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Nueva Zelanda

Campaña de apoyo a Wilderland, una comunidad y centro educativo autosostenible bajo la amenaza del gobierno local

Fuentes: Rebelión

Wilderland, una comunidad y centro educativo autosostenible en Nueva Zelanda, con 50 años de historia se enfrenta a la amenaza del gobierno local y necesita vuestra ayuda solidaria. Kia Ora (saludo maorí) desde Wilderland, ¿Quiénes somos? Wilderland es una fundación educacional sin ánimo de lucro basada en Aotearoa / Nueva Zelanda con la intención de […]

Wilderland, una comunidad y centro educativo autosostenible en Nueva Zelanda, con 50 años de historia se enfrenta a la amenaza del gobierno local y necesita vuestra ayuda solidaria.

Kia Ora (saludo maorí) desde Wilderland,

¿Quiénes somos?

Wilderland es una fundación educacional sin ánimo de lucro basada en Aotearoa / Nueva Zelanda con la intención de inspirar y demostrar cómo es posible vivir de forma sostenible mediambientalmente y fomentando el desarrollo personal de sus visitantes.

Aunque no nos consideramos exactamente una «Comunidad Intencional», representamos muchos de los principios inherentes a las mismas. Un grupo de unas 25 personas (incluyendo 5 niños) vivimos de forma comunitaria en un precioso trozo de tierra compartiendo el mismo objetivo: crear un espacio en el que enseñar y demostrar a los visitantes formas alternativas de hacer las cosas. Desde la auto-organización política hasta la casi completa soberanía alimentaria.

La aventura comenzó hace 50 años cuando Dan y Edith Hansen compraron una tierra yerma y descuidada y la convirtieron en una productiva granja ecológica a la vez que regeneraron el bosque nativo neozelandés, con la ayuda de los innumerables voluntarios que vivieron y trabajaron durante años. La motivación de Dan, al que su condición de parapléjico nunca le limitó el trabajar la tierra o arrastrarse debajo de los tractores para repararlos, era simplemente cultivar comida ecológica para los pueblos cercanos. En 1992 los fundadores donaron la tierra a la recién creada Fundación Wilderland para continuar con su legado y ampliar la función educativa.

Wilderland es un ejemplo de vida sostenible en acción. Un centro educativo único donde todo tipo de personas -de todas las edades, nacionalidades y experiencia previa- trabajan, viven y aprenden juntas sobre cómo cultivar la tierra y cómo vivir con la mínima huella ecológica posible de forma cooperativa y autoorganizada. 

La actual situación

Cuando se construyeron las rústicas casas de Wilderland no había códigos legales de construcción. Con lo cual dichas casas no cumplían los requisitos actuales para edificios residenciales.

Hace tres años, el gobierno local empezó a exigir a Wilderland la renovación y adaptación de todos sus edificios bajo la amenaza de derruirlos inmediatamente. Tras la paralización de la demolición en el juzgado, Wilderland consiguió adaptar y legalizar todos sus edificios. Junto con el certificado de legalidad, el gobierno local también incluyó una factura de 35,000 NZD (unos 30,000 USD o 23,000 EUR) en concepto de impuestos por dichas viviendas, como si fuesen de nueva construcción.

La capacidad de ingresos de Wilderland es muy limitada y fundamentalmente provienen de la venta de frutas y verduras, miel y artesanía en mercados locales. Y los gastos son altos ya que los visitantes no pagan nada y su alojamiento y manutención están costeadas por Wilderland.

Durante los dos últimos años se ha estado pagando 50 NZD a la semana al gobierno local como parte de un plan a 5 años para saldar la deuda. Pero hace dos semanas, el gobierno local inició medidas legales para liquidar la fundación y vender sus activos en caso de no saldar el resto de la deuda (30,000 NZD) en el transcurso de un mes.

Conseguir ese dinero a través de financiación bancaria con una hipoteca sobre la tierra, además de no ser nuestra opción preferida, tampoco es una opción viable, ya que todos los bancos contactados han reusado financiar nuestra deuda basándose en motivos políticos o de imagen -ya que si tuviesen que ejecutar la hipoteca sobre una fundación sin ánimo de lucro repercutiría negativamente en su imagen corporativa.

Así que nuestra única opción son las donaciones solidarias, y para ello hemos iniciado una campaña de micromecenazgo.

El futuro

Durante los últimos años la lucha se ha centrado en la supervivencia ante las amenazas del gobierno local y la falta de ingresos suficientes. Una vez saldada la actual deuda podremos concentrarnos en la construcción de una casa para visitantes que proporcione un alojamiento digno y un entorno para poder desarrollar actividades educativas más formales y que constituyan otra fuente de ingresos para estabilizar nuestra precaria situación financiera actual y mejorar nuestra contribución al mundo.

Pablo Pérez, residente de Wilderland

Más información: (en inglés)

web: www.wilderland.org.nz o contact at wilderland.org.nz

Para más información acerca de nuestra actual campaña de micromecenazgo: www.igg.me/at/wilderland

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.