Categoría: Bolivia
El 2019, el golpe de Estado geopolítico ejecutado en Bolivia, movilizando todos los factores que grafican una “revolución de colores” (que, a nombre de la democracia, está diseñada precisamente para socavar los mismos cimientos democráticos), mostraba un interés particular en la geopolítica del dólar; esto se fue develando en el pronto y comedido apoyo de gobiernos de influencia gringa, y la propia OEA, al gobierno golpista que, como en el caso del posterior episodio golpista del Perú, se dio a llamar “gobierno de transición”.
Jeannine Añez, como es sabido, ha publicado su versión de lo ocurrido el 2019, bajo el título “Jeannine, de puño y letra”, pretendiendo remarcar que ahí está su verdad.
Desde hace 16 años el proceso de cambio ha ido produciendo una clase media que forma parte de la maquinaria estatal, y tiene otra forma de entender y hacer política, que ven a la formación política como algo innecesario, porque hacen política y toman decisiones políticas en un contexto institucional, pero donde falta la pasión política tan necesaria; así la clase media que vive en el mundo de la gestión estatal, creen que están sobrepolitizados por estar rodeados de política y de políticos, pero de otra pasta, porque están metidos en los vericuetos de la administración pública.
Una vez más la derecha en el país pretende insultar el sentido común de nuestro pueblo.
Un estudio realizado por el Programa Conjunto de ONU Bolivia (OIT, ONU Mujeres y PNUD) expone el perfil de estas trabajadoras y las principales brechas.