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Bicentenario de la deuda de la independencia de Haití, «una injusticia histórica»

Fuentes: Rebelión [Foto: El militar francés Barón de Mackau presenta la ordenanza de pago al presidente de Haití, Jean-Pierre Boyer, en 1825]

Traducido del francés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

El 17 de abril de 1825 el rey Charles X [de Francia] estampaba su firma en un documento que iba a sellar durante varios siglos el destino del joven Estado de Haití. Veintiún años después de que acabara la revolución que llevaron a cabo las y los esclavos de Santo Domingo, Francia reconocía por fin la nación libre de Haití, pero a costa de unas condiciones estrictas. En una ordenanza que ahora se ha calificado de «deuda de la independencia» la Francia de la Restauración imponía a su antigua colonia un arancel comercial privilegiado para sus intercambios comerciales que incluía «derechos reducidos a la mitad» y le exigía la colosal cifra de 150 millones de francos para «indemnizar a los antiguos colonos que reclamarán una indemnización».

«Es a la vez una especie de ultimátum y un texto expeditivo, puesto que solo contiene tres artículos», resume Frédéric Thomas, doctor en Ciencias Políticas e investigador en el Centro Tricontinental (CETRI) de Lovaina la Nueva (Bélgica). «Francia concede una independencia que Haití ya se había ganado con enorme esfuerzo en 1804 a condición de que Haití le dé un acceso privilegiado y de que indemnice a los antiguos colonos con una cifra considerable. Es una manera de reescribir la historia retomando la iniciativa», explica este especialista en Haití.

«Neocolonizar por medio de la deuda»

El reino de Francia tardó años en reconocer la victoria de los antiguos esclavos haitianos. El joven Estado estaba aislado en el concierto de las naciones, como señala Frédéric Thomas: «En un mundo que todavía era extremadamente colonial y esclavista era una aberración que antiguos esclavos hubieran podido liberarse por sí mismos y vencer a la mayor potencia armada mundial de la época. Por consiguiente, ningún país quería reconocer a Haití antes de que lo hiciera Francia».

Después de los intentos fallidos de restablecer el orden colonial esclavista, la monarquía decide finalmente conceder la independencia, pero con la mira puesta en objetivos económicos. «En vez de recolonizar Haití, Francia lo va a neocolonizar por medio de la deuda», señala Frédéric Thomas. La cantidad exigida, que supuestamente corresponde al 10 % del valor del conjunto de los bienes de los antiguos colonos desposeídos en 1804, es considerable. Según ha investigado la historiadora Gusti-Klara Gaillard-Pourchet de la Universidad del Estado de Haití, «representa en ese momento más de diez años del total de los ingresos fiscales de Haití en 1825» [es muy útil la lectura de este estudio].

Francia utiliza todos los medios de los que dispone para obligar al gobierno haitiano a someterse a este dictado. En julio de 1825 amenaza a su antigua colonia con someterla a un bloqueo marítimo enviando una escuadra de catorce buques frente a la costa de Port-au-Prince. El presidente «vitalicio» de Haití Jean-Pierre Boyer accede firmar la ordenanza de Charles X.

Para poder pagar la cantidad que se le reclama el país va a tener que pedir préstamos a bancos franceses a un interés usurero. Este fenómeno de endeudamiento se califica actualmente de «doble deuda» haitiana. «Estos préstamos en unas condiciones muy desfavorables se añaden a la creación de la Banque Nationale d’Haïti, que controlará Francia», explica Frédéric Thomas.

Un freno para el desarrollo

Según Gusti-Klara Gaillard-Pourchet, finalmente esta deuda de la independencia se saldará en 1878 y el préstamo extranjero se reembolsará en 1922, durante la ocupación estadounidense. En opinión de esta historiadora, «esta deuda colonial contribuyó por medio de los mecanismos financieros impuestos a frenar de forma duradera el desarrollo del joven Estado independiente».

El New York Times llega a la misma conclusión en una investigación publicada en 2022. Según sus cálculos, Haití «ha pagado unos 560 millones de dólares en valor actual. Pero esta cantidad está lejos de corresponder al déficit económico real sufrido por el país. Si ese dinero hubiera permanecido en la economía haitiana y hubiera podido fructificar en ella a lo largo de los dos últimos siglos al ritmo actual de crecimiento del país en vez de ser enviado a Francia sin bienes ni servicios a cambio, habría acabado aportado a Haití 21.000 millones de dólares», precisa el diario estadounidense. Como pone de relieve este periódico basándose en un estudio internacional realizado por varios profesores universitarios en 2021, el destino de Haití habría sido muy diferente sin esa ordenanza del 17 de abril de 1825: «Si Haití no hubiera tenido que indemnizar a sus antiguos amos, la renta per capita de su población en 2018 habrían sido casi seis veces más alta y comparable a la de la vecina República Dominicana».

Frédéric Thomas está de acuerdo con estas conclusiones. También considera que el año 1825 marca el inicio «de una injerencia normalizada en Haití. Docientos años después continuamos en el mismo sistema. Los actores internacionales no dejan de intervenir en el país al llegar a acuerdos con la oligarquía, siempre en detrimento de la población», señala en referencia a las diferentes crisis que han afectado recientemente a la antigua colonia, incluido el mortífero terremoto de 2010.

Por consiguiente, esta doble deuda todavía tiene consecuencias para el país más pobre del Caribe, en el que la crisis humanitaria no deja de empeorar y la situación institucional sigue siendo muy inestable. Según la ONU, seis millones de personas, esto es, aproximadamente la mitad de la población, necesitan ayuda y padecen inseguridad alimentaria extrema.

¿Disculpas y una comisión?

Según el ministro de Asuntos Exteriores francés Jean-Noël Barrot, el presidente Emmanuel Macron debe anunciar el jueves 17 de abril «varias iniciativas» con motivo del bicentenario del reconocimiento de la independencia de Haití. «El presidente de la República indicó que no se debía olvidar nuestro pasado común y que era responsabilidad de Francia mantener viva la memoria de la esclavitud tanto en todo el territorio nacional, como en Haití», declaró en el Senado la semana pasada sin precisar más, mientras que el presidente de Haití había mencionado el pasado mes de enero un «devolución» por parte de París de la indemnización de la independencia.

A medida que se acerca este aniversario se oyen algunas voces que reclaman acciones concretas. Monique Clesca, exfuncionaria de la ONU y militante a favor de la democracia en Haití, pidió en France 24 al presidente francés que reconociera que «ha habido un injusticia histórica» respecto a la indemnización de la independencia. Esta escritora y periodista sugiere que se establezca una comisión internacional haitiana y francesa para examinar la situación y evaluar posibles indemnizaciones. Insiste en que Emmanuel Macron pude «hacer un acto noble, un acto que quizá para la población francesa sea un acto heroico».

A su vez, las y los historiadores Sabine Cadeau, Michael Kwass y Mary Lewis recuerdan en un artículo de opinión publicado en el diario Libération que la población de Haití «fue obligada a pedir un préstamo para indemnizar a quienes la habían esclavizado». Por consiguiente, piden que se cree «una comisión francesa encargada en estudiar la devolución de la deuda de 1825 e indemnizaciones debido a la esclavitud que la había precedido» (1).

Frédéric Thomas, por su parte, teme que «el presidente francés haga un anuncio grandilocuente pero irrealizable». Para este especialista en Haití, por supuesto es necesaria una política de reparación, pero también cambiar la mirada sobre la antigua colonia dos siglos después del reconocimiento de su independencia: «Hay que dejar de presentar a Haití bajo la máscara de víctima impotente de las catástrofes naturales o de víctima de la barbarie del caos de las bandas armadas. También es una población que no deja de resistir a los diferentes males que le azotan. Sobre todo, hay que reconocer el lugar que ocupa Haití en la historia y también la responsabilidad que tiene Francia en las dificultades que atraviesa el país» (publicado en la página web de France 24 el 16 de abril de 2025).

Nota de la redacción de A l’Encontre:

(1) Jérôme Gautheret concluye así su artículo sobre la «doble deuda» publicado en Le Monde el 17 de abril: la reivindicación de Haití «también tiene la virtud en Francia de sacar a la luz otras demandas de indemnizaciones, las de las antiguas colonias que se han convertido en departamentos: Guadalupe, Martinica y La Reunión. También en esos casos el Estado francés eligió indemnizar (con 136.000 millones de francos oro) a los antiguos propietarios de esclavos y a sus herederos, en vez de a las víctimas y a sus descendientes».

Texto original: https://alencontre.org/europe/france/bicentenaire-de-la-dette-dindependance-dhaiti-une-injustice-historique.html

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar a la autora, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.