberíamos estar dispuestos a tener aquí ciudadanos que no necesariamente quieran defender a Australia» armas en mano, «aunque no tengan ciudadanía extranjera o no le deban lealtad a otro país «, argumentó.
Un portavoz del ministro de Inmigración y Ciudadanía Kevin Andrews dijo a IPS que defender al país mediante las armas «es una responsabilidad de ser australiano».
Consultado sobre la posible negativa de la ciudadanía australiana a quien no esté dispuesto a cumplir con esa «responsabilidad», el portavoz respondió que eso «será evaluado caso por caso».
Otra pregunta posible es la flor nacional de Australia, la acacia dorada. «¿Se le debería negar a alguien la ciudadanía australiana y por lo tanto el voto porque no sabe esta respuesta?», se preguntó Alison.
«No habría nada malo en que un ciudadano australiano originario de China no sepa quien fue Don Bradman, o que no le importe quien fue Rod Laver», agregó Jeganathan. «Eso no lo vuelve a uno menos australiano.»